Transcurrió un mes desde que la mamá de Carolina Ledesma encontró a su hija asesinada en la casa donde vivía sola en la ciudad santiagueña de Fernández. La joven tenía tan solo 22 años. Fue golpeada y ahorcada con una sábana. Y mientras los investigadores intentan dar con el presunto femicida, la ex pareja de la víctima, identificado como Matías Loto y que tiene pedido de captura; la familia de la joven asesinada sale a buscar al sospechoso por su propia cuenta. “Todo el día ando, busco, averiguo, salgo a las calles y a los montes porque quiero justicia por mi hija”, le dice a Infobae Sonia Cruz, la madre de la víctima.
La mujer vive su peor pesadilla. Desde aquel 19 de febrero, cuando vio una imagen de terror que reproduce todos los días en su cabeza, saca fuerzas sin saber bien de dónde. “Mis días empiezan sin ganas de andar”, confiesa en diálogo con este medio. Sin embargo, Sonia logra levantarse para seguir con la intensa búsqueda que encara junto a su círculo íntimo. En medio de un dolor y una angustia que la atraviesa de pies a cabeza, reúne el coraje para recorrer toda la ciudad de Fernández, ubicada en el departamento de Robles y a 44 kilómetros al sureste de la capital provincial.
“Estamos sufriendo algo muy desesperante, más cuando no hay novedad ni hay justicia”, cuenta Sonia y considera que la Policía “no se mueve como debería hacerlo”. Se trata de una mujer que conoció el dolor más desgarrador que puede vivir una madre. Angustiada, recalca la desesperanza que le genera que la gente le dé “la espalda”.
Tras haber suplicado varias veces la ayuda del gobernador de la provincia, Gerardo Zamora, y no obtener ninguna respuesta, afirma con bronca: “Si hubiera sido un político, a la hora lo tienen. Si hubiera sido de tal apellido, a la hora lo tienen”.
Además, explica que logró reunirse con el intendente de Fernández, Víctor Araujo, solamente una vez, a pocos días del hecho. En este sentido, comenta que el funcionario brindó “un poco de acompañamiento y nada más”. Sonia admite que se siente “muy sola” y que todos “hacen oídos sordos”.
Es más, también la mujer percibe un cambio en la actitud del pueblo. “Ya no hay tanta gente en las marchas”, se lamenta y compara el número de personas que asistieron a las primeras manifestaciones que se realizaron con las últimas. “Al principio, acompañaban mucho”, recuerda. Es que desde que Carolina fue asesinada, caminan con frecuencia por las calles de Fernández exigiendo justicia y una respuesta por parte de la Policía.
En este sentido, la mamá de la víctima denuncia que los vecinos “tienen miedo” a raíz de las “amenazas” que sufren. “La gente no quiere hablar. A mí no me dan permiso para hablar por la radio, hacen que la gente no vaya a las marchas”, se queja y agrega: “Los mismos vecinos cuentan que les dicen que no hablen porque la Policía y la familia no los dejan, los amenazan”.
“La Policía nos ha golpeado y echado gas pimienta, nos cierra las calles para que no andemos, nos vigilan, nos filman a la hora en que nos juntamos para las marchas”, recuerda sobre una de las protestas que terminó con incidentes y daños en un comercio de la familia de Loto, el único sospechoso. “Pero yo, igual, no bajo los brazos, yo quiero justicia por mi hija”, repite.
“Si la gente tiene miedo, también la entiendo; pero con mi familia no tenemos miedo, ellos me acompañan mucho. Si somos 10 ó 20 no importa, vamos a marchar igual”, reflexiona a pocas horas de una nueva marcha a un mes del femicidio.
Durante la charla, Sonia se quiebra: acaba de recordar, otra vez, la escena del macabro crimen: “La forma en que la ha matado. No se merecía eso. Es algo... Es muy doloroso pensar el momento de mi niña”. Y recalca: “La forma en que se ha ensañado con mi niña”.
Desde que Carolina fue asesinada, la familia nunca dudó: su teoría apuntó desde el minuto cero contra la ex pareja de la joven.
Asimismo, sostiene que el presunto femicida está escondido y recibe ayuda de distintos grupos de gente para mantenerse prófugo. La mujer también sospecha, a partir de rumores, que “dealers de droga, dedicados al narcomenudeo en el pueblo, estarían colaborando con el sospechoso”. Y asegura: “Este es un pueblo chico, en el que se conocen todos”.
Esta tarde, la familia marchaba por las calles hasta la casa donde fue asesinada Carolina. La madre confiesa que, aunque le cuesta horrores regresar, ha ido varias veces al lugar. “He ido con poca fuerza porque tiene sus cosas y no sé, la verdad, no sé cómo explicar de dónde saco fuerzas, pero voy adónde le han hecho daño a mi niña”, relata.
Por su parte, Franklin Moyano, el abogado de la familia Ledesma aporta que en los últimos días “se han hecho múltiples allanamientos fuera y dentro de la ciudad de Fernandéz” y también en la capital de la provincia.
“El joven (Matías Loto) habría utilizado dispositivos electrónicos de familiares de Santiago del Estero capital”, explica, y señala que durante el procedimiento, aparecieron distintos “dispositivos que se van a periciar”. También recalca:“No hay dudas de que la familia lo está ayudando a mantenerse prófugo de la Justicia”.
Cómo sigue la investigación
El fiscal Pedro Ibáñez es quien lleva la investigación del femicidio de Carolina. En conversación con este medio, aseguró que se está trabajando con dos grupos de policías: uno, totalmente abocado a la búsqueda del asesino; y otro, enfocado al armado de la escena del crimen.
Además, aseguró que el sospechoso está siendo rastreado en distintas zonas. En este sentido, hizo hincapié en la “ventana de diez horas” que transcurrió desde que habría sucedido el hecho -durante la madrugada del domingo- hasta que el cuerpo de la víctima fue encontrado en la noche del lunes.
Sonia y la familia Ledesma reiteran que el entorno de Loto lo encubre. Por este motivo, las autoridades han secuestrado dispositivos electrónicos pertenecientes a los familiares. De acuerdo a la información que aportó el fiscal de la causa, la investigación avanza y se está trabajando “corroborando todas las hipótesis” para hallar al culpable.
La palabra de un amigo
Desde el entorno de la víctima, aseguran que existía maltrato por parte de Loto. “Este asesino me quitó la hermana que Dios no me dio”, cuenta Maximiliano a Infobae, quien era compañero de Carolina y quien tuvo “un cruce” con el sospechoso tiempo atrás.
“Ellos tenían un bar al lado de donde yo trabajaba”, comienza a narrar el episodio. “Crucé a pedir un cuchillo y me atendió Carolina. El tipo salió de atrás, la mandó a la cocina y me levantó la voz preguntándome qué quería yo. Le levantó la voz a ella también”, recuerda.
Además, subraya que cada vez que iban juntos por la calle, mientras eran pareja, a ella “no se la podía saludar” porque él “tenía muy malas miradas”. “Es más, años anteriores, cuando recién iniciaban su relación, teníamos que hacer un trabajo práctico de la escuela con Caro. No había pasado una hora desde que había llegado y el tipo ya estaba frente a mi casa”, comenta y hace hincapié en que Loto “siempre estaba encima de ella”.
“Lo único que quiero es que caiga el asesino y todos los que lo ayudan”, confiesa con bronca e impotencia mientras recuerda a su amiga como “una excelente persona”.