Carlos Loira (49) y su familia tenían otros planes para este martes que, inesperadamente, terminó convirtiéndose en una jornada enmarcada por la tragedia. El agente de la Prefectura Naval Argentina se había pedido el día en el trabajo para hacer una celebración especial: los 28 años de casados con Sonia, cuyo aniversario había sido el pasado domingo. Pero el festejo se transformó en luto: en las últimas horas del lunes, el hombre fue asesinado de un disparo en el abdomen en un intento de robo en la localidad de Villa Fiorito, en Lomas de Zamora.
Padre de dos hijos, el prefecto Loira se definía como un amante de su trabajo. “Era un policía de ley”, lo describió su mujer en diálogo con la prensa. Lo hizo mientras relataba cómo sucedió el crimen y recordaba que, minutos antes de que este sucediera, le había llegado a dar el último beso.
Loira, que murió de un impacto de bala cuando fue abordado por delincuentes que quisieron robarle su auto, tenía en la Prefectura su fuente de trabajo principal. Pero no era el único: en el último tiempo, había comenzado con un emprendimiento familiar en el que repartía frutas y verduras para llegar a fin de mes.
“Venta al por menor de frutas, legumbres y hortalizas frescas”, era la actividad secundaria que tenía registrada el agente, en la cual se turnaba con su esposa para realizar los pedidos.
La víctima también era papá de dos hijos adolescentes. La esposa de la víctima comentó en una entrevista radial que el menor tiene 15 años: “Me dijo que no lo disfrutó a su papá. Está destrozado, no tenemos consuelo ni sabemos cómo vamos a seguir”.
El violento episodio en el que Loira perdió la vida se produjo en la intersección de Mario Bravo y Ginebra, el límite de Villa Centenario y Villa Fiorito. Allí el prefecto fue abordado por los asaltantes que se movilizaban en un Volkswagen Fox, con intenciones de sustraerle su vehículo, un Renault Duster.
Se trata de la camioneta que utilizaba el matrimonio para repartir la mercadería de su negocio: un día era manejada por él y otro por su esposa. En la noche del lunes era el turno de Sonia. No obstante, el agente llegó de trabajar y le dijo que él se encargaba de entregarle los pedidos a sus clientes de Villa Fiorito.
Justamente, Loira fue interceptado por los delincuentes mientras se estaba subiendo al coche. En este contexto, el prefecto se resistió al robo y resultó herido de bala.
Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, la propia pareja del prefecto lo ingresó a la Unidad de Pronta Atención de Lomas de Zamora. Sin embargo, llegó allí ya sin vida. La médica a cargo del lugar reportó el hecho a la Comisaría 5° de la jurisdicción.
“Me dijo ‘bajate de la camioneta, voy yo’. Él venía de trabajar y antes de salir me dijo: ‘¿No me vas a dar un beso?’. En el alboroto le doy un beso, se va y a los cinco minutos me llamaron”, manifestó Sonia en una entrevista con TN.
“Me llamó una mujer desesperada, me dice: ‘Vení, por favor, que le quisieron robar a tu esposo. Está tirado en la calle. Vení, vení’. Y, bueno, lo llamé a mi hermano que vive en frente del negocio y salimos volando. Ya cuando fuimos lo vimos muy malherido, no venía la ambulancia y decidimos levantarlo porque yo ya no quería esperar más. Le hablaba, le di respiración, lo levantamos como pudimos entre todos. Lo puse en mi regazo y nos fuimos al UPA”, recordó la mujer de la víctima.
Tras el crimen, los delincuentes huyeron por Camino Presidente Juan Domingo Perón con dirección a la Ciudad de Buenos Aires. El vehículo en el que se trasladaban apareció abandonado luego, mientras en la zona se desplegó un importante operativo para dar con los asesinos.