Javier Ferrer es un influencer, uno de los más famosos de su rubro. Es un exitoso empresario, según su propia narrativa, que con su latiguillo de “hola, normal” se dedica con un estilo ostentoso y polémico a dar consejos financieros vestido con trajes y joyas y relojes de oro desde costosas propiedades en Tik Tok y en cuenta de Instagram, donde supera ampliamente el millón y cuarto de seguidores. Su extravagancia hace que parezca invencible.
No sería el caso.
Ayer martes, la Sub DDI de Vicente López de la Policía Bonaerense detuvo tras una investigación de la UFEIC a cargo del fiscal Alejandro Musso a Adrián B., un hombre de Olivos, acusado de estafarlo con criptomonedas, una presunta maniobra que le costó casi dos unidades de Bitcoin y 44 unidades de Ethereum. A cotización del día de hoy, son poco más de 230 mil dólares.
Al allanarlo, le incautaron varias wallets cripto marca Trezor, pero cuando fueron abiertas, los investigadores de la UFEIC descubrieron que ya estaban casi vacías.
Según la denuncia formulada por el propio influencer, conoció al acusado “en diciembre de 2021, luego de que éste lo contactara pidiéndole ayuda para un negocio”, asegura un documento de la causa.
A partir de allí, con el transcurso de los meses, comienzan a tener una mayor relación hasta que un día, el detenido le indica a la víctima “que tenía conocimientos de inversiones y criptoactivos”. Así, “lo incentiva a invertir, comprando entonces una billetera de criptomonedas de hardware marca Trezor en donde quedaron holdeadas las criptomonedas adquiridas”. El propio community manager del influencer, encargado de manejar sus redes, declaró en la causa. Contó cómo el detenido le enseñó al denunciante a operarlas, hasta filmaron un video tutorial.
El acusado, siempre según la denuncia, operó un pequeño truco, donde se aprovechó de la ignorancia de su víctima: Adrián B. se habría quedado con una copia de la clave privada de las wallets.
“El detenido supuestamente se guardó una copia de esta clave privada, a pesar de que Ferrer tenía físicamente esa billetera”, asegura una fuente del caso. Luego, la vació mediante una aplicación de software el 13 de junio de 2022.
Adrián B. aceptó declarar en su indagatoria. Habló, por ejemplo, de su vínculo con el influencer. “Me pasaron el precio de las asesorías que él brindaba. El precio era de mil dólares, pero supuestamente era la última que iba a realizar en el año y me bajaron el precio a quinientos dólares, me hicieron una promoción, por así decirlo”, afirmó, según fuentes judiciales. Luego, fue invitado a un asado en la casa del consultor, donde se encontró con otros que habían pagado por la misma asesoría, como el dueño de un taller mecánico, un fabricante de inodoros.
“Ahí cada uno contaba lo que hacía y por qué venía a la reunión. Cuando me toca a mi, me toca hablar, me presento, digo de qué trabajo, qué estudio y digo por qué iba a la asesoría. Y digo que mi padre tiene una propiedad y queríamos saber qué hacer con esa propiedad, como él (el influencer) se dedica al rubro inmobiliario. Y después, empezamos a charlar y yo cuento mis conocimientos relacionados a las criptomonedas”, siguió.
Así, el consultor lo citó para hablar de un posible negocio cripto en una oficina en Barrio Parque. “Me había contado que a su sobrino le había dado plata para comprar NFTs, que eran unos juegos, que esos juegos tenían una recompensa que por jugar te pagaban”, declaró el acusado.
Luego, le presentó a su sobrino y un amigo. “Laburá con ellos”, les dijo. Así, con un sobrino y un amigo y un hombre que conoció en un asado, se formó el negocio cripto. Poco después, el acusado se quejó de que el sobrino y su amigo no trabajaban. “Seguí vos solo”, le dijo su presunta víctima.
El influencer ciertamente perdió: el Bitcoin, hoy, está a casi el doble de lo que valía cuando las wallets fueron vaciadas.