Parte de la rutina diaria de Hugo Felipe Peralta Martínez, un hombre paraguayo de 48 años con domicilio en la localidad bonaerense de Mariano Acosta, partido de Merlo, era llevar todos los días a su mujer al trabajo, volver y atender el almacén que tenía en su propia casa.
Sin embargo, el 25 de enero pasado, lo que parecía un día más, se convirtió en una jornada dramática y macabra: el comerciante fue asesinado a puñaladas en el interior de su propiedad por dos hombres, quienes luego prendieron fuego el cadáver, al igual que el resto de la construcción.
Según indicaron fuentes judiciales a Infobae, el objetivo de incendiar la escena del crimen fue borrar cualquier tipo de prueba que pudiera vincularlos con el hecho, ya que los asesinos conocían a la víctima y tenían muy claro lo que iban a hacer. No se trató de un hecho de inseguridad o de una pelea que se salió de las manos.
Todo lo contrario.
De acuerdo con la investigación, y en base al relato de los testigos; los autores del crimen esperaron hasta la media mañana de aquel día de verano, ingresaron al comercio -ubicado en las inmediaciones de la esquina de Paul Groussac y 20 de Junio- y acuchillaron a la víctima, para luego llevarse su celular e incendiar toda la propiedad, con el cadáver incluido. Se trata de un barrio humilde, de viviendas bajas y algo precarias, a la vera del Camino del Buen Ayre.
Robar el teléfono fue parte de un intento de despistar a las autoridades y hacer creer que fue un asalto. Pese a eso, se descubrió rápidamente qué se escondía detrás de todo.
El móvil se resume en pocas palabras: fue una venganza por una infidelidad. La investigación que llevó adelante el fiscal Matías Rappazzo, titular de la UFI Nº7 del Departamento Judicial de Morón, permitió establecer que mataron con ese nivel de saña al almacenero porque al parecer el hombre mantenía una relación clandestina con la novia de uno de los asesinos. Esperaron a un horario poco concurrido -11 de la mañana de un día de verano- y concretaron el plan.
La autopsia reveló que le asestaron dos puñaladas. Una en el pecho y la otra en un pulmón, suficientes para acabar con su vida.
Detenciones en Paraguay y Madrid
Como Peralta Martínez era muy conocido en el barrio, los detectives llegaron rápidamente a los nombres de los sospechosos. Se trataba de Luis Miguel Zapata Simón (27) y de su primo Marco Antonio Egerina Quintana (25), ambos también de origen paraguayo, que luego del hecho huyeron hacia su país de origen.
La pareja de Zapata Simón, precisamente, habría mantenido la relación clandestina con el almacenero.
La orden de detención de los sospechosos se emitió los primeros días de febrero hasta que seis meses después, el 2 de agosto último, cayó uno de los sospechosos. Egerina Quintana fue el primero en ser detenido luego de un operativo llevado a cabo por agentes de Interpol, en la ciudad paraguaya de Ñemby, a pedido de la Justicia argentina.
Pero las tareas no terminaron ahí. Sabían que estaba cerca del otro acusado y ante la sospecha de que podría haber salido del país luego de que a su primo lo arrestaron, se emitió una orden de captura internacional en su contra por el delito de homicidio doloso, hasta que finalmente descubrieron que vivía en la ciudad de Madrid, España.
Los investigadores tenían la firme sospecha de que el fugitivo primero se trasladó de Argentina a Paraguay y, posteriormente, voló a la capital española. Con ese dato, se solicitó colaboración al Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional del país europeo y tras una rápida investigación, lo capturaron mientras caminaba por la calle el domingo pasado, de acuerdo con lo que comunicaron las autoridades de ese país.
Después de su arresto, Zapata Simón fue puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional de España. El pedido de captura para dar con ambos acusados, firmado por el Juzgado de Garantías N°4 de Morón, es por el delito de homicidio agravado por la premeditación y la participación de dos personas, junto con el delito de robo.
La Dirección de Cooperación Policial Internacional de la PFA, a cargo de la oficina de Interpol Buenos Aires, colaboró en el caso, tras recibir el pedido de captura, según indicaron fuentes policiales esta mañana a este medio.
Se analizó la información migratoria de Zapata Simón, que registraba un ingreso legal a Argentina, pero nunca obtuvo un DNI nacional. Tampoco se registra una salida. Tras el crimen, se sospecha que dejó el país por un paso ilegal.
La siguiente pista llegó de Paraguay, que aportó sus datos migratorios: allí, se descubrió que Zapata Simón voló con rumbo a España.
Egerina Quintana, de 25 años, en cambio, sí registraba un DNI argentino, número 96 millones. Según medios paraguayos, Egerina Quintana cuenta con antecedentes y sería una persona con un historial violento. Sin embargo, las fuentes judiciales consultadas por Infobae indicaron que el prontuario de los acusados se conocerá una ve que lleguen al país.