Agentes del Grupo Especial de Intervención del Servicio Penitenciario Federal y Prefectura hallaron un libro con anotaciones de nombres de policías y efectivos de fuerzas de seguridad durante una requisa en la celda de Sergio “Verdura” Rodríguez, el narco que fue célebre por vestirse como policía, exhibir armas y sacarse fotos apuntando a la cámara de su celular. Rodríguez también estuvo involucrado en la causa por espionaje ilegal durante el macrismo, indicaron fuentes del caso a Infobae.
El procedimiento se realizó este sábado, cerca de las 7.30, cuando 56 penitenciarios y prefectos realizaron procedimientos simultáneos en el Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza, en los que encontraron un chip de un celular y un aparato de telefonía sobre la pared divisoria de las duras. En la celda 11 del pabellón D, donde permanece alojado “Verdura”, encontraron el listado.
De acuerdo a las fuentes, se trata de efectivos que ya habían sido referenciados en sus indagatorias, incluso, durante el juicio oral que se realiza en su contra, una semana atrás. “Pueden llegar a ser sus apuntes”, estimaron y agregaron que también había menciones a los agentes que estuvieron en cada allanamiento. El debate, que comenzó el 28 de febrero, es llevado adelante por el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata e interviene la PROCUNAR, a cargo de Diego Iglesias.
El narco, que en sus inicios fue sicario de otro capo del conurbano, resultó bastante escurridizo para los detectives que lo persiguieron por tres años. Incuso, en una oportunidad, logró escaparse escondido en el baúl de un auto hasta que se entregó en marzo de 2020 ante el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, a cargo de la investigación. Ya preso, declaró como arrepentido y encendió a mecha de espionaje ilegal durante el macrismo al confesar haber sido contactado por agentes de la AFI para cometer un atentado en la casa de José Luis Vila, en ese entonces funcionario del Ministerio Defensa.
Quienes lo conocen hablan de su personalidad casi “diabólica y manipuladora”. “Verdura”, contaba con cobertura policial para operar en la zona de Esteban Echeverría y Almirante Brown. Rodríguez circulaba con su camioneta, con una patente falsa y luces como si fuera policía; llevaba una Uzi y dos pistolas calibre 40.
Así fue ganando peso hasta convertirse en uno de los principales jefes. De acuerdo a la investigación, vendía unos tres kilos de cocaína por día, distribuidos en más de 10 puntos de venta, una actividad que le dejaba millones de pesos de recaudación. Además, actuaba como “informante” para hacer caer a rivales o a traidores. “Llegaba con armas y chalecos antibalas y los sacaba a los tiros. Si ese método no servía, los delataba a la policía”, según reconstruyó este medio.
En el procedimiento para atraparlo, en su celular encontraron las imágenes que ilustran esta nota, varias fotos de Villena, contra quien pretendía atentar, según interpretaron de una conversación telefónica que tuvo con uno de sus cómplices y fue intervenida. “Villena esta re puto, no veo la hora que sea martes, a ver qué mierda pasa con este hijo de re mil puta; hay que tener cuidado y ahora va por los cobani” (sic), dice en el fragmento del audio al que este medio tuvo acceso.
Incluso, en la galería del aparato encontraron una captura de un artículo del diario El Día titulado: “Escándalo en Echeverría, con policías presos por entorpecer allanamientos”. En una de las escuchas, que son parte de la causa, uno de los efectivos que le prestaba protección le indica a “Verdura”: “Escuchame, ahí te saqué la gente, pero venite urgente y venite solo, que estamos con el jefe acá y no quiere conocer a nadie”.
Durante la investigación también le hallaron anotaciones con nombres de policías, tal como ocurrió este sábado en la prisión. “Esto no es nuevo, ya lo hizo varias veces y no sería extraño que lo haga para llamar la atención”, dedujeron fuentes del caso. Aseguraron, a la vez, que su influencia en el territorio se apagó y que ya fue “reemplazado” por otros líderes.
Sin embargo, se atajaron: “Es un criminal muy peligroso, con él nunca se sabe”.