Walter Javier Escobar fue indagado ayer por el fiscal Adrián Arribas en su cama del hospital Paroissien No dijo mucho sobre su presunto rol en la masacre de la toma de González Catán donde cinco personas fueron asesinadas a tiros en medio de un conflicto por la venta de toma de tierras. Hubo también ocho heridos, entre ellos, Walter Javier.
Con domicilio en la zona del barrio La Loma en Merlo, tal como la hoy prófuga Juana Correa -acusada de ser la responsable del negocio clandestino- Arribas lo acusa de haber disparado con una escopeta contra la multitud. Escobar, por su parte, recibió dos balas, una en un hombro, otra, en la pierna derecha. Así, se hizo pasar por herido, por víctima. Apareció en el Paroissien, donde fue ingresado. Ahora, una guardia de la Bonaerense flanquea su puerta, por si piensa huir en una pata.
La imputación en su contra es grave: cinco hechos de homicidio premeditado, agravado por la participación de dos o más personas, con otros siete casos de tentativa por los heridos restantes. Y tal vez sea la más grave en toda su vida. Escobar, de 39 años, nacido en Fortín Lugones, provincia de Formosa, conocido también como Walter Javier Romero o Walter Fabián Romero -el apellido de su madre-, o con los alias de “Pajarito”, “Hormiga”, “Pinocho” o “Pulga”, se había dedicado a robar en territorio porteño años atrás, con un prontuario por ratero que comenzó cuando era menor de edad.
En 2010, fue acusado de robarle a mano armada a un comerciante de Villa Soldati en un expediente que tramitó en el Juzgado N°22, hecho por el que terminó detenido en un penal federal, donde trabajó para ganarse el sueldo tumbero por tareas menores, un empleo en blanco. El 19 de diciembre de 2013, el Juzgado N°3 de Morón lo condenó a ocho meses de prisión, como autor de los delitos de atentado a la autoridad, lesiones leves agravadas y daño. Salió, cumplió su pena y volvió a delinquir.
En marzo de 2017, el Tribunal N°23 integrado por el juez Javier Anzoátegui lo condenó a otros cuatro años y veinte días y lo declaró reincidente. Lo acusaron de dos robos. El primero ocurrió el 30 de octubre de 2016. Según la acusación, “Pajarito” y cinco sospechosos más le robaron el Volkswagen Gol a un hombre en la Villa 1-11-14. Resultó absuelto por este hecho. Representado por un ladrón oficial, Escobar aseguró que todo se trató de un enredo ocurrido mientras se drogaba en la Villa cuando el hombre del Gol chocó allí y unos chicos del barrio le robaron las ruedas. Las pruebas del caso, en general, confirmaron su relato.
En cambio, sí fue condenado por el segundo hecho que le imputaron, ocurrido el 31 de diciembre de 2014 en la esquina de Córdoba y Paraná, donde le arrebató el teléfono Motorola a una mujer. Fue en vano, porque lo descartó al huir mientras corría de vecinos que le echaron gas pimienta. La mujer logró recuperar el aparato.
Cumplió esta condena tras las rejas, tal como la anterior. Volvió a caer en 2018, acusado de herir a un ciudadano boliviano en una riña.
Mientras tanto, la causa para esclarecer el hecho continúa. Arribas continúa con la toma de testimonios mientras espera novedades de la evolución de Oscar Sosa, el supuesto sicario hoy en coma en el hospital Rivadavia que disparó con un FAL en la toma.
Mientras tanto, se busca con pedido internacional de captura a cuatro prófugos: Juana Correa, su marido Emmanuel Lugo y otros dos supuestos tiradores.