Ayer miércoles, la Policía Bonaerense arrestó a 15 sospechosos, acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a comandar el robo de autos y crear patentes falsas para revenderlos en el mercado negro.
La investigación, a cargo del fiscal Fernando Semisa, comenzó el 12 de junio, cuando personal de la comisaría de esa zona del sur del conurbano allanó una casa en el barrio 9 de abril. Allí, encontraron a cuatro hombres y una mujer mientras adulteraban los números de las partes de un Fiat Cronos robado días atrás, a pocos metros de una camioneta Volkswagen Amarok que también había sido denunciada. Tenían el instrumental completo: amoladoras, tornos, distintos colores de pintura en aerosol, lijas y pastas para pulir. La banda, a simple vista, parecía mucho más grande que estos hampones.
Así, comenzó una serie de escuchas autorizadas por el Juzgado N°2 de Lomas de Zamora, cuyos audios ilustran esta nota. Se identificaron a, por lo menos, 19 sospechosos que conformaban una curiosa PYME. Había “encargados de robar los autos, de la adulteración, otros de la documentación apócrifa para venderlos mayormente en el litoral de la Argentina donde eran trasladados por medios de uno de los integrantes de la organización en un camión”, afirma un detective del caso.
La banda, incluso, tenía su propia imprenta para patentes mellizas. Se descubrió, también, que varios miembros de la banda operaban desde la cárcel.
Las 31 órdenes de allanamiento del caso incluyeron un penal en Merlo y una alcaldía en Lomas de Zamora, así con objetivos en Esteban Echeverria, Escobar, Pilar, Alte Brown y Mar del Plata. La banda, por otra parte, es un emprendimiento familiar: algunos de sus integrantes son padres, madres, hijos, sobrinos, hermanos y yernos entre sí. Un apellido se repite entre los acusados: Van Damme.
“Una vez que adquirían el vehículo robado, lo llevaban a una quinta propiedad de la familia, donde allí lo ocultaban hasta conseguir una patente de la misma marca y modelo sin impedimentos”, continúa un investigador. Luego, un gestor que integra la banda obtenía un informe de dominio.
Así, armaban las carpetas de cada vehículo. Los miembros presos de la banda se encargaban de seleccionar a los hampones que robaban los autos y camionetas 4x4, a los que les pagaban, supuestamente, más de un millón de pesos por vehículo. La ruta llegaba hasta Chaco, donde otro jugador conectado a los Van Damme operaba un desarmadero, que también fue allanado.
En el procedimiento, participaron áreas de la Bonaerense como la Superintendencia de Investigación de Delitos Complejos y Crimen Organizado, la Superintendencia de Seguridad Siniestral y la Policía Ecológica.