Antes de escuchar el veredicto en el juicio en su contra por el brutal crimen de Federico Sáenz, el programador de Boulogne al que estranguló con un cable HDMI para arrojarlo a una pileta durante un robo, Mauricio Nahuel Fernández (31) le pidió “piedad” al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro. Apeló a la clemencia de los jueces para salvarse pero su último recurso no sirvió: fue condenado a prisión perpetua y sólo podrá salir de la cárcel cuando cumpla 80 años.
Sin embargo, la Justicia no fue la única que no creyó en su arrepentimiento. La familia de Sáenz, la víctima, también consideró que sus últimas palabras no fueron más que intentos en vano para tratar de torcer una desenlace que era prácticamente inevitable. La sensación luego del fallo es agridulce. Si bien se logró la máxima pena, saben que la vida de Sáenz no se va a recuperar. Sólo les queda el consuelo de que Fernández no le va a hacer lo mismo a nadie nunca más.
“El mensaje que me da la familia es que este hombre, por así llamarlo, no va a poder volver a cometer un crimen y arruinarle la vida a otra familia más, eso lo importante del veredicto”, dijo a Infobae Felipe Juan Galo Roncoroni, el abogado querellante que los representa. “Están contentos por el resultado, aunque es a su vez es una victoria pírrica, porque es una victoria que no les va a devolver lo que ellos perdieron”, agregó.
Durante el juicio, el homicida admitió el crimen, pidió disculpas y “misericordia” a los jueces. Pese a eso, los magistrados Alberto Ortolani, Gonzalo Aquino y Sebastián Hipólito Urquijo, tal como lo pidió el fiscal de juicio, Sergio Szyldergemejn, consideraron a Fernández como autor de los delitos de homicidio criminis causae (matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad), robo agravado por escalamiento en tentativa y privación ilegítima de la libertad agravada por violencia, cometidos el 19 de junio de 2022.
“No lo notamos ni siquiera sincero y en el alegato se planteó eso; que no se le creyó y no se lo perdonó por parte de nadie de la familia”, sostuvo el letrado en su diálogo con este medio. “No le creímos y lo dejamos sentado”, dijo. La familia de la víctima, por lo pronto, prefirió no dialogar con los medios.
Debido a la última reforma que hubo en 2017 del artículo 14 del Código Penal, el homicida no tiene la posibilidad de pedir la libertad condicional por haber sido condenado por un homicidio agravado y la prisión perpetua equivale a pasar 50 años en la cárcel, por lo que recién podría llegar a recuperar la libertad cuando en 2072 tenga 80 años.
Roncoroni destacó entre varias cosas cosas la celeridad del proceso, ya que el crimen ocurrió el año pasado y hoy hay una condena. En ese sentido, explicó que se debió en parte a que se trató de un hecho cometido en flagrancia. Es decir, al delincuente lo atraparon prácticamente mientras asesinaba a Sáenz para robarlo en su casa. Dijo que fue un delito muy grave, en el que las pruebas estaban prácticamente a la vista y no hubo necesidad de extenderse en la investigación.
Además de los crudos resultados de la autopsia, con los forenses que declararon que Sáenz murió por “asfixia por estrangulamiento a lazo”, declararon nueve testigos, incluida la novia de la víctima -que presenció el hecho- y los funcionarios policiales y judiciales que participaron en el expediente. Las dos sobrinas del programador, de 8 y 11 años, quienes también estaban en la casa durante el crimen, fueron asistidas y entrevistadas por psicólogos durante el proceso.
Los abogados de la familia propusieron sumarle al homicidio el agravante de alevosía y declarar a Fernández reincidente, debido a que en 2011 fue condenado por otro tribunal de San Isidro por robo agravado por el uso de arma blanca, pero el Tribunal no aceptó debido a que la pena por ese delito venció en 2016.
Sobre el futuro del proceso, Roncoroni dijo que es casi seguro que el condenado acuda a la Cámara de Casación para que revise el fallo. De su parte, dijo que todavía no tienen definido si ellos también van a apelar al mismo recurso. “Es algo que analizaremos con la familia”, dijo.
Así fue el crimen del programador
El crimen del programador ocurrió el 19 de junio de 2022 en Boulogne, partido de San Isidro.
La secuencia del hecho comenzó cuando Laura, la novia de Sáenz, lavaba el auto en el patio delantero de la casa y un ladrón saltó la reja de la propiedad y la abordó con fines de robo. El asaltante agredió y amenazó a la mujer y logró quitarle las llaves de la casa, con las que entró a la propiedad y cerró la puerta, dejando a la médica del lado de afuera.
El delincuente golpeó y redujo al programador mientras que la médica le pidió al empleado de la garita de seguridad de la cuadra que llamara a la policía. Cuando la mujer regresó al frente de su casa, pero sin poder ingresar, pudo observar por las ventanas que el delincuente había dejado a su pareja atado y sentado en el jardín trasero, y cuando siguió pidiendo auxilio, el ladrón apareció para pegarle una trompada en la cara.
La pareja no tenía hijos, pero sí estaban en la casa dos sobrinas, a quienes, según lo que contaron luego las niñas, el ladrón también amenazó y les dijo que se quedaran encerradas en su cuarto porque quería “robar una bicicleta”.
Al lugar llegaron móviles de la Comisaría 3º de Boulogne de la Policía Bonaerense y de la Patrulla Municipal de San Isidro, quienes guiados por la médica lograron ingresar a la casa por una puerta trasera y allí se encontraron con Fernández en la cocina, quien tenía una cuchilla de la casa en la cintura.
El delincuente fue reducido y detenido por los primeros policías en ingresar y las dos niñas fueron rescatadas, pero Sáenz fue hallado muerto en el fondo de la pileta que la familia tiene en el jardín trasero.
El hombre, que trabajaba para una empresa del exterior en la programación de apps y juegos para celular, había logrado desatarse las manos, pero tenía dos vueltas de un cable HDMI rodeándole el cuello. La autopsia determinó que ese objeto causó la muerte.