El coiffeur Abel Guzmán asesinó a su compañero de trabajo Germán Medina de un disparo en la cabeza el 20 de marzo pasado, minutos después de las 20, dentro de la peluquería “Verdini” de Recoleta. La secuencia quedó registrada en una cámara de seguridad en la que se ve claramente el crimen y cómo escapa el homicida. Guzmán se mantuvo prófugo durante 10 semanas hasta que fue detenido en la localidad de Paso del Rey. En las últimas horas, el juez Javier Sánchez Sarmiento lo procesó por homicidio agravado por alevosía y uso de arma de fuego.
Infobae accedió al documento del procesamiento, que cuenta con 53 fojas. En ese escrito del magistrado se detallan las contundentes pruebas contra el peluquero Guzmán, pero se hace especial hincapié en una conversación de un chat de empleados sucedida algunas semanas antes del homicidio, donde queda claro por qué mató a Medina.
Para el juez Sánchez Sarmiento, todo está claro: “Considero que el móvil del homicidio de Germán Gabriel Medina se trataría de una cuestión de celos, odio y resentimiento profesional”.
Luego amplió: “Germán Gabriel Medina, la víctima, expuso el conflicto que generaba el uso indiscriminado de formol por parte de Guzmán, no sólo frente al resto de sus compañeros, sino frente a su encargado y a su empleador, Facundo Ramón Verdini”.
El problema, básicamente, era que Guzmán utilizaba formol para el alisado del cabello, algo que está absolutamente prohibido por el Ministerio de Salud. Medina se lo marcaba a Verdini frente al resto de sus compañeros y el dueño de la peluquería intimaba a Guzmán a que deje de hacerlo bajo la amenaza de despedirlo.
¿Cómo llega a esta conclusión el magistrado? Por la conversación producida el 23 de febrero en el chat grupal de los empleados de la peluquería. Sólo un mes antes del crimen.
A las 23.06 de ese día, Facundo Verdini envió una filmación donde se lo ve hablando a cámara y dando un mensaje a sus empleados: “Quería hacer un video hablando del tema formol. Esto va más que nada para vos, Abel. Tengo muchas quejas con los chicos. Ya me está superando este tema. ¡Prohibido usar formol Listo, acá lo digo, acá lo dejo grabado como evidencia, no quiero más formol en la peluquería”.
En respuesta a esto, Guzmán escribió: “¿Querés hablarlo personalmente mejor? Nunca sos claro. Ahora que tenés este equipo, te molesta el formol. ¿Por qué esperaste tanto tiempo para poner claro tantas cosas? (sic). No tengo problema, mañana nos encontramos y lo resolvemos, pero como corresponde. Si todo es un problema para vos, ya sabes que tenés que hacer”.
Segundos más tarde, Guzmán siguió: “Te olvidas de quién sos. Siempre estuve y nunca te abandoné, y te portas así conmigo. Mañana te busco y lo resolvemos. Mañana mismo. No me gusta este puterío barato. Lo hablamos en la cara”.
A las 00.04, ya del 24 de febrero, escribió Medina, la futura víctima de Guzmán: “Hasta donde yo entiendo, se hace lo que el jefe dice y, si no, patada en el tuje. Onda, ¿dónde se vio que se le hable así al que te paga el sueldo? Lo de recién sonó a amenaza. ¿Qué le pasa? Háganla corta. Ustedes son los que mandan. Si no le gusta a alguien, que agarre la puerta y listo. Muerto el perro, se acabó la rabia”.
Para el juez Sánchez Sarmiento, este chat es la clave para entender por qué lo mató. En otro párrafo del escrito, el magistrado, de alguna manera, hace referencia a una inconsistencia en la declaración testimonial del dueño de la peluquería, aunque sin llegar a ser tomada como falso testimonio.
“A diferencia de lo que refirió el titular de la peluquería Verdini al prestar declaración testimonial, como bien lo señaló B.J.A. (empleado) y lo insinuó N.G.P. (empleada), el despido de Luis Abel Guzmán del comercio ‘Verdini’ era inminente y el acusado lo sabía. Guzmán no iba a ser suspendido, ‘iba a ser despedido’ y tenía conocimiento de ello, ese despido con causa y que Verdini estaba esquivando, llevó a alargar el conflicto en el tiempo, conflicto que venía de antigua data y al que, aparentemente, no le podía poner coto”.
Guzmán, además de procesado, fue embargado en 40 millones de pesos. Mientras pasa sus días en una alcaidía porteña, en el Servicio Penitenciario Federal ya le están buscando cupo para trasladarlo. Todo indica que su destino sería el Complejo Penitenciario N°1 de Ezeiza.