“De los cobardes no hay historia”, reza la bio de una de sus redes sociales donde mostraba su verdadera identidad M. Prudente (29), aunque de prudente para cubrir sus rastros tuvo poco. Los tatuajes con nombres en sus antebrazos y su devoción por Juan Román Riquelme, al que lleva en la piel como a Boca Juniors, lo delataron. Así lo reconocieron sus víctimas, a quienes les decía que era de Mar de las Pampas y que se llamaba Martín o Juan Carlos. Eso era sólo el principio del ardid de este viudo negro que captaba hombres por aplicaciones de citas y, luego de que ganaba su confianza, iba a comer a sus casas y los drogaba para robarles todo lo que podía.
El poco prudente de Prudente está preso por dos ataques ocurridos el 13 y el 24 de julio pasados en los barrios porteños de Balvanera y Belgrano, en una causa que lleva el Juzgado en lo Criminal y Correccional N°31, a cargo del juez Luis Schlegel, según pudo saber Infobae. Pero no fue todo: fue policía Bonaerense hasta abril de este año, cuando lo exoneraron tras nueve años en la Fuerza y 14 sumarios.
“Si conocen a este chico, tengan cuidado con él. Es un ladrón… Vino a robar a mi casa, poniéndome burundanga en la comida. Cuando me durmió, se fue con todo lo que pudo. Dice ser de Mar de las Pampas, pero en su Facebook dice que es de Pinamar. Por favor, ayuden a difundir”, posteó en sus redes sociales “El señor R”, nombre ficticio de una de las víctimas. Lo hizo luego de presentarse en la comisaría y antes de que capturaran al ladrón.
Prudente, que decía llamarse Martín, conoció a “El señor R” el 15 de junio pasado por la red social Grindr. Fue ahí donde le dijo que era de Mar de las Pampas, pero que estaba en Buenos Aires y, por eso, ese mismo día tuvieron un primer encuentro en la zona de Congreso, según consta en la causa que llegó al despacho de la Fiscalía N°11 de Daniel Alejandro Togni.
Juntos salieron a recorrer barrios porteños que adoran los turistas e, incluso, llegaron hasta el shopping que está sobre la avenida Córdoba y Florida. Allí, ingresaron a un local de ropa deportiva en el que Prudente le pidió a su nuevo amigo que le compre dos camisetas de Boca Juniors oficiales de talle pequeño.
“La víctima accedió porque el sospechoso le dijo que le devolvería el dinero cuando se volvieran a ver”, explicaron las fuentes del caso consultadas por este medio. Ya llegando la medianoche de esa primera cita, el supuesto Martín y “El señor R” se despidieron.
La charla entre ellos no menguó pese a la presunta distancia. Fue el 12 de julio pasado que volvieron a encontrarse. Esta vez, en el departamento de “El señor R” de Balvanera, pero fue el supuesto Martín quien preparó la cena e, incluso, le dijo de qué plato comer al dueño de casa. La trampa estaba servida.
En el expediente consta que “El señor R” le sintió “un gusto extremadamente dulce a la comida”; sin embargo, ambos vieron películas hasta las 4. Fue ahí cuando la víctima, finalmente, se durmió. Se despertó a las 4, pero de la tarde de ese 13 de julio y con el departamento patas para arriba.
Según la denuncia, el viudo negro le robó el celular, cinco relojes, $200.000 y 17 perfumes de marca. Además, lo buscó en redes sociales, lo encontró y descubrió que no se llamaba Martín sino M. Prudente.
Pero eso no era todo. Diez días después del ataque a “El señor R”, Prudente volvió a las andanzas, pero esta vez dijo llamarse Juan Carlos. La víctima fue “El señor L”, un turista estadounidense a quien conoció por Tinder y con quien tuvo dos citas el 23 y el 24 de julio pasados.
En el expediente consta que el segundo encuentro entre el supuesto Juan Carlos y “El señor L” fue en donde paraba el turista en el barrio de Belgrano, y que la víctima tomó agua y un helado al que le sintió un gusto extraño. No sabía que lo habían drogado y ambos se recostaron en la cama.
No pasó mucho hasta que “El señor L” perdió el conocimiento. Se despertó casi a las 17 del día siguiente y no sólo faltaba el supuesto Juan Carlos, también le había robado $450.000, un iPhone 15 Pro, una notebook y la llave magnética de acceso al edificio en el que paraba temporalmente.
Al igual que lo hizo “El señor R”, “El señor L” buscó en las redes sociales a Juan Carlos hasta que dio con el posteo de la primera víctima y entonces se enteró de quién era M. Prudente, papá de dos niños y vecino de Pinamar. Sospechan que no sólo fueron dos sus víctimas, sino que hay muchas más.
La causa por el ataque a “El señor L” en principio la tomó la fiscalía de Saavedra de José María Campagnoli, pero como el hecho precedente estaba en manos del fiscal Togni, los dos expedientes cayeron en el primer investigador.
A fines de agosto se conoció que, justamente, la Embajada de Estados Unidos en Argentina reportó a viajeros y a ciudadanos de ese país un incremento en los ataques de viudas negras, con uso de drogas que incapacitan de manera temporal a las víctimas para luego robarles. Lo hizo a través de un “alerta de seguridad”, en el que se puntualizó que esta modalidad delictiva es cada vez más frecuente en bares y, principalmente, en los usuarios de aplicaciones de citas, donde las viudas buscan a sus blancos, usualmente de mayor edad. Ahora deberán sumar a los viudos.