Fueron casi dos semanas de incertidumbre y desconcierto alrededor del caso de Yésica Cuevas, la mujer que -según las primeras informaciones- había desaparecido en Berazategui a horas de parir. Supuestamente embarazada de trillizos y con la cesárea ya programada, su historia se convirtió en un caso que generó repercusión y provocó el despliegue de un gran operativo de búsqueda a fin de dar con su paradero. Sin embargo, tras su hallazgo este viernes, la trama detrás de su ausencia confirmó el giro de la historia: la mujer no estaba embarazada y se había refugiado con su ex pareja.
La cronología del episodio comenzó el pasado 29 de enero, el último día en el que se supo algo de ella. Se la había visto a pocas cuadras de la casa de su madre cuando se disponía a ir a una farmacia antes de asistir al hospital Evita Pueblo para someterse a una cesárea programada y dar a luz. Así lo había contado ella misma a su entorno, al cual le anticipó que faltaba poco para que nacieran sus tres hijos.
De acuerdo al testimonio de la mamá de Yésica, ella salió de su casa rumbo al local ubicado a cuatro cuadras, sobre la avenida 12. Eran las 9.15. Al notar que no regresaba, dos nietas de Margarita salieron a buscarla hasta el lugar, pero no había rastros de ella. “No la encontraron más”, subrayó la mujer, que rápidamente hizo la denuncia y empapeló el barrio con fotos de su hija.
La investigación quedó primero a cargo del fiscal Cristian Granados y luego bajo la órbita de Daniel Ichazo, ambos del departamento judicial de Quilmes. Sin embargo, desde el primer momento todo estuvo envuelto en un manto de sospechas, el cual comenzó luego de que se comprobara que no había registros en el hospital Evita Pueblo que indicaran que la mujer tenía fecha de parto programada para ese lunes.
Asimismo, uno de los fiscales realizó averiguaciones, en el marco de la investigación, en el centro ginecológico en el cual Yésica le contó a su familia que se trataba y no hallaron ninguna ficha médica sobre ella. “No consta ningún tratamiento. No se encontró nada sobre un embarazo”, fue la respuesta. Con estos datos, como es lógico, la Justicia empezó a dudar si efectivamente estaba embarazada. Sin embargo, por el protocolo, los agentes igualmente buscaban a una mujer de esas características.
Las fotos que ilustran el folleto con el que solicitaban información sobre su paradero mostraban a la mujer de 42 años vestida con una remera blanca y un pantalón negro estampado con flores. En la imagen, sostenía su panza mostrando un embarazo ya avanzado.
En el marco de su búsqueda también declaró el novio de Yésica, Javier Balmaceda. Con respecto al embarazo, este contó que acompañó a su mujer al hospital varias veces, pero que siempre su pareja le pidió que se quede en las puertas esperando mientras ella se trataba.
Durante el tiempo que estuvo desaparecida, la Justicia encontró movimientos en su tarjeta Sube, sobre los cuales se centró la investigación. Por otro lado, también analizaron su celular, que lo dejó en su casa. En él, habría realizado algunas búsquedas realmente inquietantes: fotos de ecografías de embarazadas.
A pesar de todos los cabos sueltos que daban lugar a sospechar de la historia de Cuevas, la fiscalía igualmente buscó otras hipótesis y se enfocó en su pareja actual. En este contexto, en las últimas horas el hombre que creía que iba a ser padre de trillizos le entregó a la Justicia su celular para que lo peritaran, analizaran sus movimientos, mensajes y llamadas. No obstante, los investigadores no creían que la pareja tuviera participación en la desaparición, sino que había sido engañado.
En la tarde de este viernes terminaron de comprobar su teoría: Balmaceda tuvo la versión equivocada durante todos estos meses en los que vivió la ilusión de ser papá por triplicado, y, además, su pareja se encontraba junto a su pareja anterior.
Es que la mujer finalmente fue hallada en la casa de su ex, en Berazategui. Según le informaron fuentes de la investigación a Infobae, Yésica había sido vista en la zona y, en consecuencia, se montó un gran operativo en la calle 110A, entre 11 y 12, de la mencionada localidad bonaerense, donde efectivamente la vieron. En dicho domicilio se encontraba la mujer, quien en horas de la tarde iba a prestar declaración y contar su versión de la historia.