La comunidad de la ciudad de San Vicente, en Misiones, se horrorizó este jueves ante la brutal muerte de un niño de 3 años. La madre del menor lo llevó al hospital ya fallecido y les dijo a los médicos que “le había pegado demasiado”.
Alrededor de las 7 de la mañana, la mujer llegó al centro de salud visiblemente alterada y con el cuerpo ya sin vida de su hijo, Atriel, quien a simple vista presentaba golpes y heridas en todo su cuerpo. Según el testimonio ante la policía de la médica que los atendió, fue en ese momento que la madre del menor confesó que se había excedido en la golpiza. En su informe, la profesional constató que el niño presentaba “múltiples hematomas y escoriaciones”.
Inmediatamente, desde el hospital se alertó a las autoridades, haciéndose presente personal de la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional VIII. Gerardo Casco, a cargo del Juzgado de Instrucción de San Vicente, ordenó la detención en forma preventiva de la mujer, así como también que se le realizara un examen toxicológico.
Horas más tarde, tras el allanamiento de su vivienda, María (21) fue imputada por “homicidio agravado por el vínculo”. En la casa, realizaron pruebas de luminol para detectar manchas de sangre cuyo resultado fue positivo. Además, durante el trabajo de la División Policía Científica se relevaron huellas y se incautaron elementos de interés trascendental para la causa, según le revelaron a Infobae fuentes policiales.
Por otro lado, buscan intensamente al padre de Atriel, D.R.R. (36), tanto en San Vicente como en el resto de la provincia. Más allá de que su pareja confesó el crimen, no descartan que haya participado como cómplice o que directamente haya sido el único autor del infanticidio. Se estimaba que podría haber huido hacia Oberá, de donde es oriundo, pero según le revelaron a este medio, su detención es inminente y se habría mantenido siempre dentro de San Vicente.
Este viernes, el Cuerpo Médico Forense realizará en Posadas la autopsia correspondiente para determinar las causas de la muerte del menor. También revelará un dato que trascendió en la noche de ayer, y es que el cuerpo tendría signos de violencia doméstica, no solo reciente sino también de larga data.
Mató a su hijo de 9 años, pidió perdón en un video y luego se quitó la vida
Se sintieron consternación y espanto en la localidad formoseña de Ibarreta. Un hombre de 35 años asesinó a su hijo de nueve años, que además presentaba una discapacidad motriz, y luego se quitó la vida. Antes, pidió perdón en un video. La Justicia local apuntó a un homicidio calificado por venganza transversal hacia la madre, más conocido como “Homicidio oblicuo”, según confiaron fuentes del caso a Infobae.
El bestial episodio ocurrió durante la madrugada del miércoles 27 de marzo en una vivienda ubicada en el barrio San Roque, a 210 kilómetros de la capital provincial de Formosa. De acuerdo a la reconstrucción efectuada por los investigadores que consultó este medio, el niño, llamado Zamir, estaba solo en el domicilio donde vivía junto a su madre, G.C.H. de 38 años, cuando su padre -luego identificado como Ariel Lovey- ingresó a la casa y “se lo llevó”.
El hombre mató a su hijo de un disparo por la espalda, confió una fuente del caso, que llevó adelante el titular del Juzgado de Instrucción y Correccional Nº 6 de Formosa, Guillermo Caballero.
Luego del ataque feroz, el agresor intentó suicidarse, pero no lo logró. Quedó internado en grave estado en el Hospital Central de Formosa capital, donde finalmente falleció. En la investigación se corroboró que previo al asesinato, el hombre le mandó un video a un amigo donde “pedía perdón” por lo que iba a hacer y anticipaba que iba a quitarse la vida.
“Voy a hacer un video despidiéndome. Yo creo que esta es la mejor alternativa, porque si no mucho sufrimiento, tantos años... Zamir nunca va a lograr ser alguien normal. Esto ya lo verán cuando nosotros no estemos más. Pido un millón de disculpas a todos los que les hice daño. No fue mi intención, pero bueno. Era joven. Soy joven todavía, pero ya no voy a sentir más. Yo no quiero que nadie me llore, ni que nadie me lamente, ni nada. Solamente que se me entierre y nada más. Bajo tierra, si es posible. Quiero que se olviden de mí”, manifestó.
Zamir Lovey era un niño muy querido en la localidad de Ibarreta. De hecho, su mamá le había creado una página de Facebook llamada “Todos con Zamir-Formosa Ibarreta”, donde compartía cuestiones vinculadas a su salud y a su lucha diaria para conseguir una mejor calidad de vida.