¿Negocio narco en Australia?: la oscura sospecha detrás de los 783 kilos de cocaína incautados en Neuquén

El lote fue incautado a comienzos de este mes luego de una investigación de la PROCUNAR. Una banda liderada por un ex secuestrador buscaba cruzarlo a Chile. Los investigadores del caso sospechan que la droga podría haber sido enviada a Oceanía, el mercado narco más lucrativo del mundo

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Video: el operativo de Gendarmería y Prefectura en Neuquén

A comienzos de este mes, 783 kilos de cocaína fueron capturados en Neuquén, una fortuna en polvo, con un valor de al menos 28 millones de dólares según autoridades judiciales, el lote más grande en la historia reciente. Gendarmería y Prefectura realizaron ocho allanamientos y capturaron a diez detenidos, una banda que planeaba cruzar la droga a Chile en un convoy de camionetas Toyota y Mercedes Benz, tras reunirse en un complejo de cabañas de esquí en Caviahue, para seguir luego por un paso fronterizo. Una curiosa empresa porteña, en los papeles una ganadera, había pagado su estadía en el complejo, con un depósito de 680 mil pesos.

Así, tras una serie de movimientos de inteligencia previa, los interceptaron, con una causa en su contra a cargo de Patricia Cisnero, fiscal coadyuvante de la PROCUNAR, el ala de la Procuración que investiga delitos narco, y el Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora.

Hasta aquí, nada fuera de lo usual. Pero, en este caso, lo que no se sabe es lo más preocupante de todo. La fiscal coadvyuvante Cisnero sigue la pista en dos frentes, con pericias a los teléfonos incautados y un informe especial pedido a la Aduana.

El misterio es triple: se trata de los jugadores involucrados, de la ruta de exportación y también del negocio final, posiblemente, el más lucrativo en el mercado argentino de la droga, una exportación masiva a Australia, donde se vende uno de los gramos más caros del mundo.

"El Negro" Salinas e Ileana Bolzán
"El Negro" Salinas e Ileana Bolzán

Los diez detenidos, desde ya, se negaron a declarar. Los seguimientos del caso revelaron como posibles jefes a Gerardo Salinas, “El Negro”, matancero, un ex secuestrador que terminó preso en un penal federal. Bajo sus órdenes estaba Ileana Bolzán, una mujer cordobesa registrada como kiosquera en la AFIP. Bolzán es una vieja conocida de la PROCUNAR, con cierta experiencia en el contrabando internacional de droga. Los investigadores la ligaron al viaje del velero Thorben, que zarpó del puerto de Salvador de Bahía. Brasil, el 15 de febrero de 2020, para un viaje transatlántico: llevó 1500 kilos de cocaína a España. Entre sus tripulantes, cuatro argentinos, estaba Bolzán, según documentos judiciales. Cristian Sosa, otro hampón vinculado a ese viaje, también fue parte de la misión a Neuquén y terminó detenido.

Ninguno de ellos tiene el bolsillo para ser el inversor principal, cuya identidad se desconoce. Hoy, un kilo de cocaína en Bolivia puede costar, como mínimo, 3500 dólares, de acuerdo a escuchas telefónicas en causas narco recientes, más si se compra cerca de la frontera .

Los 783 kilos, creen los investigadores, no estaban destinados al mercado doméstico chileno, sino a la exportación naviera, un posible rip off, o parasite smuggling, droga oculta en cargas de barco legales, que luego son recuperadas en el puerto de llegada. Estos envíos rip off suelen hacerse en el puerto de Zárate, con rumbo a Europa. Pero mandar la droga en convoy a Chile sugiere la ruta reversa, el Pacífico en vez del Atlántico.

“Podría ir a Australia, perfectamente”, dice una fuente clave del caso, con 11 mil kilómetros de Santiago a Sydney, un trayecto que rompe la máquina narco de multiplicar dinero: el kilo, estiman fuentes policiales y diversos informes de inteligencia, cuesta 266 mil dólares en Oceanía, con menudeos de más de 300 dólares el gramo, un precio que solo se supera en algunos países árabes donde vender droga se castiga con la muerte.

A mediados del año pasado, dos buques que pasaron por puertos argentinos, el Chemstar Sapphire y el Saint Pinot, fueron allanados en Australia, con cargas de una tonelada entre ambos. Todavía no se sabe si la droga en esos navíos fue cargada en Argentina. El problema, desde ya, es preocupante para la Australian Federal Police, que nota una suba clara en el negocio a nivel local, con tasas cada vez mayores de trazos de cocaína en las aguas cloacales -una forma de medir el consumo que también se aplica en el Reino Unido, por ejemplo- y la actividad de las bandas.

El convoy de camionetas de la banda
El convoy de camionetas de la banda

Los narcos que operan en el país están en un lugar privilegiado: Argentina es uno de los pocos países que se droga como en el siglo XX porque la cocaína es barata, está del otro lado de la frontera. Aquí, una banda como Los Monos puede menudear polvo en una villa. En puntos como Australia, Tailandia, Dubai o Inglaterra, la cocaína es un producto gourmet.

Todavía no hay un gran jugador del negocio de la droga imputado por estas maniobras hacia Australia, alguien como, por ejemplo, Erwin Loza, ex dueño de la Ferrari Spider que Maradona conducía a mediados de los 90s, condenado a diez años de jaula en 2022, uno de los principales exportadores narco en barco y uno de los mayores clientes del financista y lavador Diego Guastini, muerto a tiros en 2019.

En todo caso, se trata de una danza de grandes y chicos. Los megaenvíos ocultos en cargueros ocurren junto a pequeñas encomiendas enviadas por correo público o privado con droga inteligentemente simulada. Aquí, no hay lugar a dudas: la droga sale desde Argentina.

En todo 2022, según números oficiales, la Aduana argentina incautó otros 15 envíos, al menos 22,4 kilos, disimulados en envíos tipo courier o postales en formas muy creativas: tapas y contratapas de libros, en mangos plásticos de utensilios y doble fondos de marcos de cuadros, impregnada en ropa o hasta dentro de un calefón.

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