La Gendarmería Nacional Argentina secuestró casi siete mil balas sin aval legal en Córdoba este domingo, según informaron fuentes oficiales a Infobae.
El episodio ocurrió en las inmediaciones de Las Peñas, la localidad que está ubicada a más de 100 kilómetros de la capital de la provincia. Allí, miembros de la Sección Núcleo del Escuadrón 65 “Córdoba” interceptaron una camioneta que se encontraba en un camino rural.
Durante la requisa, el personal halló múltiples cajas que contenían 6.975 cartuchos calibre 20. En consecuencia, solicitaron el aval legal de la munición al conductor del vehículo. Ante esto, constataron que el hombre no contaba con la documentación correspondiente, tal como precisaron las fuentes.
El Juzgado Federal N° 3 de la ciudad de Córdoba intervino en el caso y el juez dispuso el secuestro de los cartuchos. Además, ordenó que el hombre que manejaba quede sujeto a la causa.
El caso remite a otro similar, ocurrido el pasado 14 de junio en la provincia de Buenos Aires, en el que hubo 14 allanamientos en La Plata y el conurbano bonaerense. Los operativos se desprendieron de una investigación de la Superintendencia de Planeamiento y Operaciones de la Policía Bonaerense.
Semanas previas, una auditoría de la fuerza provincial notó la desaparición de una serie de municiones en la escuela Juan Vucetich de Berazategui. Pero no solo eso. También, notaron que faltaban balas en la escuela Juan Dantas en la zona de Pereyra y los centros de formación de Lomas de Zamora, Quilmes y Avellaneda. Eran balas para prácticas de tiro.
Todo comenzó tras una denuncia inicial ante la Justicia. De inmediato, quedaron bajo la lupa cuatro instructores de tiro: civiles que dictan clases en las dependencias.
Pero además fue investigado un capitán de policía, instructor en la escuela Vucetich, por, presuntamente, vender balas producidas por Fabricaciones Militares. Así, el negocio aparenta no solo tratarse de revender balas robadas al Estado sino que la investigación también reveló un esquema de relleno y reciclaje de vainas.
El sospechoso que disparó la investigación es un instructor en la Juan Vucetich. Un experto de 50 años con domicilio en La Plata. El hombre fue investigado por “comercializar munición extraída de depósitos judiciales, tanto en cajas rojas y blancas de Fabricaciones Militares como rezagos de municiones puestas en desuso por su antigüedad”.
Durante la semana del pasado 14 de junio, hubo cinco arrestos y concluyó con un notable saldo de metal pesado: se secuestraron 88 armas cortas, cien armas largas, 8 mil municiones, 47 kilos de proyectiles, diez kilos de perdigones, tres kilos de fulminantes, diez kilos de pólvora y ocho máquinas de fabricación de proyectiles.
Uno de los domicilios allanados -y que terminó clausurado- fue un depósito sobre la calle Zárate de Villa Lynch, en el partido de San Martín. Allí encontraron una fábrica clandestina de balas, atrás de un portón negro.
Según aseguró una fuente clave del caso, en este lugar “se fabricaba directamente el plomo de proyectiles de diferentes calibres”. Los operadores “tenían un horno, con un ingreso de gas clandestino que lo abastecía”.
A su vez, el metal empleado, principalmente aluminio y bronce, se compraba a chatarreros. Luego, lo derretían en la fábrica. De este modo, finalmente se convertía en materia prima para producir los proyectiles.
También se allanaron depósitos de armerías y locales de venta al público en el barrio porteño de Chacarita, en el partido de Lanús y en Villa Luzuriaga, ubicada en La Matanza. Durante los operativos, se secuestraron casi dos mil pistolas, revólveres y rifles.
La causa está en manos del Juzgado N°4 de Quilmes y la UFI N°1 de Berazategui, a cargo del fiscal Daniel Ichazo.