La Justicia de Mar del Plata rechazó el pedido de libertad condicional de dos de los policías condenados a prisión perpetua por el crimen de Natalia Melmann, la joven que fue abusada sexualmente y asesinada en en Miramar en 2001. Esta es la segunda solicitud que realizan y es desestimada por los jueces.
La decisión estuvo a cargo del magistrado Ricardo Perdichizzi, titular del Juzgado de Ejecución Penal 1 marplatense, quien rechazó los pedidos realizados por la defensa de Ricardo Anselmini, de 56 años y Oscar Echenique, de 64.
Ambos fueron condenados en 2002, junto a Ricardo Suárez, de 60 años, como coautores de los delitos de “rapto, abuso sexual con acceso carnal agravado por la pluralidad de personas y homicidio criminis causa”.
De acuerdo con la información de Télam, en una audiencia oral que se desarrolló de manera virtual durante la mañana del miércoles, el juez alegó que no hubo avances en cuanto a un tratamiento psicoterapéutico que la Cámara de Apelaciones de la ciudad les había impuesto en 2022, cuando rechazó un pedido anterior al ahora denegado.
En ese sentido, la resolución de la Justicia coincide con el planteamiento realizado por los abogados Federico Paruolo y Yamil Castro Bianchi, representantes de los padres de Natalia, Gustavo Melmann y Laura Calampuca.
Otro de los argumentos que utilizó el juez para rechazar esta medida está vinculado con los domicilios que denunciaron los condenados para cumplir con su prisión. Con respecto a la casa en la que se alojaría Echenique, Perdichizzi sostuvo que existe una cercanía entre este domicilio y la vivienda de la madre de la víctima, en el partido de General Alvarado.
Por otro lado, el rechazo al pedido de Anselmini se debe también a que en el lugar donde viviría reside otra persona que cuenta con antecedentes penales.
Pese a la nueva negativa que obtuvieron Anselmini y Echenique, no se discutieron en la audiencia las condiciones para que ambos puedan aspirar a una libertad condicional.
El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y provocó la reacción de la comunidad local, que realizó junto a la familia múltiples marchas para pedir por el esclarecimiento del caso.
Según se estableció en el juicio en 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde “fue accedida carnalmente” y luego, “con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual”, fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas.
Luego de cometer el crimen, Suárez, Echenique y Anselmini trasladaron el cuerpo al vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semi enterrado cuatro días después.
Además de ellos tres condenados a cadena perpetua, Gustavo “Gallo” Fernández fue sentenciado a 25 años de prisión por su participación en el secuestro. Sin embargo, su pena fue reducida a 10 años.
Más de veinte años después, otro policía fue condenado por el rol que ocupó en el crimen. Se trata del sargento Ricardo Panadero, quien fue condenado en mayo pasado a prisión perpetua al ser considerado culpable de los delitos de “privación ilegítima con empleo de violencia, abuso sexual calificado por la intervención de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por el concurso de dos o más personas y por haberse consumado para lograr la impunidad”.
Entre los elementos incorporados, la fiscal destacó durante su alegato que el examen de ADN de un vello pubiano hallado en el cuerpo de la víctima, arrojó una compatibilidad del 97,05 por ciento con el perfil genético de Panadero.
En esa línea, enfatizó que el testimonio brindado en el juicio por un perito oficial de parte de la acusación, quien sostuvo que existían “33 veces más probabilidades” de que la muestra analizada perteneciera al imputado que a otra persona de la población en general.
A su vez, recordó la declaración brindada en la primera audiencia del proceso por un testigo de identidad reservada de la causa, quien aseguró que en la madrugada de la desaparición de Natalia Melmann había visto cómo era subida a la fuerza a un patrullero por cuatro policías, entre los que ubicó a Panadero.