A fines de agosto de 2023, César Roberto Ortega, un remisero de 66 años, fue asesinado de un tiro en la cabeza por delincuentes que le robaron el auto en José C. Paz. El hecho en la calle Mayagüez, en el barrio Urquiza, cuando el hombre llegó en compañía de su mujer a la casa de un amigo para saludarlo por su cumpleaños.
Allí, fue interceptado por al menos dos ladrones que estaban vestidos con ropas deportivas y que lo amenazaron para robarle su Renault Megane gris modelo 2001, que usaba para trabajar.
La víctima, que se resistió al asalto y se negó a entregar la llave del auto a los ladrones, mantuvo un entredicho con uno de ellos, quien no dudó en disparar a sangre fría. “Callate porque te pego un tiro”, lo amenazó el hampón. Y tras un forcejeo, lo mató de un tiro en la cabeza. Los dos asaltantes abordaron el auto de la víctima y huyeron del lugar, donde quedó la esposa de Ortega ilesa. En medio de la desesperación, la mujer logró correr hasta la esquina y resguardarse del ataque.
Hoy, más de un año y medio después, el caso se cierra. Una brigada de detectives de elite de la División Homicidios de la PFA capturó a Juan Manuel Saavedra, de 25 años, el último sospechoso del caso, acusado de ser el tirador que mató al remisero, en un expediente a cargo de la UFI N°22 de San Martín, bajo la fiscal María Alejandra Burges.
Saavedra fue capturado en un rancho en la calle Reconquista, zona de Cuartel V, jurisdicción de Moreno. Allí, se ocultaba junto a su pareja, su hijo y su madre, entre otros miembros de su familia. Le encontraron un revolver calibre .38 con varias balas.
Ezequiel Miranda, el segundo participante en el ataque, ya había sido detenido meses atrás por la Policía Bonaerense. Saavedra se encontraba con él en ese momento. Escapó de la redada que buscaba arrestarlo pistola en mano.
Esta semana, Emanuel Oliver Jonathan Villasante Cuellar, un joven de 25 años con antecedentes penales por robo y lesiones, fue detenido también por la División Homicidios, acusado de matar a tiros a un amigo en plena pista de baile de un boliche de Flores. Según la investigación, lo mató para vengarse y logró estar prófugo de la Justicia por más de seis meses, hasta que fue capturado en Liniers.
El asesino fue captado por una cámara de seguridad, con la que además de observar el momento en que escapó en el auto, también observaron que poseía un tatuaje del Gauchito Gil y otro de San la Muerte en su antebrazo derecho. Los tatuajes fueron una clave al momento de la detención, ordenada por la UFECRI del fiscal José Campagnoli.