En septiembre de este año, el juez federal Ariel Lijo dictaminó la elevación a juicio oral de los miembros de la Escuela de Yoga Buenos Aires, que operó durante casi 30 años con sedes en barrios como Villa Crespo -donde conservaba un archivo de videos porno-, bajo la sospecha de ser una virtual secta que captaba víctimas para ofrecer sus servicios sexuales a millonarios. 17 personas fueron procesadas por los delitos de asociación ilícita, trata de personas con fines de explotación sexual y lavado de activos, entre ellos, Juan Percowicz, su histórico líder, de 83 años, allanado y detenido en una mansión en el country Santa Clara, abrazado a un tigre de peluche con una trama que llegaba a negocios inmobiliarios en Las Vegas y New York.
Hoy jueves, la causa vivió un dramático giro.
La Sala II de la Cámara Federal, integrada por los jueces Martín Irurzun, Roberto Boico y Eduardo Farah, declaró la nulidad de la elevación a juicio y envió el expediente de vuelta al juez Lijo.
Los camaristas aceptaron un recurso de queja planteado por los defensores del caso, entre ellos el abogado Alfredo Oliván.
El centro de la disputa es la existencia del delito de trata.
“Se refirieron, concretamente, al resultado de los informes periciales llevados a cabo por el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación respecto de aquellas personas que se señalan como víctimas del delito, como así también a la diversa documentación que acompañaron para demostrar la total autodeterminación y el amplio espacio social en el que se desarrollan”, afirma el texto de la Cámara, al que accedió Infobae, en referencia al planteo de los abogados.
“Según entienden, el cuadro indiciario actual demuestra la inexistencia de las hipótesis delictivas reprochadas, todas las cuales giraban en derredor del -desacreditado en autos- delito de trata de personas sobre la que se asentó la investigación”, continúa el fallo.
El planteo no es nuevo. Ya había sido escuchado a lo largo del expediente en argumentos de las defensas. El testimonio de siete víctimas está en disputa.
El juez Farah apunta en su voto, que fue en disidencia: “Entiendo que la prueba rendida hasta ahora impide tener cabalmente por ocurridas las conductas reprochadas respecto de las siete víctimas, pues son ellas mismas las que las niegan. En efecto, en las testimoniales que se les recibió a través de Cámara Gesell, cuyas filmaciones obran en el Lex 100 y he visto personalmente, las nombradas, todas mujeres mayores de edad, negaron en forma rotunda y vehemente esa condición.”
Farah, también, evocó en el nuevo fallo críticas previas a “la endeblez del informe que había producido el Programa de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, debido a la escasísima información reunida para su confección”.
Sin embargo, términos como “coerción”, o la posibilidad de la misma, no figuran en el texto.
La doctrina secreta de la Escuela de Yoga Buenos Aires usaba un término poco imaginativo para sus pupilas, por llamarlas de alguna forma, que le quitaban dinero a hombres ricos. “Geishas”, les decían. La secta definió la práctica en un documento interno. “El geishado dice: ‘Tu existes, yo te atiendo’. Es un arma invencible (…) El geisho no se sube a pelear al ring, el geisho esquiva los golpes. Tiene cintura. El geisho no es humilde ni perdedor: es Invencible. Japón es la segunda potencia del mundo sin ejército, no por humildad, sino por geishado”.
Luego, completaban: “Si el geishado no da ganancia, es un geishado mal hecho”. Y el geishado era con hombres ricos, particularmente, con un poderoso y reconocido empresario. Entre esos miembros imputados está Susana Mendelievich, alias “Mendy”, acusada de ser la jefa del geishado.
La última carta no está echada. Los investigadores de la causa reagrupan fuerzas para seguir adelante con el expediente y volver a elevar el expediente a juicio, afirma una fuente clave del caso.
Los imputados, sigue esta fuente, continúan procesados por trata y lavado. También hay pedidos de indagatoria de la fiscalía del caso, a cargo de Carlos Stornelli, por la clínica de la lorganización, ubicada en Almagro, donde se sospecha torturaban con falsas terapias a miembros disidentes. También, existe la posibilidad de analizar más supuestos casos de trata, más allá de los siete originales.