“Fue un gran regalo de la vida”, dice Ramiro Miranda, el músico al que le arrojaron un caño metálico que atravesó el parabrisas de su auto antes de ingresar al túnel de la Avenida del Libertador, en el barrio porteño Belgrano.
El tubo estuvo a centímetros de clavarse en su pecho y matarlo. Por eso, cree que la “vida le dio una nueva oportunidad” justo un día de después de cumplir 45 años. “Volví a nacer”, dijo, aún en shock, en diálogo con Infobae desde el puente donde -supone- le arrojaron el objeto.
El violento ataque ocurrió el lunes pasado hacia las 20.30 horas, minutos después de que Ramiro saliera de su casa para ir a trabajar. Luego de cruzar la esquina de La Pampa y Libertador -a metros de entrar al túnel en sentido al centro de la Ciudad de Buenos Aires-, el hombre sintió cómo el vidrio delantero de su Renault Sandero estalló y un objeto se clavó al costado derecho de su asiento.
En ese momento continuó su marcha por el túnel hasta llegar al otro lado de la avenida, donde detuvo su marcha e intentó entender qué había pasado. Su relato estremece.
“Venía transitando por Avenida del Libertador y me encontré con ese fierro atravesando el parabrisas que casi me quita la vida. Quedé en estado de shock y aún estoy consternado. Todavía no puedo creer que me haya pasado esto y que lo esté contando”, rememoró el hombre, quien cree que se trató de un intento de robo. Por el momento, no hay ninguna pista sobre el agresor.
Después de frenar el auto con el vidrio estallado, unos 400 metros más adelante, Ramiro primero llamó al 911 y horas más tarde hizo la denuncia en la Comisaría 14-C. La investigación de la causa está a cargo de la Unidad de Flagrancia Norte. Pese al ataque, Ramiro tuvo la serenidad suficiente para continuar su marcha y evitar que la situación se tornara aún peor.
“En ese momento me quedé en blanco, paralizado. Es un shock tremendo. Se me ocurrió no parar automáticamente porque era peligroso; por si venían autos y había llovido. Estaba todo el piso mojado, así que pude reaccionar bien y seguir la marcha”, agregó.
Inmediatamente se le vinieron a la mente sus dos hijos: un nene de 9 y una joven de 18 años. “Mi familia la verdad que quedó sorprendida también con lo que pasó. No lo pueden creer. Podría haber venido con mis hijos en el auto y hubiera sido una desgracia tremenda. La verdad, no tengo palabras para lo que hicieron”, dijo todavía consternado.
Al día siguiente, la víctima decidió volver al lugar del hecho para recabar pistas que lo orientaran y así poder ayudar a esclarecer la situación. “Me fijé si alrededor había alguna estructura que tuviera ese tipo de caño, y si la lluvia o el viento pudieron haberlo desprendido. Pero no. Evidentemente, lo hicieron a propósito”, sentenció.
El trayecto por el túnel de la avenida es algo que hace todos los días que va a trabajar. Ramiro es músico de tango y toca con orquesta sinfónicas. Fue justamente por temas laborales que salió de su casa, un detalle azaroso que hizo que sus familia no lo acompañara. Ahora, lo que pide la víctima es que se releven las cámaras de seguridad ubicadas en el puente para tener alguna pista de quién pudo hacer arrojado el caño.
Por el momento, la Policía no le dio novedades de la investigación ni la Fiscalía que investiga el hecho. Incluso, fue él mismo quien removió el tubo que se clavó en el vidrio. Desde la compañía de seguros le dijeron que sólo se hacen cargo del parabrisas. Los daños internos del auto corren por su cuenta.
“Estoy con una reevaluación interna importante. Me movilizó muchísimo lo que pasó; como que voy cayendo de a poco y, cada vez que veo las imágenes, me quedo más sorprendido. Fue un milagro”, concluyó.
El caño fue secuestrado para ser peritado, según indicaron fuentes policiales. Por su parte, el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) se encuentra trabajando en el caso. Asimismo, la Unidad de Flagrancia Norte ordenó que se labren actuaciones por lesiones y el relevamiento de las cámaras de seguridad del lugar para dar con el autor del hecho.
Los vecinos denuncian inseguridad arriba del túnel
Infobae recorrió las cuadras aledañas al puente del túnel de la Avenida del Libertador para conocer si el presunto intento de robo es una hecho aislado, o una muestra de algo habitual que afecta a los vecinos y a quienes circulan por la zona.
En el lugar desde el cual le habrían arrojado el caño hay una pequeña plaza construida debajo de las vías elevadas del Ferrocarril Mitre. Allí, durante el día, algunos pasean y otros la usan para hacer ejercicio. Sin embargo, los problemas llegan cuando cae el sol.
María Laura vive a unas pocas cuadras del lugar y dice que la zona “es tierra de nadie”, y que la Policía “brilla por su ausencia”. Denunció que hace algunos días fue testigo del robo a una joven a escasos metros del puente y pidió más presencia del Estado. “Eran cinco los que la asaltaron”, dijo la mujer, quien cree que podrían haber sido los mismos que atacaron a Ramiro.
Es que, de acuerdo con su relato, por las noches numerosos grupos de personas usan la plaza como lugar para pasar la noche y -cree- eso afecta la seguridad del barrio, una de los más caros de la Ciudad.
Por su parte, Bruno, encargado de un edificio ubicado a escasos metros del puente, dialogó con este medio y se quejó por el “total abandono” por parte del gobierno porteño en diversos aspectos. Aseguró que efectivamente la plaza es usada por personas en situación de calle, pero también sostuvo que cuando hay eventos masivos en la zona, la inseguridad se agrava.
En la esquina de Virrey del Pino y Libertador, casi al lado de la plaza, se encuentra Azul Café, un local que hace muy poco fue víctima de un robo. Carolina, la encargada del negocio y víctima del hecho, contó a Infobae que el episodio ocurrió a finales de año. De la misma forma que los vecinos consultados, pidió más presencia policial en el lugar, ya que en determinadas horas “no pasa nadie”.
“Muchos están drogados y no saben lo que hacen. El problema no son los que tienen que dormir ahí, el problema es que no hay policías. Necesitamos más”, exigió.
En tanto, Kevin, un joven que hasta hace muy poco vivía en el barrio, contó que la plaza por la noche “es tierra de zombies” y desde que tiene memoria, “nunca hubo policías en el lugar”. Dijo que lo que pasó no lo sorprende ante la poca presencia de las fuerzas de seguridad.