Un allanamiento de rutina a un galpón habilitado como chatarrería en la zona oeste de Rosario terminó con el hallazgo de un posible templo del robo hormiga de metales en la ciudad y la detención de siete personas como consecuencia del hallazgo de 2.300 kilos de cobre, 300 kilos de aluminio, autopartes de dudosa procedencia, dos armas de fuego, 4.300 euros, 310 mil dólares y 23.800.000 de pesos, con una causa a cargo del fiscal Franco Carbone.
El procedimiento comenzó este jueves a la mañana en un depósito de Cerrito al 4700. Al ingresar, personal de la Comisaría 13ª y de Control Urbano Municipal encontraron elementos cuyo origen no pudo ser explicado por los responsables del lugar.
“Encontramos partes de motos y de otros vehículos. Hay medidores de agua y de gas, pero recién entramos. Falta mucho por revisar”, dijo a Canal 3 este jueves al mediodía Diego Herrera, secretario de Control Municipal. Una vez culminada la inspección allí, los agentes pidieron al fiscal que intervenga para poder entrar a un galpón ubicado enfrente, que según testimonios, sería de las mismas personas. Cuando consiguieron el permiso, ingresaron y hallaron más material que posteriormente fue secuestrado.
En unos de los tinglados se incautó el efectivo, una caja con autopartes y rollos de cobre. En el otro, 15 bolsones de cobre envainado, cubiertas –con y sin llantas– y 70 medidores de agua y gas.
Después de allanar los dos depósitos de Cerrito al 4700, la Policía y Control Urbano recibieron la orden de etntrar en otro inmueble, en Gutenberg al 2000, a la vuelta. En esa propiedad se hallaron 720 mil pesos, 6.400 dólares, dos armas de fuego y cartuchos.
Una vez culminado los operativos, el fiscal Carbone ordenó la detención domiciliaria de Ángel Adolfo D. V. (78 años), Luis Eduardo D. V. (74) y Carlos Alberto D. V. (70), quienes figuran –según fuentes policiales– como titulares de la SRL que controla el lugar. Ambos serán acusados el lunes próximo junto con Alfredo Daniel R. (58), Eduardo S. (53), Carlos Gabriel D. V. (42) y Gerardo M. (39).
Al momento de los allanamientos a los agentes los sorprendieron varias cuestiones: que el lugar no tenía pizarra con referencia de precios de compra del kilo de los metales, que estaba “muy ordenado” y que tenía una cámara tipo domo instalada, parecida a las que utiliza la Municipalidad local. A esto se le agrega que se hicieron presentes en autos de alta gama los abogados de los aprehendidos, que son de reconocida trayectoria, e incluso uno de ellos fue juez hasta el año pasado.
En Rosario el robo de metales fue noticia por el fallecimiento de tres personas que se electrocutaron al intentar sustraer cables subterráneos. El primer caso, ocurrido el 11 de enero pasado, fue el de un joven cuya identidad no fue informada por el Ministerio Público de la Acusación que quedó enredado en un tendido eléctrico aéreo en Ramón Carrasco al 3900, en barrio Alvear.
El hecho que se hizo más conocido a nivel nacional fue el de Ezequiel Francisco Curaba, de 21 años, que quedó filmado en enero pasado por vecinos al salir completamente quemado tras una descarga eléctrica sufrida en Presidente Perón al 6000 por querer cortar un cableado de la Empresa Provincial de la Energía.
El último fallecimiento bajo esas circunstancias tuvo lugar en marzo pasado, cuando Daniel González sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo al quedar electrocutado mientras cortaba un cable de la Empresa Provincial de la Energía en Ovidio Lagos al 200.