Un estudio de la UCA advirtió que 3 de cada 10 familias saben dónde se vende la droga en su barrio

Un informe de Observatorio de la Deuda Social Argentina asegura que existe un aumento sostenido de la venta de drogas en los últimos años. Las conclusiones: “situación generalizada”, “falta de políticas públicas efectivas” y “normalización del consumo”

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Un hombre consume drogas en
Un hombre consume drogas en un rincón de la Villa 31, en Retiro (Foto: Infobae)

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina elaboró un informe que pone el foco sobre la percepción de la venta en los barrios, en el narcomenudeo, y el consumo. El documento busca sumar elementos a un debate público creciente y pretende aportar un diagnóstico de la problemática.

De acuerdo al Observatorio, “los datos recabados revelan una situación generalizada que afecta principalmente a las poblaciones más vulnerables, la cual se ve agravada por la falta de políticas públicas efectivas y la normalización del consumo”. “Las causas del consumo son multifactoriales, incluyendo la búsqueda de identidad, expresión cultural o alivio temporal ante el estrés, la ansiedad o la depresión; causando un fuerte daño no solo en el individuo consumidor, sino en toda la familia”, detalla.

Al mismo tiempo, el estudio “destaca la importancia de abordar con urgencia este complejo problema desde dos ángulos: la oferta y la demanda, para poder lograr soluciones adecuadas”. De acuerdo al informe, se observa un aumento sostenido de la venta de drogas en los barrios en los últimos años.

Al respecto, en el año 2023, 3 de cada 10 hogares identificó la venta de drogas en su barrio.

El aumento de la percepción
El aumento de la percepción de puntos de venta de droga

Esta situación solo ocurre en el 18,7% de los hogares de CABA en el año 2023, pero sucede en el 35,6% de los hogares del conurbano bonaerense. Por otro lado, la ausencia de vigilancia policial incrementa el riesgo de venta a un 41,5%.

No obstante, en barrios que perciben presencia de vigilancia policial, el número se reduce a un 25,6%.

La percepción de venta de drogas sube al 62% en villas de emergencia y al 70,5% en barrios de viviendas sociales. Los resultados, para el equipo técnico que realizó el trabajo, muestran un aumento en la percepción de venta y/o tráfico de drogas, conforme aumenta la vulnerabilidad socioeconómica.

En hogares de clase media alta, este riesgo es del 15,4% , mientras que alcanza a la mitad de los hogares del nivel socioeconómico muy bajo (47,4%). Esto no significa que no exista un problema en estratos más altos, sino que es menor su prevalencia, así como también su visibilidad.

La universidad, asimismo, presentó los datos desagregados por los principales aglomerados urbanos del país. El problema aparece con mayor prevalencia en los barrios con baja vigilancia policial del conurbano (43,6%) y del Gran Rosario (41,4%).

Este riesgo también aumenta en niveles socioeconómicos más bajos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (38%).

“A raíz de una escasa evidencia empírica por parte del Estado, es fundamental contar con información que identifique los grupos vulnerables y los factores que perpetúan este problema que representa una grave amenaza para la sociedad, tanto en salud pública como en seguridad”, destaca la UCA en el análisis.

Las conclusiones del informe: el riesgo del narcoestado

“Como sociedad nos encontramos ante un grave problema que debe ser atendido de manera prioritaria: la drogadicción y el riesgo de convertirnos en un “narcoestado”, advierte el informe y agrega: “La agenda pública ha marcado una preocupación en torno al consumo problemático de sustancias, el cual representa una situación fundamental de salud pública y de seguridad en la sociedad, frente a la ausencia comprometida y eficaz del Estado”, agrega.

“Esta problemática aparece en el marco de una crisis socioeconómica, de aumento del trabajo informal y frente a la debilidad o ausencia tanto de políticas preventivas hacia el consumo, como represivas hacia el narcomenudeo y el tráfico de drogas. En un contexto de marcada ausencia, impericia o desidia gubernamental -cuando no complicidad- con acciones de intervención que pongan un límite al flagelo del narcotráfico, el narcomenudeo y el consumo adictivo -tres diferentes dimensiones de un mismo problema-”, señala.

Operativo de la PFA en
Operativo de la PFA en un maxikiosco de José C. Paz que funcionaba como pantalla para la venta de droga

En diciembre último, el Observatorio presentó los resultados socioeconómicos de las últimas dos décadas. Según la última medición de la UCA, la pobreza se ubicó en el 44,7% en tercer trimestre del año, una cifra similar a la del 2020 y la más alta desde 2006, 41,2 por ciento. Desde una óptica multidimensional, la universidad concluyó que 67% de la población al menos sufre una carencia.

“Nos enfrentamos así una epidemia que preocupa y debe ser atendida de manera urgente, al afectar principalmente a la población joven y económicamente activa, destruyendo la base productiva de la Nación; además de afectar a todo el grupo familiar, y no solo al enfermo”, reflexiona el paper.

Y cierra: “No obstante, vemos cómo la sociedad realiza acciones que perpetúan e incrementan el uso de sustancias, como la altísima rentabilidad del negocio de las drogas, los medios de difusión que lo presentan como algo inocuo y el marketing positivo en una sociedad de consumo que privilegia éxitos rápidos y la drogadicción como un estimulante para alcanzar el éxito u olvidar el fracaso. Esto conduce a la normalización del consumo de sustancias en la sociedad, dificultando cada vez más la lucha contra esta problemática”.

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