No pasó inadvertido para los investigadores del túnel de San Isidro el nombre de la abogada Elizabeth Nancy Lires. La letrada se presentó como representante legal de uno de los detenidos uruguayos por el intento de robo a un banco de San Isidro y su apellido quedó resonando por los pasillos judiciales. Hasta que recordaron: ella trabajaba con Diego Storto en la defensa de Mario Vitette Sellanes, el cerebro del Robo del Siglo, y fueron los responsables de la expulsión del país del ideólogo del millonario atraco al Banco Río de Acasusso de 2006.
Lires y Storto, según pudo saber Infobae, continúan trabajando juntos y ambos defienden a Alan Rodríguez, uruguayo y parte de la barrabrava de Nacional de Montevideo preso por el túnel de San Isidro. “El que se cree que es el ideólogo del plan pone como abogada a la de Vitette”, señalaron sugestivamente las fuentes consultadas por este medio.
Hay que recordar que fue en diciembre de 2011 que la sala II de la Cámara Penal bonaerense resolvió expulsar del país al uruguayo Vitette Sellanes. “La Cámara nos dio la razón... De acuerdo con la legislación vigente, a la mitad de la condena una persona que es extranjera debe ser expulsada a su país. Él cumplió todos los requisitos”, declaró Storto a los medios por ese entonces.
Mientras tanto, los abogados vuelven a representar a un acusado por un ataque a un banco, aunque la defensa considera que en este caso “no hay delito”, según puso saber este medio.
Lo concreto es que a Rodríguez, su cliente, lo atraparon porque sus huellas fueron halladas en el galpón que la banda usaba como base para cavar el túnel, ubicado sobre la calle Chacabuco, en San Isidro. Allí estaban las herramientas y los planos, más una serie de instrucciones de, por ejemplo, cómo usar los celulares.
A Rodríguez lo atraparon luego de que la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones del Departamento Interpol de la PFA, que recibió el pedido de apoyo de los fiscales del caso Carolina Asprella y Patricio Ferrari, publicó la circular roja en su contra.
Lo capturaron en Montevideo un día después de apresar a Alejandro Israel Rosendo López, alias “Jony”, el primer detenido de la causa y quien cayó en la zona de islas de Ibicuy, en Villa Paranacito, Entre Ríos. Lo acusan de ser el lanchero de la banda.
Los dos, junto a Nicolás Ignacio Carpani Romero, están acusados de tentativa de robo agravado por ser cometido en el lugar, en poblado y en banda en concurso real con daño calificado. Hay que recordar que en la causa se ha sumado como particular damnificado tanto al banco como a la Municipalidad de San Isidro.
El túnel
Todo se descubrió el 7 de agosto pasado, cuando un repartidor de materias primas que se encontraba en su camioneta esperando para entregar un pedido en un local gastronómico escuchó unos ruidos extraños que provenían del chasis de su vehículo.
Bajó de la camioneta y se percató de la presencia de una varilla metálica que se encontraba clavada debajo de la calzada. Así, avisó el personal de seguridad del banco y ellos denunciaron lo sucedido a las autoridades. Llegó la Policía, gente del municipio, a través de la Secretaría de Espacio Público, envió una inspección al lugar y ahí se descubrió todo.
Se comenzó a excavar con máquinas para determinar el origen de la varilla. Media 3,60 metros. Esto motivó la intervención de los fiscales del Departamento Judicial San Isidro.
Cuando extrajeron la varilla metálica, descubrieron que no era la única que se encontraba enterrada en el lugar. “Al comenzar a sacarla se establece que la misma está conectada por tramos por un largo aproximado de tres metros”, precisó un vocero de la Policía Bonaerense por entonces.
Luego, se ordenó un operativo de excavación en la zona, con el objetivo de determinar si efectivamente se trataba de un túnel creado para irrumpir en la sucursal. Hasta el intendente de San Isidro, Ramón Lanús, estuvo presente, quien informó: “Se pudo desbaratar un intento de boquete para atentar contra, supuestamente imaginamos, la caja de seguridad del banco Macro en pleno centro de San Isidro”.
En un primer análisis, descubrieron que el túnel tenía 150 metros de largo y que comenzaba en un taller mecánico en desuso sobre la misma calle Chacabuco al 500: las paredes estaban encofradas para evitar derrumbes y había un sistema de ventilación, además de tendido eléctrico.
Los policías encontraron máquinas para la extracción de tierra y bolsones de material excavado. También, una suerte de altillo con dos colchones para dormir. Allí, estaba el sistema de ventilación con caños y un motor.