El viernes último, personal de la Comisaría 10B de la Policía de la Ciudad capturó a Carlos Burgos, acusado del delito de robo agravado por escalamiento, en una causa a cargo de la jueza Fabiana Palmaghini. La víctima del hecho fue una jubilada de 93 años, vecina de Versalles.
Al arrestarlo, le encontraron un botín de 5500 pesos, cinco dólares, euros, relojes, joyas, dos teléfonos celulares, cuatro tarjetas SUBE, tarjetas de crédito varias, su carnet de socio de un club del Ascenso y los papeles de su moto Honda
El hecho ocurrió minutos antes del arresto, cuando un llamado al 911 alertó sobre la presencia de extraños en la casa de la jubilada. Al llegar, los policías porteños vieron que un hombre saltaba por los techos vecinos, mientras que un vecino -que luego fue testigo en el procedimiento- salía de su casa para señalarlo: el ladrón se había metido en la suya.
Así, la Policía de la Ciudad entró: descubrieron que Burgos había entrado en el ropero del vecino para esconderse, con todo el botín del robo a la la jubilada en sus bolsillos.
Burgos, de 29 años, con una larga historia criminal en el rubro del robo y una condena al respecto según fuentes policiales, declaró un domicilio en La Matanza. Registros consultados por Infobae revelan otro domicilio en un asentamiento porteño. Estuvo preso en una cárcel federal, donde trabajó por el sueldo para detenidos que realizan diversas tareas. Tuvo, según fuentes judiciales, al menos diez causas en su contra en el fuero correccional porteño desde 2012 por delitos por robo a mano armada, hurto por escalamiento e inclusive un robo donde ocurrió un homicidio culposo. La gran mayoría de sus víctimas fueron mujeres.
Una secuencia mucho más violenta ocurrió el jueves 9 de abril en Barracas. Allí, un oficial inspector de la Policía de la Ciudad que se encontraba de franco de servicio oyó el pedido de auxilio de una mujer que era víctima del robo de su Volkswagen Bora en la esquina de Vélez Sarsfield y Perdriel, en un hecho protagonizado por al menos dos delincuentes. El efectivo, según fuentes policiales, dio la voz de alto. Los hampones continuaron con el robo.
Así, el policía, que estaba acompañado de un chico, creyendo que los delincuentes estaban armados, disparó. Uno de los delincuentes sufrió dos heridas de bala. Poco después, una ambulancia llegó al lugar, para trasladarlo al hospital Penna, donde fue tratado: uno de los disparos le afectó fuertemente un riñón.
Su cómplice, tras abandonarlo sobre el pavimento, escapó con el Volkswagen Bora. Sobre el auto viajaba uno de los hijos de la mujer asaltada, que, según reportes del caso, vive con autismo. Poco después, en la esquina de Iriarte y Vélez Sarsfield, chocó contra una camioneta Ford Ecosport tripulada por dos mujeres, que resultaron ilesas.