Goya, Corrientes (enviada especial).- Llegó hasta el Juzgado Federal de Goya junto a su abogado, se bajó del coche y entró caminando. Casi diez horas después, se fue, pero esquivando cascotes rotos y piedras, con un casco puesto y un pool de policías de la Federal que le hacían de escudo humano. Un pequeño detalle más: se la llevaban detenida. A Laudelina Peña le dictaron la prisión preventiva sin plazo por la sustracción y el ocultamiento su sobrino, Loan Danilo Peña (5). Para los investigadores, según pudo saber Infobae, tuvo un rol activo y escondió el botín del niño para desviar la investigación. Salió presa de la indagatoria.
“Cómo le vas a hacer eso a tu propio sobrino”, le gritaba la gente que se agolpó frente al juzgado federal este viernes ni bien se enteraron que estaba siendo indagada por la jueza Cristina Pozzer Penzo, acompañada de su abogado José Codazzi.
Todo discurrió antes, durante y después de una nueva marcha para pedir Justicia que partió, precisamente, desde el frente del edificio judicial entrada la noche y con la presencia de familiares de Loan: María, su mamá, y sus hermanos Mariano, José y Cristian.
Los vecinos estaban enojados desde hacía rato. Un puñado había cantado toda la tarde improperios para con la séptima imputada por la desaparición del niño. Luego, cuando la marcha comenzó a movilizarse desde la puerta del juzgado rumbo a la Fiscalía Federal de Goya, a cargo de Mariano de Guzmán, ese grupo minúsculo no se movió. Siguió con los gritos contra Laudelina.
Fue en ese contexto que, al ver una luz encendida en una ventana lateral y en donde se veía a una mujer; comenzaron a arrojar piedras, astillaron el vidrio y dejaron a los empleados del juzgado en shock. Había confundido a la secretaria de la jueza con Laudelina. La orden de la Policía Federal bajó de inmediato y el escudo de agentes frente al palacio judicial comenzó a crecer y hasta incorporó oficiales de Prefectura.
Pasó la tarde y, para las 23.16, a poco de cumplirse las 10 horas de Laudelina ante la jueza y los fiscales Mariano de Guzmán, Alejandra Mangano y Marcelo Colombo, los últimos dos de la Protex, se decidió el traslado de la mujer a un destino desconocido. Afuera quedaba el mismo grupo de revoltosos, entre los que había niños bajo una temperatura de 8°C.
Entonces, se reforzó aún más la presencia policial con la llegada de la Infantería, con cascos y escudos; y dos camionetas: una blanca y una negra, que estacionaron frente a la puerta principal del juzgado. La furia se convirtió en piedras: hasta lanzaron medio cascote, que quedó estacionado en el escalón de ingreso al edificio, a metros del vidrio de la fachada. A Laudelina se la llevaron a toda velocidad.
Para ese entonces ya se sabía desde hacía rato que quedaba detenida la mujer que había denunciado que, bajo amenazas, ocultó el botín de su sobrino para desviar la investigación por, según sus dichos, indicación de María Victoria Caillava y luego de haber presenciado cómo la ex funcionaria municipal y su marido, Carlos Pérez, un capitán de navío (RE), habrían atropellado al niño.
Así, en menos de una semana, fue la segunda vez que la tía del nene de 5 años desaparecido fue atacada a piedrazos por vecinos furiosos.
La primera había sido el domingo pasado en Corrientes capital, cuando fue descubierta escondida en una casa, luego de haber hecho la denuncia ante un fiscal provincial cuando el fuero del caso están en la Justicia Federal. Esa noche, la agresión fue brutal y terminó con balas de goma y gases de parte de la Policía de Corrientes para dispersar y poder llevarse a la tía del lugar.
Luego de ello, Laudelina volvió a la localidad de 9 de Julio, a su casa, con sus tres hijos, la mayor de edad y los dos más pequeños. Allí se quedó porque la Justicia dispuso la custodia federal tras el ataque en Corrientes capital. Los lugareños no se ensañaron con la mujer tanto como los vecinos de la capital correntina y el puñado de los de Goya. Aunque, según allegados a la ahora detenida, el jueves por la noche le habrían “apedreado” la casa. “Fue a la indagatoria sin dormir”, dijeron.
Sin embargo, en la sala de audiencias del juzgado, Laudelina respondió cada una de las preguntas que le hicieron. “Fueron entre 60 y 80″, contaron fuentes del caso. Más allá de sus dichos, los fiscales ya tenían las pruebas para imputarla y que la jueza convalidara la detención.
Para los investigadores, Laudelina podría haber delinquido “en un contexto de criminalidad organizada o compleja, y como parte de un supuesto enmarcado en un delito federal”. Por ello pidieron la indagatoria, más allá de que, según se informó, “se incorporaron nuevos elementos de prueba que resultan cruciales para el avance de la causa”. Incluso, ampliaron: “Por fuera de la declaración prestada en la justicia provincial, y que la ubican como una persona de especial interés para la investigación, con un claro rol activo”.
Para los investigadores, la tía participó ese 13 de junio pasado en la desaparición de Loan, y habría colocado el botín de su sobrino, que se encontró de manera fortuita al día siguiente.
Los fiscales ya habían pedido detenerla días atrás, pero la jueza se los rechazó por falta de pruebas. Y si algo han conseguido los investigadores salió de la pericia a los teléfonos hecha esta semana.
En paralelo a la indagatoria de Laudelina, se obtuvieron muestras genéticas del grupo familiar de Loan, luego de que se pidiera ADN también de sus hermanos. La Justicia ya tenía el de los padres.
Además, declararon cinco testigos, siguieron con los procedimientos en la casa de Caillava y Pérez con Gendarmería, en el cementerio de 9 de Julio, y se allanó la comisaría en donde prestaba funciones el comisario Walter Maciel, preso y acusado de encubrimiento.