Con las pruebas que tiene la Justicia del detenido en los Esteros del Iberá días atrás por abusar de una turista italiana cerca de la ciudad correntina Concepción del Yaguareté Corá, es más que probable que el sospechoso deba afrontar dos juicios en poco tiempo. Y por el mismo delito. El hombre, de 27 años, tenía cuentas pendientes con la Justicia: está imputado desde 2019 por el abuso de una menor de edad y esperaba el debate oral en libertad.
Y así fue como pudo reincidir y, según creen los investigadores, atacar sexualmente a una turista italiana de 47 años que viajaba sola por la zona del Parque Nacional Iberá, en la provincia de Corrientes. El hecho ocurrió el 5 de septiembre pasado, cerca de las 19, cuando la víctima -cuya identidad se preserva por razones obvias- volvía de la laguna del Portal Carambola. La policía correntina de Concepción encontró al sospechoso menos de 24 horas más tarde, luego de que la víctima denunciara el hecho y desde la fiscalía de Santa Rosa activaran el geolocalizador de su teléfono celular, que se lo había robado el abusador.
Entre el GPS del aparato y las descripciones minuciosas que hizo la turista sobre los rasgos físicos de su abusador y de su moto (”estilo cross, de color rojo”, declaró), los investigadores dieron rápidamente con el sospechoso, que vivía hace tres meses en una comunidad pequeña y apacible como la de Concepción. La jueza del caso, Elsa Derkach, ordenó el allanamiento de su casa y allí encontraron el teléfono celular. El hombre se lo había regalado a la hija de su pareja.
La magistrada, por pedido del fiscal Carlos Daniel Lezcano, ordenó días atrás -esta vez sí- la prisión preventiva, acusado por atentar contra la integridad sexual de la mujer, quien había llegado cinco días antes del ataque a la provincia de Corrientes y se alojaba en un hostal de Concepción del Yaguareté Corá, uno de los pueblos que sirven para que los viajeros buscan conocer los esteros pasen las noches.
La mujer venía del norte del país. Viajaba sola por toda Sudamérica. Había estado en las Cataratas del Iguazú y en Posadas. La tarde del ataque, el sospechoso, de apellido Casco, la cruzó con su moto en un camino vecinal incrustado en el monte. Según relataron los investigadores a Infobae, el hombre frenó al pasar a su lado, le preguntó fingiendo amabilidad hacia dónde iba y la turista le respondió que al pueblo, que venía de la laguna.
El hombre, entonces la engañó al asegurarle que estaba yendo hacia el lado equivocado. Le ofreció subir a la moto. La mujer dudó. Como estaba cerca el anochecer, aceptó, por miedo a perderse en la noche si es que el poblador tenía razón. Pero era un mecanismo perverso para captarla. La llevó lejos, otra vez hacia la zona de la laguna y entre juntos y pastizales abusó de ella y escapó con su teléfono celular.
“Este es un lugar de gente muy tranquila, la tasa de delitos es ínfima”, explicó el fiscal Lezcano a este medio. “Pero tuvo la mala fortuna que se encontró con esta persona, que tiene antecedentes y estaba esperando el juicio”, agregó. El delito anterior del que se lo acusa ocurrió hace cinco años en el pueblo de Mburucuyá, otro de los parajes circundantes al Parque Nacional y es similar al actual: abuso sexual simple, exhibiciones obcsenas y uso de armas. Pero contra una menor. El expediente está en el Tribunal Oral Penal de Menores 2 de Saladas a la espera del juicio.
Ubicarlo, explicó el fiscal, fue bastante sencillo, por el nivel de detalle que dio la víctima y gracias a la tecnología de su celular. El atacante trabajaba en un aserradero de la zona (fuera del parque es una zona con muchos emprendimientos forestales) y se había mudado para vivir con su pareja. Fue ella y su hija quienes aportaron datos que lo comprometen en la causa. Explicaron que el 5 de septiembre él llegó extrañamente embarrado y que le regaló el celular a la hija, quien también declaró que el aparato estaba en otro idioma y tuvo que instalarle la configuración en español.
“La llevó a una zona donde se aseguró el alto nivel de vulnerabilidad de la víctima y la indefensión total. Luego ella salió al camino y fue socorrida por los guardaparques que la cruzaron en la zona. La subieron a una camioneta y la llevaron a una comisaría. Me llamaron, viajé a Concepción e hicimos el identikit”, detalló Lezcano, quien aseguró que el dibujo forense “parecía una foto ilustrada” del sospechoso.
“La víctima tenía recuerdos muy vívidos y su fortaleza nos permitió trabajar seguros. Cuando hicimos la rueda de reconocimiento del presunto abusador y de los objetos ella no vaciló”, agregó el investigador. “Es el 4″, cuenta que señaló sin dudarlo, por el número que tenía en el pecho su presunto atacante.
El hombre se encamina a una doble condena. La Justicia espera los resultados de las pruebas de ADN que se pudo haber obtenido del hisopado vaginal a la víctima y en no mucho más de 30 días es probable que el fiscal requiera la elevación a juicio. “Con la evidencia tengo para una teoría sólida del caso”, advirtió. Casco esperará las dos sentencias, ahora sí, tras las rejas.