Todo comenzó este sábado por la mañana con un llamado desesperado que un hombre realizó a la Policía, debido a que su madre, una jubilada de 74 años, había dejado de responder sus llamados. A raíz de esto, un móvil se presentó en la vivienda de la mujer, ubicada en el barrio Ampliación Poeta Lugones, en el noroeste de la ciudad de Córdoba. Lo que encontraron en el interior de la propiedad era una escena digna de una película de terror.
El crimen de Susana Beatriz Montoya es un misterio que en las últimas horas se manejó con total hermetismo por parte del fiscal Juan Pablo Klinger, a cargo de la Fiscalía de Instrucción de Distrito IV, y el resto de sus colaboradores. El hecho fue descubierto este sábado por la mañana luego de que los oficiales ingresaran a uno de los domicilios de la calle Miguel Andrés Camino al 4.800.
Previo a esto, el hijo de 53 años de la jubilada se comunicó con la línea de emergencia del 911, con la intención de solicitar asistencia ante la falta de noticias de su madre. Fue así como el hombre les dio la autorización para que los agentes irrumpieran en el inmueble. Aunque estos tuvieron que acceder por los techos de la misma, sin antes contar con indicios que anticiparan el terrible final que tuvo Montoya.
Manchas de sangre, la huella de la mano izquierda de la víctima y el cuerpo que yacía sin vida dentro de la vivienda. Al poco tiempo, notaron un detalle crucial que llamó la atención de los efectivos: un arma blanca que todavía permanecía incrustada en su cuello.
Luego de que se diera aviso a la Fiscalía sobre el homicidio, los agentes procedieron a cercar los alrededores de la casa, con el objetivo de que nadie que fuera ajeno a la investigación pudiera ingresar en el perímetro.
Los motivos detrás del crimen no fueron esclarecidos. En el interior de la casa, los presuntos responsables dejaron una advertencia en una de las paredes. “Los vamos a matar a todos HDP” fue la frase que encontraron los policías, de acuerdo con la información obtenida por el medio cordobés Cadena 3. Sin embargo, los investigadores han mantenido bajo reserva cualquier sospecha que pudiera tenerse hasta el momento. Aún así, informaron que el domicilio no tenía daños y/o forcejeos, lo cual podría transformarse en una pista clave.
El siguiente paso será esperar a los resultados de la autopsia realizada sobre el cuerpo de la jubilada y el hallazgo de cualquier otro potencial indicio que pudiera conducir a los responsables contribuiría a arrojar luz a lo ocurrido. Aunque plantearon que la mujer podría haber recibido un golpe contundente en la cabeza y que, finalmente, habría sido asesinada de un puntazo en el cuello.
El asesinato de Montoya comenzó a generar preocupación entre los organismos defensores de los derechos humanos, debido a que la víctima era la madre de Fernando Albareda, uno de los militantes de HIJOS. Según Cba24, el militante ya había recibido otro tipo de amenazas. Además, la jubilada también solía formar parte de las jornadas, en donde pedía justicia por su esposo, Ricardo Fermín Albareda, un subcomisario que fue torturado y asesinado luego de haber sido desaparecido en 1979.
Por el momento, las autoridades todavía no descartaron que se haya tratado de un homicidio en ocasión de robo, aunque aún no se hallaron pruebas o elementos que demostraran que la mujer fue atacada para después despojarla de sus pertenencias de valor. Solo el desorden que había en el lugar podría ser tomado como un indicio de que alguien hubiera revuelto el interior en busca de dinero y/o joyas.