La información primaria, en crudo, llegó a las 16.32 de este martes y causó estupor. Avisaba que los hijos de Miguel Borja estaban ante profesionales del área del Servicio de Niñez del partido de Ezeiza tras una denuncia por maltrato infantil contra el futbolista de River Plate que había hecho la directora del colegio primario al que van los nenes en la localidad de Canning. Dos horas después, y con la Justicia interviniendo en el caso, el informe de los especialistas determinaba que los niños “no sufren ningún tipo de violencia”, por lo que fueron entregados a sus padres. Fuentes judiciales confirmaban a Infobae: “No hay delito”.
Ante esto, según supo este medio, cuando la conmoción por el caso había descendido al no haber causa formal contra el deportista colombiano, Borja habría decidido iniciar acciones legales contra la escuela. La denuncia se presentaría este miércoles, comentaron las fuentes consultadas.
En el medio de la denuncia original y la futura, la información que trascendió parecía ser de suma gravedad. Todo comenzó poco antes de las 16, cuando en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Ezeiza se presentó la directora del colegio al que acuden los dos hijos menores de edad de Borja.
Ante las autoridades, la mujer relató lo que había sucedido en la escuela horas antes. Dio detalles tremendos de lo que comentó el menor de los niños del futbolista, quien en llanto le pidió a la maestra: “No hablen con mi papá porque me pega”.
La situación se habría desencadenado luego de que la maestra de curso le llamara la atención al pequeño y lo notara angustiado. Tras la súplica entre lágrimas del menor, en base a la denuncia a la que accedió este medio, el chico agregó que, tanto él como su hermano mayor, en su casa sufrían violencia física y dijo que “sus padres les pegaban con cintos en las piernas”.
La directora respondió que “no” cuando los policías le consultaron si había hablado con el hermano mayor del chico antes de ir a la Comisaría, comentó que el nene dijo que la “situación de violencia era recurrente” y notó que su vice vio una “raspadura en la zona de arriba de la rodilla”.
Ante esto, de inmediato los policías dieron aviso al Servicio local de Niñez de Ezeiza, desde donde se dispuso que se les realice a ambos hijos del futbolista colombiano un examen médico. Para ese entonces los chicos ya estaban acompañados por su mamá.
También las fuentes comentaron que había sido informada de esta situación la fiscal María Lorena González, de la UFI N°3 descentralizada de Ezeiza, en una causa que, a prima facie, se investigaba como averiguación de ilícito. O sea, la funcionaria judicial debía establecer si se había cometido un delito. En ese contexto, Borja, su esposa y sus hijos ya mantenía la entrevista con el gabinete del Servicio Local y Niñez.
Eran las 17.25 cuando la información generó un vuelco en el caso: había finalizado la entrevista del grupo familiar con los especialistas y de allí surgió oficialmente que “los niños no sufren ningún tipo de violencia por parte de los padres”.
Ante esto, los mismos informantes agregaron que, incluso, se había dispuesto que los chicos “regresen con sus progenitores al domicilio”.
Infobae contactó a más fuentes del caso para corroborar esos datos y que la denuncia contra el futbolista no había prosperado. Respondieron: “Los niños están bien y el Servicio local de Niñez los entrevisto y no surgió nada, no hay lesiones. No hay delito”.
Luego de eso fue que comenzó a rumorearse que Borja habría decidido iniciar acciones legales al colegio. Según pudo saber este medio este martes por la noche, el futbolista presentaría la denuncia este miércoles.