Buscan a una viuda negra que sedujo a un turista japonés por una aplicación de citas y le robó en Palermo

Sucedió este fin de semana en un edificio de la calle Darregueyra al 2100. La sospechosa quedó filmada por las cámaras de seguridad

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Buscan a una viuda negra que se aprovechó de un turista en Palermo (A24)

Una mujer sedujo a un turista japonés por medio de una popular aplicación de citas, lo drogó y le robó las pertenencias que guardaba en un departamento que alquiló en el barrio porteño de Palermo, en el marco de un viaje que realizaba por Sudamérica. Ahora, la sospechosa está prófuga.

El episodio ocurrió entre la noche del viernes 9 y la madrugada del sábado 10 de febrero, en un edificio de la calle en Darregueyra al 2100, donde la víctima, de 37 años, había invitado a la mujer el mismo día que llegó al país y después de haber intercambiado mensajes a través de la app.

La delincuente quedó captada por varias cámaras de seguridad, que son la principal prueba del caso que está siendo investigado por la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°56, a cargo del fiscal Edgardo Orfila.

Según consta en la denuncia que el turista hizo en la Comisaría 14A, primero fueron a cenar a un restaurante. De regreso, pasaron por un kiosco, compraron algunas bebidas alcohólicas y subieron juntos al departamento. Allí, siempre en función del relato de la víctima, ella le preparó un fernet con cola y, luego de ingerirlo, él perdió el conocimiento. Cuando se despertó a la mañana siguiente notó que el lugar estaba revuelto y que le faltaban varias de sus pertenencias.

Lo que ocurrió mientras el hombre dormía quedó registrado en las cintas de seguridad del edificio. En los videos, que ya están en poder de la Justicia, se ve que a las 00.40 la mujer bajó a abrirle la puerta a un cómplice. En la caminata hacia el ascensor es evidente que ambos intentaron cubrir sus rostros: ella tapándose con el cabello; él con la gorra que llevaba puesta.

Veinte minutos más tarde, a la 1, según se ve en los registros fílmicos, ambos se retiraron con el delito consumado. Lo hicieron con una mochila donde los investigadores suponen que guardaron las pertenencias que le sustrajeron al turista. En el caso de la mujer, además, se cambió las zapatillas y cubrió con una campera negra.

El hecho ocurrió en un edificio de la calle Darregueyra al 2100 en el barrio de Palermo (Google Street View)
El hecho ocurrió en un edificio de la calle Darregueyra al 2100 en el barrio de Palermo (Google Street View)

Una modalidad que crece

Desde el fin del confinamiento por la pandemia, el accionar de las llamadas “viudas negras” se expandió tanto que, para septiembre de 2023, se registraba al menos un caso por semana. El modus operandi en sí, es viejo, un clásico del delito que se repite a lo largo de los años. Sin embargo, y sorprendentemente, siempre hay nuevas víctimas que caen en la trampa.

La Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (UFECRI), a cargo del fiscal José María Campagnoli, identificó a más de 60 posibles viudas negras, aseguraron fuentes judiciales a Infobae. Sus víctimas suelen ser hombres mayores de 40 años y turistas extranjeros.

Los detectives notaron que, cada vez más, estudian a los hombres que harán caer en la trampa. “Hacen inteligencia antes de seducirlos, porque buscan botines en dólares”, detallaron. Se cree que el número real de casos es más elevado, pero muchos hombres no denuncian por vergüenza o para no aumentar la herida en su ego. Se trata de una cifra negra en las estadísticas.

La regla es que el seducido se sienta el seductor y que invite voluntariamente a la ladrona a su casa. Puede haber una instancia previa, si el contacto se dio por redes sociales, en un bar. Una vez dentro de la propiedad comienza la segunda etapa del plan: “dormir " a la víctima. En ese punto, tal como sucedió en el caso del turista japonés, se ofrecen para preparar cocteles para continuar la cita en una atmósfera romántica, sin despertar sospechas mientras arroja clonazepam líquido al vaso.

El seducido se deja llevar y, pese al sabor amargo que siente, toma la bebida para no incomodar a la invitada. Lo que sigue son mareos y pérdida de consciencia. Aunque unas pocas actúan solas, generalmente, un cómplice o dos se encuentran en la zona, a la espera del llamado de la viuda para ingresar al domicilio y así comenzar a desvalijar.

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