Un niño de tres años murió en Entre Ríos por una presunta mala praxis. El menor fue sometido a una cirugía de amígdalas y adenoides días atrás, pero en la intervención sufrió severas complicaciones. La operación estuvo a cargo de un reconocido otorrinolaringólogo que le perforó la carótida, lo que provocó que perdiera mucha sangre.
El niño fue identificado como Facundo, pero no circuló más información respecto a su nombre completo. La noticia de su muerte fue confirmada por los médicos del Sanatorio del Niño, donde permanecía internado desde hacía cinco días.
Allí, Facundo ingresó de urgencia durante la tarde del viernes. Fue trasladado desde un instituto privado ubicado en la ciudad de Bovril, donde fue operado de amígdalas y adenoides por un reconocido médico otorrinolaringólogo, identificado como Guillermo Riolo, de Paraná.
Pese a que parecía ser una cirugía de menor complejidad, la situación cambió dentro del quirófano. Desde la familia del niño, denuncian que se trató de una mala praxis, puesto que alegan que el médico le perforó la carótida durante la intervención, de acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local ElOnce.
“El médico le perforó la carótida y eso le provocó la pérdida de mucha sangre. Por eso un cirujano cauterizó la vena y además le hicieron transfusiones de sangre”, relató el tío de Facundo.
El familiar reconstruyó cómo fue la secuencia de los hechos de ese día. “El otorrino llegó tarde, lo tuvo al niño haciendo ayuno un montón de horas y luego lo operó mal. Encima, posteriormente, les aseguró a los padres que todo había salido bien, pero que debían trasladarlo a Paraná porque había perdido algo de sangre. Al llegar, al Sanatorio del Niño, el estado del nene ya era crítico”, narró
Sobre por qué se realizó el procedimiento en Bovril, contó que habría sido Riolo quien les recomendó a los padres del niño llevar a cabo la cirugía en ese sanatorio, “para acelerar la obtención del quirófano, aduciendo que si lo operaban en Paraná todo se iba a dilatar”. A su vez, mencionó que el médico cobró unos 200 dólares extra por la operación, pese a que Facundo contaba con dos obras sociales que podrían haber cubierto los gastos. Ante todo esto, expresó: “Hubo una falta de ética profesional tremenda”.
Mientras el niño luchaba por su vida, los padres del menor presentaron una denuncia por mala praxis ante la Justicia. Finalmente, Facundo murió pasado el mediodía del miércoles y, en consecuencia, la División Delitos Económicos de la Policía de Entre Ríos llevó adelante dos allanamientos en le marco de la causa, que podría cambiar de carátula en las próximas horas.
Uno de los procedimientos se realizó en el domicilio particular de Riolo y el otro en el instituto médico donde el médico trabajo. Como resultado de los allanamientos, secuestraron documentación relevante y material informático.
Los vecinos de la zona ya se habían adelantado a los efectivos policiales, puesto que antes de que se realizaran los procedimientos se acercaron al instituto médico y, a modo de escrache, realizaron pintadas con aerosol negro. “Asesino”, escribieron.
Tras la muerte de Facundo, la familia del niño solicitó a la Justicia provincial que se le impida el ejercicio profesional a Riolo, al menos hasta que se esclarezca el caso. “Son medidas extremas que hay que evaluar bien, pero ese fue el encargo que nos hizo la familia”, sostuvo uno de los abogados querellantes Miguel Ángel Cullen, quien representa a los padres de Facundo junto a Patricio Nicolás Cozzi.
Horas después de que se diera a conocer las acusaciones contra Riolo, se supo que en el mes de mayo se le inició un sumario administrativo. En ese momento, se desempañaba como jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital San Martín de la capital entrerriana, pero contaba con cerca de 40 faltas. Este expediente se encuentra en la etapa de conclusiones y ahora solo resta que se expida la comisión de disciplina.
Incluso, no es la primera denuncia de estas características contra Riolo. Durante la noche del lunes, hicieron otra presentación judicial contra el médico. Todo habría ocurrido el 18 de marzo, cuando un hombre de 35 años se realizó una cirugía de reconstrucción nasal que derivó en graves complicaciones.
El procedimiento también se realizó en el Sanatorio Río. La abogada que representa a la víctima contó que su cliente quedó “con su rostro absolutamente desfigurado y perdió la capacidad de deglutir, respirar y hablar con normalidad”.