En medio de una semana de intensa violencia criminal en Rosario, la Policía de Investigaciones de la provincia de Santa Fe allanó cinco domicilios y detuvo a seis sospechosos en la madrugada de hoy en la causa que investiga los asesinatos de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, muertos esta semana.
Durante estos procedimientos, las autoridades secuestraron 15 teléfonos celulares, una moto y 65 municiones de varios calibres que podrían estar vinculados con el crimen de Celentano, de 32 años, asesinado de cinco disparos en el cruce de Alvear y Garmendia. Junto a su Volkswagen Voyage, los atacantes dejaron una enigmática zapatilla. También se encontró una zapatilla en la escena de la muerte de Figueroa.
Los allanamientos se realizaron en puntos como Teniente Agneta al 1800, Uruguay al 5900, las intersecciones de Belgrano y Avenida Argentina, Flammarion al 5000 y Lamadrid al 400 bis, permitieron la detención de seis individuos. En la residencia situada en Teniente Agneta, los sospechosos intentaron deshacerse de tres armas de fuego y municiones arrojándolas al patio del vecino.
Entre las armas confiscadas se encontraban una escopeta calibre 12,70, un revólver calibre 22 y una pistola semiautomática, además de un cargador de 9 milímetros con varias balas.
En las escenas de los crímenes, además de las zapatillas, se encontraron casquillos de bala calibre 9 milímetros con las siglas “PSF”, asociadas a la Policía de Santa Fe. La investigación aún intenta descifrar el significado de estos enigmáticos elementos dejados por los asesinos.
El operativo fue supervisado por el fiscal del caso, Patricio Saldutti, de la Unidad de Homicidios Dolosos del Ministerio Público de la Acusación,.
La oleada de violencia generó protestas de taxistas en puntos estratégicos de la ciudad y reclamos de mayor seguridad, lo mismo el ataque ocurrido ayer a un colectivero, lo que paralizó el transporte público en la ciudad con medidas de protesta de la UTA. Otro taxi fue también incendiado en la ciudad en la noche de ayer.
En el medio, crecen las tensiones entre el Gobierno de Pullaro y los detenidos narco de alto perfil en penales como la cárcel de Piñero, luego de requisas al estilo Bukele luego de un atentado a un traslado del Servicio Penitenciario Federal que terminó con un penitenciario herido.
El ministro de Justicia y Seguridad, Pablo Coconccioni, aseguró en declaraciones recientes que “vamos a hacer todo lo que haya que hacer para restablecer la paz social”. “No vamos a negociar con las mafias; no vamos a retroceder de las medidas que se están adoptando bajo ningún punto de vista”, aseguró, en el mismo tono que el gobernador. “Tenemos que ajustar el régimen penitenciario para que absolutamente nadie pueda hacer ningún movimiento fuera de lo que la ley establece, y tenemos que ajustar mucho, pero mucho el funcionamiento de la Policía en calle. Queremos lograr mucha más proactividad”, finalizó.