Un comisario de la Policía Bonaerense fue encontrado muerto este sábado en la localidad de Calderón, partido de Coronel Rosales. Se habría suicidado: el cuerpo apareció dentro de un auto, con un disparo en la cabeza y un arma de fuego a su lado. El hallazgo se produjo horas después de que recuperara la libertad. Ayer, había sido detenido por haber robado algunos productos en un supermercado en la ciudad de Bahía Blanca.
La víctima fue identificada como Luis Adriel Zelarrayán, según informaron fuentes policiales a Infobae. Tenía 41 años y domicilio en Bahía Blanca. Cumplía funciones en la Comisaría Tercera de Hurlingham, ubicada en la localidad de William Morris.
Zelarrayán había sido detenido antes de ser hallado sin vida. Durante el viernes, lo descubrieron robando siete sobres de jugo y un gel para el cabello en un negocio localizado sobre la calle Sócrates al 2600, en el barrio Rosendo López de la ciudad del sur bonaerense.
Tras ser alertados de ese hecho, efectivos de la Comisaría Cuarta de Bahía Blanca se dirigieron hasta el lugar y lo aprehendieron. El comisario fue trasladado a una celda de esa dependencia policial. Allí, estuvo demorado varias horas, en el marco de una causa por hurto, hasta que lo liberaron durante esta madrugada, alrededor de la 1. Así lo dispuso la fiscal Claudia Lorenzo, al tratarse de un caso menor.
De acuerdo a las fuentes, esta mañana, cerca de las 8.45, ingresó un llamado al servicio de emergencias 911 en el que alguien alertó a las autoridades por el hallazgo de un hombre aparentemente muerto al costado del camino vecinal viejo de la zona de Calderón, a unos 23 kilómetros de Bahía Blanca. De esta manera, un patrullero de una comisaría de Punta Alta se acercó hasta allí.
Media hora después del llamado, una vez en la zona, los oficiales constataron el fallecimiento de Zelarrayán: lo encontraron dentro de un auto Renault Clío blanco, en el asiento del conductor, con medio cuerpo hacia afuera y una herida de arma de fuego en la sien.
La escena hace indicar que se habría tratado de un suicidio, ya que al lado del cadáver había una pistola 9 milímetros. Personal médico y peritos trabajaron en el lugar.
Un caso en Santa Fe
A mediados de mayo de este año, un policía de 21 años y un amigo suyo, de 22, murieron en un domicilio del barrio La Guardia de la ciudad de Santa Fe. Según la información que se conoció en aquel entonces, el agente Brian Mendoza, miembro de la fuerza provincial destinado a Rosario, manipulaba su arma y le disparó accidentalmente en la cabeza a José Ignacio Montaño. Luego, salió de la vivienda y se dio un tiro en la cabeza.
El cuerpo de Montaño fue encontrado en el interior de la casa, mientras que el del policía estaba en la calle, a unos 70 metros. Carlos, el dueño de ese domicilio contó en Aire de Santa Fe que después del festejo de cumpleaños de su esposa se fueron a un dormitorio dos amigos de su hijo, Montaño y Mendoza. “Cuando se fueron a la pieza se estaban por acostar a dormir, se sintió el ruido del impacto, gritos y cuando salgo a la puerta me encuentro con lo que había pasado”, explicó.
“Pensé que le había pasado algo a uno de mis hijos, el policía saltó y se fue corriendo. Se frenó, me apuntó con el arma en la mano, y dijo que no iba a soportar lo que había pasado. Después, paré una camioneta de Vialidad o de la Municipalidad que llamó al Comando Radioeléctrico. Cuando llegaba la policía el joven estaba en la otra cuadra y se disparó”, contó.
Según el hijo de Carlos, amigo de los dos fallecidos, “estaban jugando” con el arma reglamentaria de Mendoza, una Taurus calibre 9 milímetros. “El chico tenía siempre la costumbre de jugar. Eran muy buenas personas los dos. No encontramos explicaciones. Es muy triste todo”, concluyó.