El domingo 7 de enero último, Eugenio Sipatov, un programador informático nacido en Ucrania y nacionalizado argentino que se asentó en el país, fue acribillado en la zona de Remedios de Escalada, jurisdicción de Lanús, por cuatro motochorros que intentaron robarle. Le dieron un disparo en el pecho, a quemarropa, frente a un vecino con el que Sipatov charlaba, frente a cámaras de seguridad. Había terminado de construir su casa en la cuadra donde lo mataron poco antes.
Sipatov también estaba a punto de ser padre. Su pareja, rusa como él, tenía fecha de parto para la semana siguiente del crimen.
Así, los hampones, tal como llegaron, huyeron. El debate detrás del humo del escape de sus motos fue evidente: más inseguridad en el Conurbano, un hombre a punto de ser padre y una familia destruidos por nada, el debate de siempre.
Ayer lunes, siete meses después, detectives de la División Homicidios de la Policía Federal capturaron en la villa Zavaleta de Barracas a Sebastián Ezequiel Leiva, de 19 años, alias “El Chipo”, el principal acusado por el hecho. Poco después del hecho cayeron dos de sus presuntos cómplices en el ataque: ambos son menores de edad, lo que llevó a que el expediente sea investigado por la UFI N°6 de Menores de Lomas de Zamora a cargo de Mariano Bonilla.
La banda, según fuentes judiciales, fue encontrada con varias tareas de campo, en zonas como Villa Diamante, que llevaron a hallar posteos en redes sociales con análisis de direcciones IP e intervenciones telefónicas.
Poco después, comenzó el rastro rastro que llevó a “El Chipo”. No fue fácil llevárselo detenido. Los detectives encontraron en la esquina de Amancio Alcorta y Vélez Sarsfield. Varios de sus compadres intentaron defenderlo mientras lo esposaban.
Tras el crimen, a días de dar a luz, Vlada, la pareja de la víctima, escribió una fuerte carta. “Hace 10 años habíamos comprado un terreno, y la casa que pueden observar ahora, la construyo todo él. Cada ladrillo, las ventanas, la electricidad, la plomería, todo lo hizo él. Fue un chico muy inteligente y muy trabajador”, recordó a su pareja.
“Mi marido fue una persona muy sociable, y tenía muchísimos amigos. Esa noche salió a charlar con un amigo. Estaban sentados en la vereda de la casa vecina, cuando aparecieron 2 motos con 4 delincuentes, 2 de los cuales se bajaron armados. Como se ve en el video, el amigo reaccionó y se escapó, y a mi marido le pegaron la cabeza con el arma: lo levantaron y le pegaron un tiro en el pecho, supuestamente, intentando sacarle el celular”.
“El 22 de enero tiene que nacer nuestro hijo, al cual ya nunca podrá ver y el cual se quedó sin el padre”, continuó.