Debajo de los lentes negros y su apacible apariencia, Leo, el vendedor de caramelos de una plaza de Cipolletti, en la provincia Río Negro, escondía un pasado siniestro: su verdadera identidad se conoció luego de que muriera de un ataque cardíaco en el hospital local el último 4 de agosto. “El abuelo”, como también le decían al hombre, era en realidad un publicista que había sido condenado por la violación de dos nenas, de 10 y 11 años, en un hotel alojamiento de La Plata en 2017.
Sin embargo, el mismo anciano que solía sentarse en una plaza de Cipolletti en una silla negra junto a una conservadora verde en la que llevaba la mercadería cuatro años atrás había dejado la cárcel: fue excarcelado en 2020. Al parecer, aunque no estaba prófugo ni tenía un pedido de captura vigente, el abusador condenado deseó construir una nueva vida tras lograr la liberación definitiva, sin que nadie pudiera reprocharle reconocerlo. Y adoptó otra identidad.
Llegar a su nombre real no fue sencillo. Fuentes del caso indicaron a Infobae que, al morir, pidieron el documento de Leo a su pareja, una mujer con la que vivía en la ciudad. Ella les entregó un DNI que, a simple vista, “tenía una foto pegada”.
En ese momento, las autoridades sospecharon y dieron intervención a la Comisaría 24 de Cipolletti. “Se trató de hacerle fichas dactilares a la persona fallecida, cosa que no se pudo, entonces se tuvo que convocar al personal de criminalística. Ellos sí si pudieron, de alguna manera, rescatar las huellas que se enviaron a Viedma para que, a través del Departamento de Criminalística, se pueda establecer bien la identidad de la persona”, detallaron cómo fue el trámite.
“Cuando se cargaron al sistema nacional, se estableció que la huella dactilar correspondía al ex publicista y fotógrafo Alfredo Jorge Campanella, nacido el 17 de diciembre de 1948″, explicaron sobre el condenado por los abusos en La Plata.
De acuerdo al diario Río Negro, Campanella decía en Cipolletti que era jubilado y que vendía golosinas para ganarse la vida. No tenía conocidos en el nuevo ambiente en el que se movía ni familiares, aunque este medio pudo saber que sus haberes de ANSES los cobraba con su verdadero nombre.
“Hoy me toca despedir a un amigo muy querido, se ganó el corazón. Quien lo conoció, era vendedor de alfajores en la esquina de Brentana y Alem. Vuela alto Leo se te va a extrañar, Dios te tiene a su lado”, publicó una mujer en su cuenta de Facebook tras enterarse de su muerte. El posteo lo hizo junto a una foto del anciano sentado frente a una mesa. Es probable que no supiera el secreto que cargaba el hombre.
Al enterarse de la verdadera identidad, sus vecinos iniciaron una búsqueda por redes sociales de sus familiares para que pudieran despedirlo. En ese momento, se enfrentaron a la verdad: notas publicadas por Infobae que reflejaron, en su momento, los aberrantes abusos por los que fue condenado bajo la supervisión del Juzgado de Ejecución Penal N°1 de La Plata.
Los aberrantes abusos
Fue su ex novia, de 17 años y tía de las niñas abusadas, quien contó en la Justicia los pormenores de los abusos. Los investigadores descubrieron en poder del publicista videos con niñas que aparecen desnudas y dormidas cerca de objetos de estimulación sexual.
Tras la denuncia, en el allanamiento a Campanella se le secuestraron fotos, videocasetes, cremas íntimas, pipetas para enemas, xilocaína y objetos de estimulación sexual.
Según la causa, Campanella había llevado a las niñas a ver películas como Los increíbles o Bob Esponja, y antes habían paseado por la República de los Niños y el Bosque. La menor de las víctimas, que por entonces tenía 10 años y cuyo resultado de peritaje forense arrojó “desfloración de larga data”, declaró: “Alfredo siempre nos daba de comer cosas que nos caían mal. Y nos hacía dormir”.
A su ex novia, la tía de las menores, según contó en su declaración, la dormía con yogures y gaseosas repletos de calmantes. En los videos secuestrados al imputado sólo se le ven sus brazos y sus manos. Con ellas tocaba a las menores.
Campanella residía en la Capital Federal y fue detenido por la DDI de la Plata en una habitación de un hotel céntrico de esa zona, ubicado en la calle 54 entre 5 y 6. La Policía lo encontró acompañado por las dos pequeñas, a las que había registrado en la conserjería como sus sobrinas.
Ese día, las dos niñas, que residían en la zona de El Jagüel, fueron trasladadas a un centro asistencial, donde los médicos constataron que presentaban lesiones provocadas por la violación.
Fuentes allegadas a la investigación indicaron que el imputado, que se movilizaba en un automóvil Renault Twingo, viajaba periódicamente a La Plata y se hospedaba en distintos hoteles, acompañado de adolescentes a las que hacía pasar por familiares para evitar sospechas.
Las fuentes revelaron que, luego de ingresar a la habitación, dormía a sus pequeñas acompañantes con poderosos somníferos y, posteriormente, las sometía sexualmente.