Hernán Matías Sánchez, de 27 años, oriundo de Avellaneda, dedicado al negocio de taxis y remises según le declaraba él mismo a la AFIP, fue detenido en el día de San Valentín la semana pasada por el Departamento Antisecuestros Norte de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal mientras se aprestaba a cenar en un conocido restaurant de Puerto Madero, una cita romántica. Llevaba en el bolsillo el DNI de su hermano, casi idéntico a él, un truco que empleaba para despistar a las fuerzas de seguridad.
Sánchez había pasado 21 meses prófugo, buscado por el fiscal federal Sergio Mola. La mayor parte del tiempo, según cree la Justicia, estuvo en Brasil, trabajando en un lavadero. Lo acusaban de ser la cabeza de un secuestro extorsivo cometido en la zona de Gerli el 22 de mayo de 2022, con una secuencia particularmente cruel. La víctima fue un menor de edad, capturado por un comando de falsos policías tras una previa en la zona sur para luego ir a bailar a la discoteca Museum en San Telmo. El entregador, presente en el golpe, hoy preso, era un amigo de la víctima. El entonces suegro de Sánchez era un comisario de alto rango en una fuerza de seguridad. El auto que empleó para capturar al chico, un Renault Clio negro, era propiedad de la familia de su novia: el comisario tenía cédula azul para conducirlo.
El último jueves, tras su captura, el fiscal Mola pidió al juez Ernesto Kreplak el procesamiento y prisión preventiva de Sánchez por el delito de secuestro extorsivo agravado por la edad de la víctima y por la cantidad de participantes, además de robo agravado y tentativa de extorsión. Tras el secuestro, la víctima fue amenazada por mensaje privado de Instagram para que no cuente lo ocurrido. La denuncia fue hecha poco después en Capital Federal por uno de sus amigos.
Sánchez, efectivamente, declaró. Dio su versión de los hechos, una coartada “sin datos para mínimamente respaldarla”, consideró Mola en su pedido al juez Kreplak. El fiscal ya contaba con los relatos de dos testigos que reflejaron la mecánica del hecho. También, contaba con registros de llamadas telefónicas y redes sociales que probaban su vínculo con Bruno Sergio Lado, detenido por ser el entregador de la víctima.
Tras la captura de Sánchez, la víctima regresó a los tribunales lomenses para marcarlo en una rueda de reconocimiento.
“El que reconozco de cara es el sujeto número 2 -posición en la que estaba ubicado Hernán Matías Sánchez]-. Si bien lo veo un poco más gordito, lo reconozco por la cara. Este sujeto es el conductor del Clío negro en donde estuve cautivo”, aseguró.
“Dentro del vehículo Clio, Sánchez era el agresivo, iba gritando. Era el que quería hacer todo rápido, él fue quien le dio la idea al que se encontraba en la parte trasera conmigo para que me pida la contraseña de iCloud de mi teléfono celular”, completó.
Mola también recibió reportes de las empresas Meta y Telecentro que le permitieron triangular las amenazas realizadas en Instagram. Fueron realizadas desde la casa de la suegra del hermano de Sánchez. El presunto secuestrador reconoció que vivía allí en ese momento.
Así fue el secuestro
La víctima se encontraba en Gerli junto a varios amigos, en medio de una previa para dirigirse a la discoteca Museum en San Telmo. Entre ellos, estaba su amigo Bruno Sergio Lado, hoy de 24 años, también oriundo de Avellaneda, ex empleado de una conocida cadena de comidas rápidas. Así, el grupo, integrado por al menos otros dos jóvenes más, se organizó para ir a San Telmo en distintos autos. El menor viajó en un Renault Clio junto a Lado. Tal vez no sabía la historia completa de su amigo: el 7 de mayo de 2021, un año antes, Bruno Sergio había sido condenado a un año y medio de prisión en suspenso por el Juzgado de Garantías N°2 de La Matanza, por el delito de robo a mano armada.
Así, partieron. Lado le aseguró al chico que primero deberían pasar por su pasa, tras cargar nafta. Luego, siguieron.
Poco después, Lado, según un reporte policial, le hizo una pregunta extraña a su amigo:
-¿Nos sigue un Clío?
Así, Lado aminoró la marcha y estacionó detrás de un camión. Tres supuestos policías se acercaron. Aseguraron ser miembros “de la brigada de Lomas”. Buscaban, según su cuento, a un prófugo por estafa, casualmente, del mismo nombre que la víctima. Lo invitaron a pasar. El chico, con actitud colaborativa, no protestó.
-Vamos para la comisaría de Lomas, oyó.
Al final, lo secuestraron. El rescate fue de 400 mil pesos de aquel entonces, poco menos de 3500 dólares a valor del lunes siguiente. Antes de liberarlo, le robaron el teléfono.
Sánchez fue un sospechoso esquivo para la PFA. Le siguieron el rastro en Banfield. luego en Misiones. Finalmente, el prófugo se refugió en Brasil, para volver a la Argentina el mes pasado. En octubre de 2022, mientras estaba prófugo, su abogado presentó un pedido de exención de prisión que fue denegado por el juzgado del caso. La apelación fue tratada por la Sala III de la Cámara Federal platense, con un fallo al que accedió Infobae. El escrito asegura que Sánchez se enteró de la causa en su contra cuando, irónicamente, allanaron y detuvieron por error a su hermano, tan parecido a él. Los jueces Vallefin y Lemos Arias no valoraron de manera positiva que enviara a su abogado en vez de ponerse a derecho.
Bruno Sergio Lado, acusado de ser el entregador, fue detenido tras el hecho. Intentó recibir la prisión domiciliaria tras ser elevado a juicio en el Tribunal Oral Federal N°1 platense. Ofreció irse a vivir a la casa de su madre. El Tribunal rechazó el recurso en febrero de 2023. Entre los motivos para el rechazo, aseguraron que Sánchez seguía prófugo. Sánchez, según detectives del caso, era un amigo de Bruno Sergio.
Su ex suegro comisario también fue investigado, primero por el fiscal José María Campagnoli -que recibió la denuncia del caso, que por decisión de la jueza Alejandra Aillaud fue enviada a Lomas de Zamora por cuestiones de competencia- y luego por Mola. Tras diversas medidas de prueba, no se encontraron elementos para imputar al policía o a su hija, sostienen fuentes judiciales en Lomas de Zamora.