Con la ley de microtráfico bajo el brazo, el fiscal Franco Carbone, del Equipo para el Abordaje de Delitos cometidos con Armas de fuego del MPA, pidió días atrás el derribo de cinco domicilios históricos vinculados a jefes del narcomenudeo en Rosario. La medida que busca golpear con fuerza en el corazón operativo de las organizaciones criminales, en consonancia con las nuevas reglas establecidas en las cárceles por el gobernador Maxiliano Pullaro.
Carbone no eligió los domicilios al azar. Por el contrario, señaló como vinculados a los lugares a tres líderes ligados a las amenazas que recibió el mandatario provincial en el primer mes de su gestión. ¿Cuál fue la respuesta? Más amenazas: “Pullaro cuando sigan demoliendo casa y no búnker, vamos a matar a los de la municipalidad. Advertimos pacíficamente”, decía el escrito encontrado ayer lunes por empleados municipales en la sede de Desarrollo Social.
Tal como señalaba la nota intimidante, las retroexcavadoras no solo hicieron escombros puntos de ventas, sino también propiedades que estaban ocupadas o regenteadas por personas muy allegadas a Alan Funes, Alejandro Isaías Núñez, alias “Chucky Monedita” y Francisco “Fran” Riquelme, tres jefes que ganaron territorio bajo el paraguas de Esteban Lindor Alvarado, archirrival de “Guille” Cantero, capo de Los Monos.
Riquelme cobró notoriedad, hace una semana, luego de que el Ministerio de Seguridad de la Nación pidió su inmediato confinamiento en la penitenciaria de Marcos Paz por los primeros ataques dirigidos al gobernador, tras el anuncio de la reorganización de internos de alto perfil. Los investigadores encontraron referencias a la calle Felipe Moré, “en clara alusión a los distintos puntos de venta regenteados por Riquelme”, aseguran investigadores.
Tras sospechar de Riquelme, la Justicia abrió el abanico hacia “Chucky Monedita” y Alan Funes. Los tres compartieron, en algún momento de sus estadías carcelarias, pabellones en Ezeiza y Piñero.
El ataque de furia de Francisco “Fran” Riquelme
“Prendan la tele hoy a la noche, van a ver lo que voy a hacer, los voy a cagar a tiros a todos ustedes. Acá afuera los voy a matar, voy a cagar a tiros una comisaría en Rosario hoy; hijos de puta, se van a querer matar, ustedes tienen familia, ya van a ver lo que voy a hacer”.
La frase se le atribuye a “Fran” Riquelme, que el 22 de diciembre estalló en el penal de Marcos Paz contra los penitenciarios que no le permitieron la visita de una “amiga”, que había viajado desde Rosario. Ese día, el narco destruyó sillas, un microondas, cámaras de videovigilancia y lanzó elementos “contundentes a celaduría”, de acuerdo al reporte posterior. Fue el último episodio de una escalada de violencia protagonizada por el joven capo que exhibió dentro del penal.
Riquelme tuvo participación en hechos de gran trascendencia pública: en primer lugar, fue imputado como coautor del intento de asesinar a Mariana Ortigala, en agosto de 2020, cuando la mujer, exaliada de Alvarado y actual mano derecha de “Guille”, fue atacada a balazos por sicarios. Se salvó de milagro. Hoy, está presa en una causa por extorsiones.
Luego, ya encerrado en el penal de Piñero -hoy el principal foco de las restricciones ordenadas por Pullaro- fue imputado como jefe de una asociación ilícita conformada por unas 30 personas. “Los Riquelmes”, como se denomina a sus soldados, se dedicaron a cometer delitos contra la vida, contra las personas, contra la propiedad, contra la salud pública y la administración pública en los barrios de Empalme Graneros, Ludueña e Industrial. Luego, se enfrentó a los tiros con otra organización que respondía a Los Monos. Llegaron las amenazas, atentados, balaceras y homicidios. Incluso, según la investigación, “Fran” ordenó “asesinar a cualquiera” con el fin de “quemar” los puntos de venta de la banda rival.
En julio de 2023 se lo acusó de ser instigador de dos balaceras contra dos escuelas, mientras se hallaba alojado en el pabellón N°28 de alto perfil de Piñero. En su nuevo alojamiento se enteró del derribo de dos viviendas en la calle Felipe Moré.
Alan Funes
“Los Funes” continúan activos. Alan es el jefe del clan. Su historia es particularmente sangrienta. En mayo de 2021 fue condenado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio agravada por uso de arma de fuego, entre otros delitos violentos, a 35 años de prisión. Luego, recibió otra pena de 9 años por tráfico de estupefacientes. Al año siguiente se le atribuyó ser jefe de su banda, que cometió delitos para ocupar y dominar sectores y barrios de Rosario. Al igual que “Fran”, dirigió los hilos de su empresa criminal desde su celda en la cárcel de Ezeiza, desde donde, cree la Justicia, habría intentado ser parte del plan de su jefe Alvarado para escapar de la prisión en helicóptero en marzo del año pasado.
Leila Schmitt, la nueva pareja de Alan, fue imputada luego de amenazar a los empleados provinciales encargados de tirar abajo la “casa de Alan Funes” en Ayacucho al 4300. Además, derribaron un sindicado búnker de la banda en Coronel Biedma al 200.
Alejandro Isaías Núñez alias “Chucky Monedita”
El tercer capo en la lista caliente del derribo de búnkers tiene condenas por hechos de portación de arma de fuego y amenazas calificadas. Hoy, se encuentra en prisión preventiva como líder de una asociación ilícita dedicada a la comisión de distintos delitos de violencia. Al mismo tiempo, cumple prisión preventiva por ser instigador del homicidio de Carlos Argüelles, testigo protegido en la investigación contra la asociación ilícita liderada por Alvarado. Su círculo familiar fue allanado por una serie de balaceras a colegios a mediados de 2023.
Este lunes, se derribó uno de sus tradicionales puestos de drogas ubicado en Necochea y Pasaje Ivanows.