El pasado 15 de febrero un nuevo crimen en Rosario conmocionó al país: ese día, la víctima fue Juan Manuel Britos, un taxista de 40 años que vivía en el barrio Banana. Los asesinos, dos sicarios a bordo de una moto oscura, le dispararon 29 veces en la vereda de su casa y se dieron a la fuga.
Su esposa, Soledad, y su hijo de ocho años, fueron testigos del asesinato. Diez tiros en la pierna derecha, cinco en la izquierda, tres en el cráneo, otros tres en el brazo izquierdo, cinco en el derecho, uno en el tórax, otro en abdomen y uno último en la espalda.
Si bien Britos fue rápidamente trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, ingresó muerto debido a las graves heridas en todo su cuerpo. Fue el inicio de una serie de crímenes con el sello de las bandas narcocriminales.
“Yo vivo a metros de una de las avenidas principales de Rosario. La mayoría de los vecinos se asustó, corrió. Me quedé en el piso mirando todo y agradezco a Dios porque soy la única persona que puede servir para esto como testigo”, indicó la mujer, en diálogo con Radio Splendid AM 990.
En esa línea, aseguró que podría reconocer a los dos asesinos: “El que disparó tenía un casco, pero reconozco sus rasgos físicos, cómo disparaba, su estatura, su tez. Y el que manejaba estaba a cara descubierta, obvio que los puedo reconocer. Yo voy por la calle buscando caras. Tengo miedo porque yo le estoy poniendo cara y voz a todo este dolor, no me van a callar así de fácil”.
Vine a ver a Juan. Vive en barrio Triángulo y Moderno. Le balearon dos veces la casa para que la entregue. pic.twitter.com/bO3F0qewl9
— Pablo Javkin (@pablojavkin) February 10, 2023
En 2023, la casa de la familia fue baleada dos veces y la “mafia” del barrio dejó mensajes en donde pedían que dejaran la propiedad, ubicada en la calle Felipe Morea. En aquel momento, el intendente Pablo Javkin los visitó y, luego, la Justicia les brindó custodia policial en la puerta de la casa -mientras aguardaban la posibilidad de mudarse-, servicio que se discontinuó varios meses antes del asesinato.
Con relación al apoyo de las autoridades, explicó que las promesas de ayuda se hicieron, pero nunca llegaron: “Yo sé que ellos fallaron, que se hagan cargo. Por ahí molesto. No hay un detenido. Desde fiscalía me dicen que los avances están, yo no los veo. Seguimos acá esperando que alguien nos saque de acá”.
“Patricia Bullrich hablaba de que hay que cuidar a los chicos, entonces que venga y vea como vive mi hijo. Estuvo a cuadras, ¿por qué no se acercó? Si ayer hubiese estado enterada de que estaba a pocas cuadras, hubiese ido a hablar con ella, la hubiese invitado a que vea como vivo yo. Mi marido era una persona de bien, un laburante que trabajaba a veces hasta 18 horas por día en el taxi. A mi hijo jamás le faltó nada y ahora nos falta todo, porque nos falta quien nos cuide”, reclamó.
De acuerdo con Soledad, Britos estaba muy preocupado por la venta de drogas en el barrio y los “zombies” del barrio, quienes consumen “a cualquier horario” en las puertas de las casas de los vecinos. Incluso, en la esquina de su propiedad hay un grupo de entre 10 y 15 personas que se juntan a consumir.
“Mi marido los veía robando o molestando a los vecinos. Están ahí porque tienen a metros el punto de venta”, agregó. La problemática es tal que los niños del barrio no pueden salir a la vereda de su casa desde hace años, según señaló la mujer.
“Estoy como puedo. Cada día voy cayendo un poco más, cada día tengo más miedo y el nene también”, concluyó.