Un sospechoso dejó una granada lacrimógena en la puerta de dos comercios ubicados en la zona porteña del Abasto este martes al mediodía y en el lugar se desplegó un gran operativo para desactivar el artefacto. El hombre que dejó el explosivo escapó y de momento no ha sido identificado.
La granada fue depositada entre dos locales comerciales: un laboratorio y un restaurante ubicados en Tomás Manuel de Anchorena al 600. Un testigo de lo sucedido llamó al 911, y llegó al lugar un móvil de la Comisaría Vecinal 3A de la Policía de la Ciudad.
Cuando confirmaron la presencia del artefacto entraron en acción la Brigada Antiexplosivos y el Escuadrón Antibombas de la fuerza porteña. Así se inició el protocolo previsto para estos casos y se cortó el tránsito de la calle Anchorena, entre Lavalle y Tucumán.
El Escuadrón Antibombas procedió a desactivar la granada, y minutos más tarde intervino personal especializado para realizar los peritajes pertinentes. Además, se secuestró el explosivo para continuar con más pericias en un laboratorio de la Policía de la Ciudad.
De esta manera se abrió una causa por “intimidación pública”, que recayó en el Juzgado Nacional en lo Correccional Federal N° 7, a cargo de Sebastián Casanello.
Fuentes policiales confirmaron a Infobae que el juez ordenó tomarle declaración a los dueños del restaurante y del laboratorio, entre otras medidas de rigor para esclarecer el caso e identificar al autor.
Un hecho similar había ocurrido el último 26 de julio a metros del Obelisco. Fue en la esquina de Roque Sáenz Peña y Sarmiento donde un hombre encontró una granada en el medio de la calle. En este caso, que ocurrió durante la madrugada, no hubo testigos que reportaran el momento exacto en el que se descartó el explosivo. Se usó el mismo protocolo para desactivarlo.
Atentado en La Rural
En las últimas horas, el juez federal Daniel Rafecas le dictó la falta de mérito al agente inmobiliario A.S.S., de 40 años, tras comprobar la veracidad de su coartada. El ahora ex detenido pudo certificar que en el momento en el que lo acusaban de estar entregando el paquete explosivo, en realidad se encontraba participando de una capacitación laboral en el hotel Salguero Plaza.
Hasta el acusado se había llegado mediante el rastreo de cámaras ubicadas en las cercanías del lugar donde el agresor dejó el paquete explosivo, en la zona porteña de Barracas, a donde llegó -según el seguimiento que se hizo- tras haber tomado dos líneas de colectivos.
La Justicia también investigó los registros de la tarjeta SUBE y surgió “un único perfil probable, que tras ser sometido a un detenido y exhaustivo análisis comparativo científico, tanto de rostro como de postura corporal, dio resultado positivo y precipitó su allanamiento y detención”.
Así el viernes a la noche fue detenido en su domicilio de la avenida Juan B. Justo y Chivilcoy, en el barrio porteño de Floresta. Entre las pruebas que los investigadores pudieron recolectar del allanamiento al hogar del sospechoso, las fuentes judiciales destacaron una “Guía T” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la cual aparece una inscripción manuscrita, presumiblemente por el sospechoso, que dice “LA RURAL”, con la anotación del cuadrante “52 A-5″, correspondiente a la ubicación del edificio de oficinas de la Sociedad Rural (Juncal 4450).
El acusado dijo en la indagatoria que la anotación que decía “La Rural” era de él mismo, pero la había hecho hace más de 10 años y a modo de ubicación cuando tenía que hacer búsquedas. Además, sostuvo que ya no usaba más esa guía.