La Justicia federal ordenó estrictos controles sobre las condiciones de alojamiento de Francisco “Fran” Riquelme, el narco de Rosario investigado por las amenazas al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, luego de su traslado desde el penal de Ezeiza a Marcos Paz, a raíz de una serie de amenazas a penitenciarios.
Por pedido del fiscal federal Sergio Mola y la fiscal auxiliar Patricia Cisnero de la PROCUNAR, el Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 2 de Lomas de Zamora, interinamente bajo la órbita de Ernesto Kreplak, ordenó su detención y una serie de restricciones para Riquelme, considerado un ladero del capo Esteban Alvarado, que permanece alojado en el Complejo II del SPF.
El juez pidió, en primer lugar, que se dé estricto cumplimiento a la prohibición de concretar comunicaciones telefónicas a través de equipos o terminales móviles dentro del establecimiento penitenciario, una medida que, aunque se encuentra expresada en el segundo párrafo del artículo 160, de la ley 24.660, no se cumple a rajatabla.
También dispuso “un control estricto de las comunicaciones telefónicas que pueda mantener Riquelme a través del teléfono de línea fija de acceso público del pabellón en el que está alojado. Así, sin merma alguna del respeto por la privacidad de las conversaciones, deberán conocerse los abonados telefónicos y las personas con las que se comunica, estableciéndose a su vez un horario y tiempo de llamadas razonable”. La mención al teléfono público. En el pasado, “Guille” Cantero, jefe de Los Monos, lo usó para controlar a su organización desde la cárcel.
En tercer lugar, Kreplak ordenó requisas en su celda “en forma aleatoria y cada 14 días como máximo” con el fin de constatar que no posea ningún celular en su poder.
Por último, el magistrado le restringió las visitas que pueda recibir en la unidad de personas que no sean “estrictamente de su círculo familiar o defensa”.
¿Cómo llegó el rosarino a este nivel de control sobre sus condiciones de encierro? En primer lugar, los investigadores creen que está detrás de las amenazas que recibe Pullaro desde que el mandatario provincial decidió imponer nuevas medidas y reorganizar a los internos de alto perfil en las cárceles santafesinas. El Ministerio de Seguridad de la Nación pidió la semana pasada que lo sometan a confinamiento estricto.
Al mismo tiempo, es señalado por una serie de ataques a balazos a escuelas, la cárcel de Rosario y comisarías que planificó, coordinó y congregó desde la cárcel, según la imputación.
La escalada de violencia del detenido tuvo su punto máximo en la prisión de Ezeiza, donde amenazó a penitenciarios, luego de que no le permitieran concretar la visita de una mujer, ya que se encontraba cumpliendo una sanción administrativa.
El 22 de diciembre, el narco estalló. “Prendan la tele hoy a la noche, van a ver lo que voy a hacer, los voy a cagar a tiros a todos ustedes. Acá afuera los voy a matar, voy a cagar a tiros una comisaría en Rosario hoy; S. y M., hijos de puta, se van a querer matar, ya van a ver lo que voy a hacer”, avisó Riquelme en una insólita demostración de poder criminal ante las autoridades del penal.
Una vez que fue reintegrado a su sector de alojamiento, en el pabellón “D” de la Unidad Residencial VI, el jefe de turno y el inspector de servicio le pidieron que deponga su actitud. La respuesta fue más violenta todavía: “Acá no van a entrar a engomar las celdas… que venga la requisa…”.
Riquelme alteró el orden del pabellón y rompió sillas, un horno, un microondas, cámaras de videovigilancia.
Cunado los guardias registraron su celda, continuó: “Yo tengo toda mi familia en cana, tengo a mi mujer presa, mi hermano preso, mira qué familia tenemos todos... El mundo es chico eh… Vos sabes cómo es esto M., ustedes se cagan de la risa cuando a la visita la verduguean… No pasa nada… Ni mameluco te va a salvar”, dijo en referencia a Miguel Ángel Villalba, el capo narco de San Martín que permanece alojado en esa misma cárcel y fue noticia por la droga adulterada que mató a 24 personas, entre otras fechorías adjudicadas a sus hijos.
“Sabés cómo te voy a pegar una zarpada bien piola… Vas a ver; ¡¡¡se van a querer matar!!!.. A mí no me vas a correr con ningún traslado eh… Me haces un favor si me sacas…”, les dijo.
Al parecer, Riquelme cumplió la advertencia: el 27 de diciembre se registró una balacera en la Comisaría 19ª de la UR II, en Rosario, que le atribuyen al líder de “Los Riquelmes”.
Dio una nueva demostración de poder cuando apareció en el exterior de la Unidad, una frase intimidatoria pintada en un retazo de tela del tamaño de una sábana, que fue colgado por desconocidos en el alambrado externo de la cárcel. “Dejen de verdugear a los presos del módulo 6 Atte: Los Narcos”, decía el trapo que fue descolgado e ilustra esta nota.
Demás está decir que en ese módulo se alojaba “Fran”.