La primera causa en su contra data de 2008 en Mercedes. A los 21, ya se mostraba escurridizo de la justicia, y violento. Dos años después de la imputación por portación de arma de fuego de uso civil sin debida autorización, desde el Juzgado en lo Correccional Nº2 lo emplazaron a ponerse a derecho bajo apercibimiento de ser declarado rebelde. Pasaron tres lustros y Julio César Morales (36) no sólo siguió gambeteando la Ley, sino que se tornó aún más peligroso. Así también terminó su vida.
Fue este lunes por la tarde. Morales eligió atrincherarse detrás de un colchón en la casa de su novia de la localidad de Cuartel V y murió mientras se resistía a ser capturado por la Bonaerense a los tiros: disparaba con el arma que le había robado a un subteniente minutos antes. En ese enfrentamiento, la policía Florencia Herrera (29) fue baleada en el abdomen y los médicos debieron extirparle el útero y los ovarios a causa de la herida.
El feroz intento del delincuente por no ser arrestado este lunes en el partido de Moreno, que incluyó escaparse de una ambulancia, esconderse en un auto y forcejear con policías, tenía un trasfondo: sobre él pesaba un pedido de captura desde abril de 2023 por un crimen en el marco de una disputa narco en la localidad de Francisco Álvarez.
Era la fiscal de la UFI Nº 3 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez, Luisa Pontecorvo, quien lo buscaba en una causa por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” de 2023. Justamente, la funcionaria le pidió el 14 de abril del año pasado al ministerio de Seguridad Bonaerense que ponga a Morales en la lista de los prófugos.
El crimen por el que buscaban a Morales ocurrió el 31 de marzo de 2023, en el barrio El Quijote. Según la investigación, Morales mató de un disparo en la cara a Matías Félix Zacarías (31): lo ejecutó de un disparo en la frente y la víctima murió en el acto.
El apellido de Morales fue una incógnita en el caso hasta que los investigadores lograron establecer que en el lugar del crimen eran habituales los transas y los compradores de drogas. Ese 31 de marzo, la discusión escaló de tal forma que alguien disparó. Luego, aparecieron los testigos y señalaron a un tal “Julio César”.
Morales, por entonces dedicado al narcomenudeo, asesinó a Zacarías tras una discusión, mientras le vendía drogas a ese cliente que mantenía una deuda con él y que, al ser vecino, era asiduo comprador.
Luego del crimen, Morales se esfumó. Y no lo atraparían hasta este lunes, cuando la Policía se lo llevó herido y aprehendido tras una pelea vecinal en Cuartel V. Le encontraron una pistola Bersa calibre .22 entre sus ropas, pero como estaba lastimado lo llevaron a una Unidad de Pronta Atención y, desde ahí, lo derivaron en una ambulancia al hospital de Moreno.
Fiel a sus principios, en cuanto encontró un hueco, Morales se escapó de la ambulancia y avisó a sus familiares para que lo ayuden a ocultarse. Su hermana y su cuñado lo escondieron en una Chevrolet Meriva. Pero el coche tuvo un desperfecto y cuando un patrullero que buscaba a Morales se acercó a ver qué ocurría, se desató la locura.
Cuando dos agentes se acercaron a la Chevrolet Meriva, la hermana de Morales abrió la puerta del coche y se abalanzó sobre los oficiales. En ese momento, Morales aprovechó para robarle el arma a una subteniente y salir corriendo a los tiros.
Así, se refugió en la casa de su pareja, que quedaba a pocos metros. Se escondió en un cuarto, detrás de un colchón, y eligió atacar a los policías a balazos antes que entregarse: murió en el tiroteo.
En tanto, el fiscal la UFI N°4 de Moreno, Federico Soñora, a cargo del caso, detuvo al cuñado y a la pareja de Morales por el delito de encubrimiento; mientras que la hermana del homicida fallecido, fue imputada por resistencia a la autoridad.