Se conocieron en las últimas horas la identidad y el resultado de la autopsia al cuerpo del hombre que falleció tras ser detenido por intentar robar en la casa de un militar en San Antonio de Padua, partido de Merlo.
Según informaron fuentes judiciales a Infobae, el fallecido fue identificado como Miguel Ángel Cuellar, de 30 años, quien murió a bordo de un patrullero de la Policía Bonaerense cuando era trasladado a un centro de salud. Esa circunstancia hizo que la Justicia pusiera el ojo en las actuaciones de la fuerza policial y del propio suboficial del Ejército asaltado.
El análisis forense a los restos de Cuellar arrojó que la causa de muerte fue una “hemorragia cerebral sin fractura”, aunque el resultado no es concluyente, según confirmaron las fuentes consultadas por este medio.
Las autoridades, entonces, solicitaron estudios complementarios para determinar con precisión el origen de la hemorragia cerebral que sufrió Cuellar. Una de las hipótesis es que podría haber sido causada por un aneurisma. Lo concreto es que el informe final estaría en aproximadamente 15 días, de acuerdo con lo que se indicó oficialmente.
Mientras tanto, el funcionario judicial a cargo de la investigación, Juan Cruz Bamonte, de la Ayudantía Fiscal especializada en violencia institucional de Morón, trabaja en la reconstrucción de las últimas horas de Cuellar.
Recientemente, Bamonte le tomó declaración al hermano del fallecido, quien por su parte estuvo averiguando adónde y con quiénes había estado Cuellar antes de llegar al domicilio del sargento. Esta información podría ser clave para entender el estado en el que se encontraba, ya que su comportamiento al momento del intento de robo sugería que estaba “bajo algún efecto de sustancia”.
Todo comenzó la noche del sábado pasado, cuando el sargento -que trabaja como secretario del Subjefe del Estado Mayor General del Ejército- escuchó ruidos en su casa y, al revisar las cámaras de seguridad, vio que alguien intentaba robar. Inmediatamente, llamó al 911 y un móvil de la Policía Bonaerense, con un oficial y un subteniente a bordo, llegó al lugar minutos después.
Según el reporte policial, Cuellar estaba “violento y desaforado”, lo que llevó al militar a usar gas pimienta para reducirlo. El sospechoso, quien no llevaba documentos y se negó a identificarse, fue detenido y trasladado hacia la comisaría 2ª de Merlo, aunque una vez en el patrullero, se mostró descontrolado nuevamente: comenzó a patear las puertas y a golpear con la cabeza la reja que separa los asientos, según las fuentes policiales.
Al llegar a la comisaría, el subcomisario ordenó que no bajaran al acusado del patrullero y que lo trasladaran directamente al centro de salud más cercano, ya que presentaba signos de somnolencia. Así, emprendieron la marcha hacia el Hospital Eva Perón. Sin embargo, Cuellar llegó sin vida.
La Gendarmería Nacional se hizo cargo de las pericias por orden del fiscal, debido a la implicación de la Policía Bonaerense. En el patrullero se encontraron manchas que podrían ser de sangre, y se tomaron muestras para análisis de laboratorio. También se incautaron el gas pimienta del militar y un celular. El vehículo policial no fue secuestrado.
En el lugar de los hechos, además, los gendarmes hallaron una campera deportiva blanca con manchas de sangre y una zapatilla negra, prendas que pertenecían a Cuellar. La fiscalía está a la espera de los resultados de todas las pericias.
Infobae consultó con fuentes del Ejército Argentino, desde donde consideraron que se trató de “un acto privado” e indicaron que desde la Fuerza no proveen a los uniformados con gas pimienta, por lo que se trataría de un elemento de defensa personal del sargento.