La investigación por el asesinato del subinspector Leoncio Bermúdez, ocurrido el 14 de noviembre pasado en la puerta del hospital Provincial de Rosario cuando sicarios intentaron rescatar a un preso internado, tuvo un importante avance este jueves.
La fiscal Gisela Paolicelli imputó a Pablo Cristian Gastón Sosa como el presunto autor material del homicidio y a los reclusos del pabellón 9 del penal de Piñero Lautaro Román Núñez y Joel Gabriel Ibarra por haber sido quienes ofrecieron dos millones de pesos a cambio de liberar a Gabriel Guillermo Lencina, su compañero de celda.
“Les dieron la prisión preventiva por plazo de ley a los tres”, informaron fuentes del caso a Infobae. Fue la jueza Verónica Lamas González quien lo decidió y, según pudo saber este medio, además la magistrada aceptó el pedido de la querella de agregar el agravante del crimen de odio.
En la audiencia, que se llevó a cabo en el Centro de Justicia Penal, Paolicelli explicó ante la jueza que Sosa fue quien quedó filmado por las cámaras del hospital disparándole en la cara a Bermúdez. Agregó que también fue quien hirió de bala en las piernas a dos mujeres en la huida y le disparó al destacamento en el que se encontraba la hija del policía asesinado, que había ido a acompañarlo al trabajo.
El sicario fue arrestado el miércoles de la semana pasada en un operativo cerrojo que hizo la División de Homicidios de la Policía de Investigaciones en inmediaciones de Presidente Roca y Anchorena, después de tareas de inteligencia.
Por su parte, los presos acusados de instigar el plan son conocidos en las tramas rosarinas del hampa.
Joel Ibarra fue detenido en enero de 2014. Hoy, purga una condena a 20 años por un doble crimen ocurrido en febrero de 2013, y la semana pasada sumó una imputación por haberle pagado a un sicario por matar a Maximiliano Daniel Bazán, un joven de 30 años que fue acribillado a tiros el 4 de marzo de este año en Villar al 100, en barrio Tablada.
El otro es Lautaro Núñez, que fue arrestado por la División de Inteligencia de la Policía de Investigaciones el 31 de agosto pasado en Chacabuco y Villar, en la zona sur. Fue imputado por haber sido el presunto autor de dos atentados a tiros cometidos seis días antes: uno contra la sede de la PDI, y otro contra un viejo destacamento policial llamado “El tanque”, donde un joven que esperaba el colectivo resultó herido.
Núñez, una vez que cayó, también sumó otra acusación grave: se le atribuyó haber sido uno de los pistoleros que el 19 de agosto pasado mataron a Laureano Cardozo, un chico que quedó en medio de una balacera mientras paseaba a su perro por Flammarión y Lamadrid.
Un plan frustrado y un policía muerto
De acuerdo a los indicios ventilados por la fiscal, Sosa y un cómplice –que aún está prófugo– fueron las personas que entraron armadas a la guardia del hospital para sacar de allí a Lencina, el preso que acababa de ser dado de alta y aguardaba el traslado nuevamente a Piñero.
Lo que resta determinar es cómo accedió el grupo armado al dato de que estaba a punto de ser subido a un convoy penitenciario, por lo que no se descarta una connivencia de algunos guardiacárceles.
Los hampones contaban con un dato erróneo, según se expuso en la audiencia. Suponían que Lencina estaba custodiado por un solo agente penitenciario, al que redujeron y al que le robaron su arma reglamentaria. Sin embargo, apareció otro custodio que logró frustrar el plan, y que motivó que Sosa y el otro sospechoso se dieran a la fuga.
Tal como adelantó Infobae, mientras los dos delincuentes armados estaban adentro del hospital, afuera había dos adolescentes de 14 y 15 años que hicieron de campana junto a una tercera persona que aún no fue identificada. Esos menores, una vez que trascendieron las imágenes que los ubicaban como presuntos partícipes, se presentaron ante la Justicia de Menores, aunque por su edad no son punibles.
Los dos adolescentes tuvieron un rol activo en el plan, de acuerdo a los indicios dados a conocer por Paolicelli. El de 15 años recibió el ofrecimiento de los dos millones de pesos de los presos Ibarra y Núñez.
En la exhaustiva investigación presentada hoy en los tribunales de Rosario también se encontraron conversaciones vía mensaje directo de Instagram del menor de 15 años que daba información en la previa al ataque. En un chat con una persona, le comentó que tenía que “rescatar a uno de los jefes, que está en un hospital” y que le habían ofrecido “una buena teca”.
“No hay que matar, ni nada. Está todo arreglado. Dos millones de pesos pagaron y el jefe sale solo”, agregó.