El caso Loan y la declaración de Catalina: el odio de Laudelina, sus sospechas sobre Benítez y quién es el dueño de sus campos

La abuela de Loan testificó por primera vez ante la justicia federal en la causa por la sustracción del nene de 5 años en el paraje Algarrobal de Corrientes. Qué piensa que le pasó a su nieto y qué dijo sobre la venta de niños

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Catalina Peña, la abuela de Loan
Catalina Peña, la abuela de Loan

Se conoció este lunes la declaración completa de Catalina Peña, la abuela de Loan Danilo Peña, quien testificó por primera vez antes la justicia federal en la causa por la sustracción de su nieto. La mujer de 86 años reconoció ante las autoridades que sus campos no le pertenecen, contó por qué desconfía de su yerno Antonio Benítez, habló sobre las peleas de sus hijos José y Laudelina y dio su versión sobre lo que cree que pasó con el nene de 5 años ese 13 de junio pasado en el paraje rural correntino Algarrobal.

Le habrán entregado a otros porque ¿cómo se va a perder? El Benítez, que se fue por delante, ¿para qué se fueron de la casa, qué se fueron a hacer en el monte? Porque si era por naranjas, yo tenía ahí en casa, estaban llenos los árboles”, lanzó Catalina ante la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, los fiscales Mariano de Guzmán, Marcelo Colombo y Alejandra Mangano y el pool de abogados de la querella y la defensa de los siete detenidos.

Así, Catalina hizo ante las autoridades la misma pregunta que surge desde el día cero: por qué ese jueves, tras el almuerzo del estofado de pollo en su casa, Benítez, junto Daniel ‘Fierrito’ Ramírez y Mónica Millapi, se fueron a juntar frutas al naranjal si en su predio había árboles de ese estilo. Hay que recordar que, junto a los adultos, también fueron Loan y otros cinco niños y, que fue en ese contexto, que sustrajeron al menor de 5 años.

Catalina no es una mujer dócil. Además de reclamarle a la justicia que le devuelvan su teléfono en varias oportunidades durante la testimonial, no tuvo reparos en apuntarle a su yerno preso con todas sus sospechas: “Yo pienso que el Benítez ya tenía su colega. Él es juntado con mi hija, tenía sus antecedentes porque robó 3 terneritos, tuvo que pagar abogado para que salga. Yo paso vergüenza todos los días por esto”.

El naranjal
El naranjal

Lo que no supo decir Catalina era cómo se llevaba Benítez con el papá de Loan. Sólo se limitó a hacer un ademán con la mano y decir: “No sé, se llevan más o menos”. Sí, fue tajante cuando la consulta fue cómo era el vínculo entre sus hijos, José y Laudelina: “Ella le odiaba al pedo, porque el gente le odiaba a uno y entonces le odiaba a toda la familia. Se quiere quedar con todo lo que tengo, pero ¿para qué se fue de casa? Ella se fue por su propio gusto, no es que le eché, pero quiere quedarse con todo”.

Y en ese punto, Catalina zanjó una duda que generó muchos rumores en los últimos días y que vinculaba la desaparición de Loan a una venganza familiar en el marco de la pelea entre los hijos por sus tierras del paraje Algarrobal. La mujer confirmó que los campos no están a su nombre, sino que son de otro hombre, un correntino de apellido Ibarrola.

“(Ibarrola) Ya me estaba por entregar, pero le dije que tengo otro problema, que me espere. Sí, fue una venta... Como me estaba queriendo sacar los Roger (NdeR: con quien tuvo conflictos por las tierras)... Porque los abogados me dijeron que me van a hacer querella... Me tiene que devolver el otro, tenemos que pagar abogado también”, fue lo que dijo la abuela y, entonces, le preguntaron quién sabía de su familia que le iba a devolver las tierras: “Sabían todos, por eso se peleaban la Laudelina y José”.

Antonio Benítez, tío de Loan
Antonio Benítez, tío de Loan

Otra de las cosas que comentó la abuela de Loan fue el motivo del regreso de María Victoria Caillava y Carlos Pérez a su casa del Algarrobal, tras haberse ido del lugar no bien desapareció el nene: “Me dijo que se había olvidado la cartera y no llevó ni la llave para abrir la puerta, entonces volvió”, recordó y continuó: “Agarró su bolsita de mandarinas y se olvidó la cartera. Vino ella, de vuelta, y se fue a buscar a la criatura con las personas”.

También le preguntaron a Catalina por su teléfono, ya que según una pericia hubo 34 llamadas eliminadas y una extraña actividad antes de la desaparición de Loan. Los fiscales querían saber si ella había estado en contacto todo el tiempo con el equipo. “Es uno chiquitito, que es para contestar llamadas”, describió la mujer sobre el rudimentario equipo analógico; y agregó que Laudelina se lo descargaba y lo usaba, pero ella no sabe agendar números y solo conoce dónde tiene que tocar para atender.

La foto del almuerzo
La foto del almuerzo

Y siguió: “Yo tengo el cargador en la cocina, no sé si pudieron agarrarlo. Sí, duermo con el celular. Cuando hay llamadas de noche, ahí nomás contesto. Pero el 13 no hablé con nadie. Después sí, llame a mi hijo de Buenos Aires... El 14 lo llamé”. También dijo que la distancia entre la mesa donde almorzaron el día de la desaparición de Loan y la cocina donde dejó enchufado el celular es de unos 4 metros; y que las dos hijas de Laudelina que se fueron a dormir la siesta lo hicieron en su habitación.

Los investigadores le pidieron si podía reconocer a las personas que le propusieron que mienta: “Uno solo me hablaba y me dijo que: ‘Mañana se va a ir Laudelina a declarar, tenés que decir vos también que era un accidente y que le mataron y le enterraron en el monte. Yo le dije que no’”, respondió y lo describió con barba, pelo corto, medio rubio y de unos 60 y pico de años. Y añadió: “Esa fue la primera vez. Entró a mi casa caminando. No vi en qué llegó. Yo estaba sola, pero afuera había periodistas y policías”.

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Incluso, comentó sobre la cantidad de gente que iba a su casa y que había llegado desde Buenos Aires para los rastrillajes por su nieto: “Se buscaba a Loan por todos lados, pero no le encontraban. Yacaré no hay les dije”, comentó en relación a los dichos de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cuando viajó a 9 de Julio y recordó que en la zona donde desapareció el chico “hay yaguaretés, yacarés, pumas, víboras y pozos” y dijo que iba “con todo: con buzos, personal de monte y equipos radiológicos para ver las panzas de los animales”.

Por último, le preguntaron a Catalina si conocía que se podría adoptar chicos en la zona de forma ilegal. La respuesta de la mujer fue sorprendente: “No, había antes, en esta época no hay más... Porque la Policía les atajó cuando ya tuvieron el sueldo de madre de siete hijos. Antes las mujeres pobres, que no tenían marido y tenían hijos así nomás, sí vendían”. Y recordó un caso de un hombre: “Vendía los nietos, le decían Botita Cardozo. Las hijas no tenían marido, entonces vendían”.

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