Los cuerpos estaban tirados en el patio de su casa de General Pacheco. Elsa Suárez (65) había sido asesinada por la espalda, con lesiones cortantes en el cuello y la cabeza. Su hija, Sofía Navarro (31), en cambio, se defendió del homicida. El arma del doble crimen quedó a metros de los cadáveres: una katana que fue hallada en el interior de la casilla del fondo donde vivía el hijo y hermano de las víctimas, hoy el principal sospechoso del ataque mortal y que es buscado intensamente.
Sin embargo, la tarea no es tan sencilla para los investigadores a cargo de la fiscal Karina Bianchi, de la Unidad Fiscal de Instrucción N°1 descentralizada Talar. A casi un día del hallazgo de los cuerpos, no hay rastros del paradero del sospechoso.
“Las cámaras de seguridad no lo han captado y los vecinos no saben mucho de él porque hacía poco que se había mudado allí”, explicaron las fuentes del caso consultadas por Infobae. Incluso, allanaron la propiedad de su padre fallecido, ubicada en la localidad de Benavidez, pero no hallaron rastros.
Sólo tienen la foto del presunto homicida, que encabeza esta nota; el nombre y apellido (Daniel Derderian, de 45 años), y qué usó para escapar: “Es un fantasma en bicicleta”, así lo describieron.
El doble crimen fue descubierto el lunes por la noche en Aguado al 600, en el cruce con Salvador María del Carril, en jurisdicción del partido de Tigre. Una zona de chalets con mucho parque.
En ese terreno, de 10 por 50 metros, hay tres propiedades. Al frente vive un matrimonio de jubilados con cierto grado de parentesco con las víctimas. Ellos hallaron los cuerpos: estaban tendidos en el patio de la casa que está detrás de la vivienda de la pareja y antes de la casilla del fondo, en la que se había instalado el ahora principal sospechoso de los asesinatos hace unos cuatro meses.
“La hija del matrimonio que vive al frente fue la última en ver con vida a las víctimas el viernes pasado. Luego, el sábado por la mañana, solo vio al sospechoso; y los cadáveres recién fueron encontraron el lunes por la noche, por lo que se cree que fueron asesinadas en la madrugada del sábado”, detallaron las fuentes del caso.
Y contaron que nadie escuchó nada. Ni la gente de la propiedad del frente ni los vecinos de la zona.
La autopsia a los cuerpos tampoco pudo datar la muerte de Elsa y Sofía. Es que el calor extremo y las lluvias afectaron el proceso de descomposición. “La mujer mayor tenía heridas en la parte de atrás del cuello y en el cráneo, pero no presentaba lesiones defensivas, por lo que se desprende que la atacó por la espalda”, describieron los investigadores parte del informe preliminar de los forenses.
En cambio, Sofía sí se defendió de su asesino. “Tenía lesiones en las manos y en los brazos”, acotaron las fuentes y dijeron que la Policía encontró una katana con pelos y rastros de sangre en la casilla del sospechoso y que será peritada, aunque están convencidos de que fue el arma del crimen. “También había otra igual sobre la cama, pero estaba en una funda”, ampliaron.
Si bien no hay rastros de cómo, cuándo y por dónde escapó el prófugo, ya que las cámaras de seguridad y los domos no lo registraron, sí están convencidos de que escapó en su bicicleta. La de su madre y su hermana estaban en la escena del crimen.
En ese contexto, los investigadores agregaron que no hay registro de denuncias previas de violencia de género y tampoco de un historial de problemas de salud mental del sospechoso.
*/Con información de la agencia de noticias Télam