El funebrero asesino de Ramallo le tomó fotos a su hija mientras moría: la mentira para evitar la autopsia

Pablo Damián Grottini fue condenado ayer a prisión perpetua por el crimen de su madre, Teresita di Martino, a la que asesinó mientras estaba internada en un hospital. Sin embargo, fue absuelto por las muertes de su hermano y su hija adoptiva, que perdieron la vida en extrañas circunstancias

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Grottini junto a su madre
Grottini junto a su madre Teresita, a la que mató, y a su hija Ailén

Ayer martes, Pablo Damián Grottini se podría haber convertido en el primer asesino serial en la Argentina del siglo XXI. Enfrentó durante varias semanas de juicio al Tribunal N°1 de San Nicolás, acusado de matar a su madre, Teresita di Martino, a su hermano menor Germán y a su hija Ailén Luz, de diez años, que vivía con un retraso madurativo.

Finalmente, Grottini solo fue condenado por el crimen de su madre, a la que envenenó en el hospital San Felipe de la ciudad de San Nicolás, luego de que fuera internada sorpresivamente en abril de 2022. Contaminó su suero, inyectando la sonda con un poderoso psicofármaco. La pena para este caso fue la de prisión perpetua. Sin embargo, el acusado, un ex chofer de coches fúnebres, vecino de Ramallo, fue absuelto por las muertes de su hermano y su hija. El motivo, a pesar de la meticulosa investigación de la fiscal María Belén Baños, fue el beneficio de la duda.

Los jueces Laura Fernández, Belén Ocariz y Cristian Ramos, determinaron que no había fundamento científico para imputarle al chofer las muertes de Germán y Ailén. No fueron investigadas como homicidios en su momento; sus cadáveres fueron cremados por orden de Grottini tras fallecer.

“Nuevamente en este caso tropiezo con el escollo de no poder concluir con fundamento científico sobre las causales de la muerte de Ailén Grottini”, razonó el tribunal en el caso de la menor.

La lectura del veredicto contra Pablo Damián Grottini

Precisamente, no quedó claro en todo el desarrollo del juicio por qué Ailén murió en una cama del hospital San Felipe en julio de 2021. No se confirmó ninguna patología en toda su internación. “Síndrome convulsivo” fue la causa escrita en su certificado de muerte, lo que no indica la causa del problema, la raíz. La nena estaba enferma de nada.

La duda es evidente en el veredicto del caso, un documento de 62 páginas al que accedió Infobae. Todos los médicos que trataron a la menor en el hospital-el mismo lugar donde sería asesinada su abuela menos de un año después- declararon en el expediente, relataron cada paso, desde su llegada a la guardia hasta el fin de su vida en terapia intensiva.

Al llegar a la guardia del San Felipe, Ailén solo lloraba. La pediatra que la trató inicialmente “no advirtió ninguna patología al ingreso de la menor más que llanto, no obstante se hicieron todos los controles necesarios con los que iban descartando diagnósticos presuntivos, análisis, electrocardiorgama, tomografía, punción de médula”. A simple vista, “estaba bien de salud”.

La actitud de Grottini fue particularmente perturbadora para los médicos a lo largo de la internación. Acompañado de su madre en ocasiones, el chofer decía que su hija adoptiva se quería ir con su tío”. Ailén se torcía en la cama en posición fetal, el chofer le susurraba cosas al oído. Los médicos sospechgab

Así, en las horas posteriores, Grottini presenció cada paso de la internación de la menor, estuvo allí para ver sus crisis.

Grottini, en otra foto con
Grottini, en otra foto con Ailén

En su internación, según declararon los médicos, Ailén sufrió dos episodios de convulsiones. Fue estabilizada tras el primero, se le administraron medicamentos, diferentes maniobras. En el segundo, no.

“Mientras hacían RCP”, declaró el médico que trató a Ailén en sus últimos momentos, “El familiar estaba observando, no es común pero si no interfieren se los deja”, por experiencia es bueno por el duelo posterior. “El padre pidió quedarse. El padre estaba viendo”, continuó.

Grottini, cree el médico, le tomó fotos a su hija mientras moría.

Luego, le imploró al pediatra a cargo que el cuerpo no sea enviado a una autopsia, ya que su hermano había sido abierto en una morgue, que no quería que su hija terminara así. El médico se lo otorgó. Lo consideró un gesto de humanidad. Era mentira: el cadáver de Germán Grottini jamás fue examinado por un forense.

Los posteos de Facebook de
Los posteos de Facebook de Grottini tras las muertes de su hermano y su hija

Los momentos posteriores a la muerte de Ailén también fueron reconstruidos, testigo por testigo. La enfermera de terapia intensiva que asistió al médico que intervino en el momento del fallecimiento también se sorprendió ante la actitud extraña de Grottini:

“El padre pidió quedarse... Cuando finalizaron la maniobra les pidió no llevarla a la morgue, porque tenía conocidos en la funeraria y la iban a retirar. Dijo que no quería autopsia porque no quería que pase lo de su hermano”. Poco después, llegó al hospital Teresita di Martino, consternada.

La enfermera se sorprendió al ver el trámite. Intuía que correspondería, al menos, un paso por la morgue. Pero Grottini obtuvo su pedido: el cuerpo de Ailén fue directamente a la cochería, a la misma donde trabajaba hace más de una década, la empresa Exequial Service de San Nicolás, a diez cuadras del hospital.

Marcelo Fabián Farías, el jefe de Grottini en la funeraria, fue un testigo en la causa. Relató ese momento en su declaración. Afirmó que estaba Pablo, su mamá, dos o tres enfermero. “La criatura estaba cambiada, acostada”, dijo. Así, cargó el cuerpo a upa y se lo llevó, envuelto en una manta.

“Estaba calentita, dormida, no parecía muerta”, recordó.

Pablo Damián Grottini hizo uso de sus última palabras y aseguró su inocencia

El cuerpo de la niña fue llevado a un nicho en el cementerio de San Vicente, ubicado en la zona. Tras la muerte de Teresita di Martino, la fiscal Baños se dirigió al cementerio para saber qué había pasado con el cuerpo. Allí, descubrió, sus restos ya se habían incinerado.

Grottini se tomó su tiempo. Tenía la costumbre de pasar la tarde en el cementerio, junto a la tumba de su hija. Se iba solo y se quedaba allí. En su casa de Ramallo, solo quedaba su mamá. Él y ella.

Hoy, la fiscal evalúa apelar la absolución por las muertes de Germán y Ailén, según confirmaron fuentes judiciales a este medio. Hay otro testimonio en la causa sobre esos días en el hospital, tan macabro como el resto, o más.

También es parte del veredicto. Fue relatado por una de las enfermeras que trató a Ailén antes de su ingreso a terapia intensiva. La menor ya tenía una vía infiltrada. Grottini preguntó en repetidas ocasiones “cómo se manipulaba la llave de tres vías” para controlar el suero. Poco después, Ailén entró en convulsión. Horas después, notó que la llave parecía manipulada.

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