Hernán Matías Sánchez, de 27 años, oriundo de Avellaneda, dedicado al negocio de taxis y remises según le declaraba él mismo a la AFIP, tenía la costumbre de hacerse pasar por su hermano, casi idéntico a él. Llevaba su DNI en el bolsillo, por si tenía que presentarse ante las autoridades o por si se lo pedían, un truco de prófugos útil. Lo llevaba en su billetera la semana pasada cuando fue detenido a bordo de su Peugeot por el Departamento Antisecuestros Norte de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal, junto a una importante cantidad de efectivo, mientras se disponía a cenar en un restaurant de Puerto Madero.
Sánchez era buscado por una vieja cuenta pendiente, un secuestro extorsivo cometido el 22 de mayo de 2022, investigado por el fiscal federal Sergio Mola en Lomas de Zamora. Según aseguraron fuentes policiales a Infobae, lo acusaban de ser el “jefe y brazo armado del ataque”.
La víctima fue un menor de edad, de 17 años. El engaño para capturarlo fue al menos elaborado, una obrita de teatro.
La víctima se encontraba en Gerli junto a varios amigos, en medio de una previa para dirigirse a la discoteca Museum en San Telmo. Entre ellos, estaba su amigo Bruno Sergio Lado, hoy de 24 años, también oriundo de Avellaneda, ex empleado de una conocida cadena de comidas rápidas. Así, el grupo, integrado por al menos otros dos jóvenes más, se organizó para ir a San Telmo en distintos autos. El menor viajó en un Renault Clio junto a Lado. Tal vez no sabía la historia completa de su amigo: el 7 de mayo de 2021, un año antes, Bruno Sergio había sido condenado a un año y medio de prisión en suspenso por el Juzgado de Garantías N°2 de La Matanza, por el delito de robo a mano armada.
Así, partieron. Lado le aseguró al chico que primero deberían pasar por su pasa, tras cargar nafta. Luego, siguieron.
Poco después, Lado, según un reporte policial, le hizo una pregunta extraña a su amigo:
-¿Nos sigue un Clío?
Así, Lado aminoró la marcha y estacionó detrás de un camión. Tres supuestos policías se acercaron. Aseguraron ser miembros “de la brigada de Lomas”. Buscaban, según su cuento, a un prófugo por estafa, casualmente, del mismo nombre que la víctima. Lo invitaron a pasar. El chico, con actitud colaborativa, no protestó.
-Vamos para la comisaría de Lomas, oyó.
Al final, lo secuestraron. El rescate fue de 400 mil pesos de aquel entonces, poco menos de 3500 dólares a valor del lunes siguiente. Antes de liberarlo, le robaron el teléfono. No solo eso: tras su liberación, el chico fue amenazado por Instagram para que se calle y no hable.
Sánchez fue un sospechoso esquivo para la PFA. Le siguieron el rastro en Banfield. luego en Misiones. Finalmente, el prófugo se refugió en Brasil, para volver a la Argentina el mes pasado. En octubre de 2022, mientras estaba prófugo, su abogado presentó un pedido de exención de prisión que fue denegado por el juzgado del caso. La apelación fue tratada por la Sala III de la Cámara Federal platense, con un fallo al que accedió Infobae. El escrito asegura que Sánchez se enteró de la causa en su contra cuando, irónicamente, allanaron y detuvieron por error a su hermano, tan parecido a él. Los jueces Vallefin y Lemos Arias no valoraron de manera positiva que enviara a su abogado en vez de ponerse a derecho.
A Sánchez, también, se le imputaron los delitos de robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda y tentativa de extorsión en perjuicio del chico secuestrado. Aceptó declarar tras su arresto, confirmaron fuentes judiciales.
Bruno Sergio Lado, acusado de ser el entregador, fue detenido tras el hecho. Intentó recibir la prisión domiciliaria tras ser elevado a juicio en el Tribunal Oral Federal N°1 platense. Ofreció irse a vivir a la casa de su madre. El Tribunal rechazó el recurso en febrero de 2023. Entre los motivos para el rechazo, aseguraron que Sánchez seguía prófugo.
Sánchez, según detectives del caso, era un amigo de Bruno Sergio.
Hay, también, otro vínculo curioso en la historia: el del entonces suegro de Sánchez, un policía de alto rango.
La pista porteña del secuestro
El caso, en un momento, fue investigado por la Fiscalía de Núñez-Saavedra de José María Campagnoli, con la secretaría a cargo de Manuel Espinal, tras recibir una denuncia del hecho en CABA, realizada por un amigo de la víctima, vecino de Saavedra. Descubrieron que el único autorizado por cédula azul a conducir el Clío con el que se secuestro a la víctima era un comisario inspector de una fuerza de seguridad.
Ese comisario, precisamente, era el entonces suegro de Sánchez.
“Es más, el comisario fue y se presentó en la Delegación Departamental de Investigaciones de Función Judicial de Quilmes y dijo que, a pesar de que el auto estaba a nombre de su mujer, lo usaban su hija y su novio, Hernán Martín Sánchez”, asegura hoy una fuente clave del caso.
Luego, por cuestiones de competencia, la causa fue trasladada por decisión de la jueza Alejandra Aillaud al fuero federal lomense, algo que el fiscal Campagnoli apeló fuertemente. “Luego del cobro del supuesto rescate y de la liberación de la víctima, continuando con la ejecución del hecho, los imputados Bruno Lado y Hernán Matías Sánchez, inmediatamente se dirigieron a esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde se habrían reunido”, afirmó Campagnoli. El Clío fue detectado por una lectora de patentes en la zona de Victorino de la Plaza.
No solo eso: la línea telefónica de Sánchez impactó en Palermo poco después del secuestro. El 23 de mayo a las 8 de la mañana, el día posterior del secuestro, el teléfono que le robaron al menor secuestrado impactó en la universidad privada porteña a la que asistía la novia de Sánchez, hija del comisario inspector, sostuvo Campagnoli en una apelación firmada el 25 de julio de 2022.
El menor secuestrado aseguró que el policía estuvo con él en el Clío al momento del secuestro e incluso lo reconoció en una fotografía. “Todo me daba que era policía”, declaró.
Sin embargo, según pudo saber el fiscal Mola, que investigó finalmente la causa y logró la captura de Sánchez, la víctima había obtenido el dato de la titular del auto y llegó hasta el nombre del comisario, el mismo dato al que llegó la Justicia porteña. Buscó una foto y la llevó a la Justicia: el hombre en la foto resultó ser un homónimo que, al momento del secuestro, se encontraba en la base Marambio en la Antártida.
Finalmente, el comisario y su hija no fueron imputados en la causa de Lomas de Zamora, luego de que el fiscal Mola agotara todas las medidas de prueba para investigarlos, con tareas como allanamientos y triangulaciones de señales telefónicas. Sánchez, según se determinó en la causa, tenía libre acceso al auto de su suegro.