Varios DNI truchos, 700 mil dólares y un cuarto en un barrio semicerrado acondicionado para el corte y el estiramiento de cocaína a escalas que superan la venta al menudeo son los condimentos de un ajuste de cuentas con sello narco ocurrido este sábado en Pilar. La víctima fue un ciudadano uruguayo de 36 años que decía llamarse Marcelo González y al que le dispararon 10 tiros desde un Jeep Renegade negro. Enseguida, los investigadores anclaron ese ataque a otro similar ocurrido 17 días antes en esa misma localidad bonaerense: el objetivo había sido otro hombre nacido en Uruguay, quien resultó ileso tras la ráfaga de 17 balazos.
“La sospecha es que quien gatilló esa vez fue este González que ahora fue asesinado. Hay una mexicaneada dentro de la misma banda que tendría vínculos con criminales rosarinos”, deslizaban las fuentes consultadas por Infobae tras el crimen de este sábado que destapó una trama de traiciones en el seno de un clan narco y que tiene un detenido y dos prófugos. Todavía se desconoce la identidad del tal González.
En ese contexto, este lunes, este medio accedió al video del primer ataque, el que le adjudican al tal González, y que ocurrió el 25 de septiembre pasado a las 22.38 en la calle Camelias al 2300, también en Pilar. La víctima fue un joven uruguayo de 27 años al que le dispararon cuando llegaba a su casa a bordo de su BMW último modelo negro.
Como se ve en las imágenes que ilustran esta nota, no bien el joven se bajó del coche, frenó una camioneta Jeep Renegade negra sin patente. El que iba como acompañante, y que vestía un buzo rojo con capucha, se bajó arma en mano: una pistola calibre 9 milímetros.
“Dame las llaves del auto”, le gritó y la víctima empezó a correr para la esquina. El delincuente lo siguió a puro balazo sin suerte, hasta que se subió al coche en el que había llegado y se fue. El joven uruguayo, que había esquivado cada uno de los tiros, regresó ileso a su casa y encontró la puerta con la cerradura forzada. Le habían robado un bolso negro con un millón de pesos que guardaba en la habitación.
Los vecinos de la cuadra que se escucharon la ráfaga de tiros ese miércoles por la noche llamaron al 911. Los peritos de la Policía Científica de la Bonaerense levantarían en la escena del hecho 17 vainas servidas calibre 9 milímetros. Y como le habían robado plata en su casa y el delincuente le pidió las llaves del coche, la causa comenzó a investigarse como un hecho de inseguridad. Aunque la modalidad del tirador no encajaba en un caso común y corriente: fue a intentar matarlo.
Diecisiete días después, el crimen del tal González cambiaría toda la ecuación de ese presunto robo. Los investigadores creen que todo está vinculado a una banda narco que opera en Pilar con integrantes de origen uruguayo con vinculaciones con organizaciones criminales de Rosario y que “cuando tienen que ejecutar a tiros usan una Jeep Renegade”, comentaron las fuentes del caso.
Justamente, ese fue el modelo de coche que usó el homicida del tal González este sábado por la tarde en el barrio Monterrey, cuando lo sorprendió a bordo de su Chevrolet Tracker mientras esperaba que Teófilo, el padre de su socio, comprara gaseosas en un kiosco. Le disparó 10 veces, cuatro impactos de bala dieron en su cuerpo.
La camioneta del homicida fue secuestrada luego de ser abandonada en el barrio Astolfi y está radicada en Rosario. El sospechoso, captado por las cámaras de seguridad, fue identificado y es buscado por las autoridades.
Mientras tanto, el padre del socio de González, Teófilo, un uruguayo de 80 años, quedó detenido, acusado como coautor del crimen. Los investigadores creen que fue el entregador. Además, intentó llevarse algo del coche de la víctima tras la balacera. Luego, los investigadores sacarían del interior de la Chevrolet Tracker 694 mil dólares y un millón de pesos.
En la casa del hombre que decía llamarse González, ubicada en el barrio semicerrado Finca San Agustín, los policías hallaron un cuarto acondicionado para cortar y estirar cocaína, pero también notaron que alguien se había llevado el DVR de las cuatro cámaras de seguridad que tenía en su propiedad. Había sido su socio, Fabián, el hijo de Teófilo que ahora también está prófugo.
Fabián no había ido solo el día del crimen a la casa de González a robar el DVR. Llevó a la novia de la víctima con él y a ella le dio las grabaciones de las cámaras de seguridad. Todo esto se supo porque fue la misma chica la que les contó a las autoridades. También les dijo dónde podían encontrar el DVR clave para el caso del que ella había intentado deshacerse.
Mientras tanto, este lunes Teófilo fue indagado como coautor del crimen y se negó a declarar. Luego, por la conexidad entre los casos, la causa por el crimen del tal González, que investigaba el fiscal de la UFI N°3 Germán Camafreita; y la del ataque a tiros al joven de 27 años, que llevaba la UFI N°2 de Andrés Quintana; quedó este lunes en manos de la fiscalía Especializada en Investigaciones de Drogas Ilícitas de Marcela Semería.