Ayer jueves por la noche, un oficial inspector de la Policía de la Ciudad que se encontraba de franco de servicio oyó el pedido de auxilio de una mujer que era víctima del robo de su Volkswagen Bora en la esquina de Vélez Sarsfield y Perdriel, zona de Barracas, un hecho protagonizado por al menos dos delincuentes. El efectivo, según fuentes policiales, dio la voz de alto. Los hampones continuaron con el robo.
Así, el policía, que estaba acompañado de un chico, creyendo que los delincuentes estaban armados, disparó. Uno de los delincuentes sufrió dos heridas de bala. Poco después, una ambulancia llegó al lugar, para trasladarlo al hospital Penna, donde fue tratado: uno de los disparos le afectó fuertemente un riñón.
Su cómplice, tras abandonarlo sobre el pavimento, escapó con el Volkswagen Bora. Sobre el auto viajaba uno de los hijos de la mujer asaltada, que, según reportes del caso, vive con autismo. Poco después, en la esquina de Iriarte y Vélez Sarsfield, chocó contra una camioneta Ford Ecosport tripulada por dos mujeres, que resultaron ilesas.
El joven descendió del vehículo y escapó a pie. Cayó muerto a 70 metros de distancia. Fuentes del caso confirmaron que tenía un disparo en el pecho.
El caso, ya que el imputado es efectivo de la Policía de la Ciudad, es investigado por la división Homicidios de la PFA, en un expediente a cargo del Juzgado de Menores N°3 porteño.
El joven fallecido, al igual de su cómplice, tenía 16 años. El policía, por lo pronto, se encuentra libre. Fuentes oficiales lo identificaron como Agustín L.O, nacido en 2007, con domicilio en la Villa Zavaleta de Barracas.
Agustín L.O, por su parte, había sido allanado en busca de armas tiempo antes de su muerte, en una causa por amenazas coactivas a cargo del Juzgado N°3 del fuero contravencional de menores. No tenía antecedentes por robo en el fuero de instrucción porteño. Las fuentes consultadas por Infobae, por lo pronto, no pudieron precisar si Agustín o su cómplice efectivamente llevaban un arma, tal como sospechó el inspector que disparó, un hecho que será determinante para la imputación.
Los hampones menores de edad del asentamiento de Barracas son una constante en la historia penal reciente. G., de 16 años en enero de 2022, acumulaba una acusación por homicidio y otras dos por narcomenudeo y tentativa de asesinato en ese entonces. Los hechos ocurrieron dentro de la Zavaleta en un lapso de menos de dos meses. Y todas sus víctimas tenían un prontuario mucho más largo que el suyo. G. atacó -si las acusaciones en su contra son ciertas- a ladrones condenados y dealers, en hechos motivados por ímpetu, por encargo, por venganza, por el negocio transa o por el simple deseo de ser el nuevo gallo en el gallinero. Lo rodeaban cómplices menores de edad, tal como él.
Por otra parte, la violencia criminal se repite en Barracas en los últimos días. Este último miércoles en el corazón céntrico de Barracas, a 25 cuadras de donde ocurrió el robo al Bora, una empleada doméstica saltó por la ventana al encontrar a un ladrón en el departamento en el que trabajaba.
El hecho se descubrió cuando personal de la Comisaría Vecinal 4D fue desplazado a la calle Azara al 300, en la esquina con Wenceslao Villafañe, a una cuadra de la avenida Montes de Oca y a tres de Martín García, por varios llamados de vecinos de un edificio en el que pedían auxilio, explicaron las fuentes consultadas por este medio.
Al arribar, los oficiales se entrevistaron con los denunciantes: manifestaron que escucharon gritos de una mujer desde uno de los departamentos, pero no sabían desde qué piso provenían. Finalmente, lograron dar con la víctima, de 49 años y nacionalidad paraguaya.