Así se hizo la pericia a la zapatilla de Máximo Thomsen que fue clave para condenarlo a perpetua

Hace cuatro años, los forenses del Laboratorio Scopométrico de la Policía Federal aplicaron una técnica especial y equipos de alta complejidad en una de las pruebas más incriminadoras de la causa que esclareció el crimen de Fernando Báez Sosa

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2024: Thomsen en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero
2024: Thomsen en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero

-Como tocar el pianito, pero con los pies.

-Exactamente.

Quien responde, en un reportaje realizado en el verano de 2020 por este cronista, es la auxiliar superior Julieta Báez Pini, una de las mayores expertas de la división Rastros, el área de criminalística de la Policía Federal. La expresión es relativamente común. Cualquier argentino o argentina puede reconocerla tras enfrentar a un policía para mojar los dedos en tinta litográfica e imprimirlos en un papel, la toma de las huellas dactilares para una posterior identificación. La misma imagen, la misma idea, vale también para los pies.

Días antes de esa declaración, Báéz Pini había sido la encargada de analizar la zapatilla con la que Máximo Thomsen pateó en la cara y en el cráneo a Fernando Báez Sosa. Las marcas del calzado estaban allí, en los restos de Fernando. Solo hacía falta comprobarlo.

La técnica que empleó la perito, un análisis scopométrico, desconocido para muchos, incluso dentro del sistema penal, llevó a la cárcel a Máximo Thomsen, con una condena de prisión perpetua: fue la pericia clave que determinó quién atestó el golpe mortal.

Horas después del crimen de la disco Le Brique en enero de 2020, el personal de la DDI de Villa Gesell que allanó la casa que los diez rugbiers alquilaban incautó una serie de zapatillas, entre ellas una de lona negra, marca Cyclone, con una obvia mancha de sangre en su puntera. Ni siquiera se habían molestadon en lavarla. Thomsen se hizo el desentendido de ese calzado, mientras se lo atribuía a Pablo Ventura, un chico de Zárate, tal como ellos, al que le hacían bullying en fiestas de la zona. Los rugbiers detallaron incluso el Peugeot de la familia de Pablo. “Si no se apuran, se escapa a Uruguay”, dijeron. Por esta crueldad, una de tantas, Ventura terminó preso. Ventura, dada su altura, calzaba varios talles más que Thomsen.

El 10 de enero de 2023 dos peritos de la PFA declararon en el juicio contra los acusados en el Tribunal N°1. “No había posibilidad de error de que fuera de otra zapatilla”, dijo una de ellas.

Hoy, Thomsen habla por primera vez en una entrevista, representado por su nuevo abogado, Francisco Oneto, ex candidato a gobernador de La Libertad Avanza. “Estuve ahí, participé y le pegué, pero nunca quise que pasara algo así”, afirmó en Telenoche, buscando, tal vez, evitar la imputación de premeditación que agravó su condena.

La pericia que lo llevó a la cárcel, una combinación de factores, es una historia en sí misma.

La zapatilla de Thomsen vista de frente
La zapatilla de Thomsen vista de frente

Tras el hallazgo en Villa Gesell, la fiscal del caso, Verónica Zamboni, ordenó que un técnico de la Federal, unte con tinta las plantas de los diez rugbiers acusados inicialmente. Las zapatillas no existían en un vacio. Había, al menos, dos impresiones de suelas de zapatillas en la cara de Fernando.

Una, resolvieron los forenses, resultó ser menor, insuficiente como para comparar con la zapatilla correspondiente y el pie asesino que la llevaba. Otra, en cambio, ubicada en el maxilar inferior izquierdo, se veía perfectamente.

Entonces, las zapatillas con sus plantillas, el reporte de la autopsia y las impresiones de los pies fueron enviados al Laboratorio Scopométrico de la PFA en Mar del Plata para su posterior análisis.

Seis meses después del crimen, la PFA entregó a Zamboni los resultados de sus pericias: esa zapatilla, según revelaron fuentes cercanas a la investigación, perteneció a Thomsen. La impronta de la zapatilla coincide también con el pie de uno de los principales acusados del crimen, según detectó el complejo análisis que comparó tanto la suela del calzado como la marca del pie en la plantilla.

“En sus conclusiones, la misma determina que existe correspondencia en cuanto a las características de clase entre la impresión del rastro visible en el maxilar inferior izquierdo de la víctima con la impresión tomada de la suela de la zapatilla derecha marca Cyclone, específicamente en el área interna del talón”, asegura un fragmento de la causa.

El video-espectro comparador Foster & Freeman modelo VSC 6000 empleado en el análisis que expuso a Thomsen.
El video-espectro comparador Foster & Freeman modelo VSC 6000 empleado en el análisis que expuso a Thomsen.

La perito Báez Pini detalló el proceso en su entrevista de 2020:

“El rastro de la pisada, que es un acto involuntario, un rastro muy susceptible de ser borrado, puede ser visible o latente. Esa imagen latente puede ser revelada. Se puede tomar una imagen del cuerpo de la víctima y cotejarla con impresiones de todos los calzados. Se busca la morfología de la suela, si coincide se analizan características de uso, de desgaste, si hay un corte”.

La zapatilla deja una lesión, “una marca por equimosis es una marca visible por la rotura de los vasos sanguíneos debajo de la piel, eso se imprime”, aseguraba la perito. Entonces, se analiza una fotografía.

Luego, se va por el pie sospechoso, con la toma de impresiones en diversas posiciones, parado, sentado. El pasosiguiente fue, precisamente, revelar la huella dentro de la plantilla con un equipo especial, un video espectro comparador en el laboratorio de la PFA, marca Foster and Freeman, modelo VSC 6000.

El video espectro comparador también se emplea, por ejemplo, para analizar documentos cuestionados. “Es un equipo que tiene diversas longitudes de onda de luz. Uno coloca un elemento y el equipo revela impresiones, se ve lo que a simple vista lo que no se puede ver. En el caso de la plantilla analiza el desgaste, el uso. Van quedando marcas en la plantilla. Lo que hacemos es resaltar lo que ya existe”.

La marca, desde ya, estaba ahí.

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