Hace tiempo que “El Bolongo” busca que le abran la reja para salir. El deseo es comprensible: se encuentra hace casi diez años encerrado en el sistema federal de cárceles, a donde entró en junio de 2014, con una primera estadía en Devoto, luego de que el Tribunal Oral N°12 lo condenara por dos robos cometidos la misma tarde junto a un cómplice.
Luego, el Tribunal Oral Federal N°5 porteño le dio diez años por narco. En 2021, el Tribunal Federal N°2 de San Martín lo condenó a otros seis años de prisión, por narco también, junto a otros seis compatriotas. Ambas penas se sintetizaron en una sentencia única, de doce años en total. A fines de diciembre último, ese mismo tribunal rechazó sus planteos de libertad condicional, presentados por su defensor oficial. Jugará su suerte en la Cámara de Casación de San Martín, donde tiene una apelación concedida.
Llamado Edwin Lener García Jara, nacido en Trujillo, Perú, el 7 de junio de 1989, ex habitué de la Villa 1-11-14 con vínculos tangenciales con la banda del deportado capo “Marcos” Estrada González, ”El Bolo es un nombre llamativo para las crónicas argentinas de la droga. Tal como los grandes jefes, “El Bolongo” siempre operó desde la cárcel. Pasó por Ezeiza, donde en una requisa años atrás le encontraron un poco de porro y marihuana. Desde allí, le daba las órdenes a sus compatriotas en Villa Celina, que se dedicaban al menudeo de polvo. Dos años atrás, lo enviaron al penal de Senillosa en Neuquén.
Insólitamente, trabaja en la cárcel donde gana el sueldo tumbero del SPF por realizar tareas menores, con aportes del Estado al día. Pero, para la Justicia, García Jara nunca dejó el negocio.
Esta semana, la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal allanó su celda bajo las órdenes del juez Santiago Inchausti y el fiscal Santiago Eyherabide, en una redada que incluyó otros 16 allanamientos. Inchausti no es un juez con asiento en Neuquén: es un juez marplatense. La redada, en la que participó la División Antidrogas Mar del Plata, incluyó redadas en departamentos de la ciudad costera y en el penal de Batán. Se investigó, en rigor, a una organización liderada por presos, con una mujer que hacía de intermediaria, una beneficiaria de planes sociales que manejaba un Hyundai y que fue detenida por la Federal.
El primer jefe de la banda, según el organigrama, era “El Bolongo”. El segundo, encerrado en Batán, peruano también, era apodado, imaginativamente, “El Perú”, el supuesto dueño de la droga en Mar del Plata. El proveedor del “Perú”, se sospecha, era García Jara. Hay escuchas entre ambos donde hablan de negocios. Yesenia, pareja de Jara, había sido condenada junto a él en la sentencia del Tribunal N°2 de San Martín; en febrero del año pasado, el mismo tribunal le dio otros tres años por el delito de falsificación de documento. Según información de fuentes del caso, también se encontraría involucrada en el esquema. Se realizaron otros allanamientos en Virrey del Pino y Avellaneda
Así, se secuestraron casi 250 gramos de cocaína, 23 plantas de marihuana, 50 gramos de pasta base, entre otras sustancias, varios vehículos, tres armas de fuego con municiones, 37 celulares, casi 1,5 millones de pesos, 16 mil dólares,
La historia de García Jara es una obra narco en proceso. Escribí por primera vez sobre él en 2017, cuando lo investigaba el fallecido juez Claudio Bonadío. En esa causa, “El Bolongo” demostró ser un traficante particularmente ambicioso.
Varios efectivos del área de Investigaciones Criminales de la Policía de la Ciudad y el área de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal fueron a allanar el penal de Devoto
Los efectivos buscaron sus teléfonos celulares; García Jara estaba acusado, precisamente, de comandar una operación de venta de cocaína desde su celda mediante una serie de teléfonos. A pesar de que la droga era acopiada y fraccionada en la villa 1-11-14, el foco del negocio era otro: la Villa Fiorito, con varios transas al servicio del supuesto capo apostados en una zona cercana a una cancha de fútbol y al menos un búnker.
El Pabellón N°8 no fue el único objetivo que Bonadío ordenó allanar. Otros 14 procedimientos a cargo de la Policía de la Ciudad en puntos como Fiorito, Castelar y Almirante Brown arrojaron un saldo de ocho autos, un kilo de cocaína, varias dosis fraccionadas para menudeo, armas, 135 mil pesos y 1500 dólares. Hubo varios detenidos, entre ellos “Lolo”, quien habría sido el principal dealer de García Jara en el asentamiento de Lomas de Zamora.
“Lolo” no fue el único en caer. Dos oficiales de alto rango de la Bonaerense, los principales jefes de la Comisaría 5t° con jurisdicción en la zona. Para trabajar en paz, según la acusación de Bonadío, “El Bolongo” les habría pagado 40 mil pesos de aquel entonces por semana. Las casas de los policías fueron allanadas; ambos quedaron desafectados de la Bonaerense. Bonadío, que contó con la colaboración de la división Asuntos Internos de la Bonaerense, los procesó con prisión preventiva.