Un Peugeot 405 explotó en llamas el domingo por la mañana en la esquina de las calles 69 y 16 en La Plata. El reporte posterior de la Comisaria 5° habló de un simple incendio. Uno estruendoso, de alto riesgo para el barrio en Villa Elvira, podría haber muerto alguien, pero un incendio al fin. La Policía Bonaerense había recibido la alerta del hecho a través del 911. Un patrullero rápidamente llegó a la zona: allí estaba el Peugeot 405, ardiendo.
Con la Policía presente, el auto voló de un momento a otro. Las llamas habían llegado al tubo de GNC en la parte trasera del vehículo. La onda expansiva derribo al suelo a una de las ocupantes del patrullero, que no resultó herida. Los bomberos voluntarios de la zona apagaron el fuego.
Poco después, los policías y los vecinos notaron varios vidrios rotos en las ventanas de la cuadra. La onda expansiva las había destruido también, con esquirlas en las veredas. Nadie en las casas resultó herido tampoco.
Desde ya, los autos no se incendian solos. El Peugeot no era el primer auto en arder en los últimos días. La Bonaerense y la Justicia de instrucción notaron que ya se habían quemado, al menos, otros cinco vehículos entre enero y febrero. La sospecha de un quemacoches era evidente. Tal vez era un vándalo, chicos aburridos con ganas de destruir, un paciente psiquiátrico
Horas después, personal de la misma comisaría arrestó a Sergio Gustavo Cecotti, un cartonero de 43 años, también de Villa Elvira. Le incautaron su moto Gilera Smash y su carrito para cirujear, que impulsaba con la Gilera. Se negó a declarar ante la fiscal Cecilia Corfield, que lo indagó por los incendios. Pero, ante los policías que lo arrestaron, Cecotti contó otra historia.
Ni un vándalo, ni un loco. Quemar coches, para él, era un rebusque, un negocio.
“Después de que se queman, voy y le pido permiso a los vecinos. Me llevo el metal, el cobre en los cables, lo que haya”, aseguró Cecotti a la Bonaerense, en un rapto de sinceridad, según afirmaron fuentes del caso a Infobae.
Poco después del incendio en Villa Elvira, se presentaron los dueños de al menos dos vehículos. El dueño del Peugeot 405 aseguró que tenía el auto roto, con desperfectos varios, estacionado frente a su lavadero hace dos meses. El dueño de un Citröen Xsara Picasso que se había quemado horas antes en Diagonal 85 y Plaza Italia reportó la situación. Esa fue una clave para encontrar a Cecotti.
Los investigadores fueron a buscar las cámaras. Así, encontraron a Cecotti, rompiendo un vidrio, echando combustible y luego huyendo, todo a bordo de su motito, en un video que ilustra esta nota. Sus tatuajes de manga completa hicieron el resto para identificarlo. Los policías lo vincularon a los incendios de una camioneta Renault Kangoo, un Fiat Uno, un Palio. Sin embargo, Corfield le imputó solo dos ataques.
Los ataques de Cecotti se vinculan al nuevo auge del robo de cables en el país que suma muertos heridos, particularmente en La Plata, donde en diciembre pasado ocurrió la primer muerte de la temporada sobre el tendido eléctrico.
Las metaleras de la zona que compran material manejan los mismos precios que las metaleras del conurbano: el precio del cobre, que se triplicó en un año, llega a 7 mil pesos el kilo, el metal más caro de todos. Las baterías de autos también se pagan relativamente bien. Este último fin de semana, el robo de cables se cobró otras dos vidas en Córdoba y Mendoza. Hoy martes a las 4:45 de la mañana, un joven sufrió un traumatismo de cadera al caer de un árbol en el macrocentro de Rosario, cuando trepó para llevarse un pedazo del tendido, según reportó Télam.