Probablemente, nada detenga a Miguel Ángel Villalba, alias “Mameluco”, el capo narco que una vez quiso ser intendente de San Martín, el traficante más célebre de la historia de la provincia de Buenos Aires. En 2017, “Mameluco” fue condenado a 27 años de prisión como organizador y financista de su clan familiar que regentea hace más de dos décadas el comercio de la droga en las villas de su partido, en un negocio en el que participaron sus hermanos, sus hijos y sus hijastros, una historia que terminó en el verano de 2022 con la cocaína contaminada con carfentanilo que mató a 24 consumidores.
Aquella condena de 2017, precisamente, incluía el delito de lavado de dinero.
Sin embargo, para la Justicia federal, “Mameluco” nunca dejó de lavar. El dinero nunca habría dejado de entrar tampoco, y en grandes cantidades. Una escucha telefónica reciente, realizada en el marco de una causa a cargo de la jueza Alicia Vence y el secretario Hernán Roncaglia, reveló los ingresos en al menos cinco kioscos narco en villas como 18 de Septiembre y Puerta 8 -donde se vendió la cocaína contaminada-.
Cada kiosco, que operaba las 24 horas con turnos rotativos de 8 horas, podía recaudar hasta 4,5 millones de pesos por día. Así, con una bolsa de cocaína de tres mil pesos al consumidor y un territorio controlado a punta de pistola, el clan Villalba se habría garantizado -en los cálculos de la jueza Vence- una fortuna de más de 22 millones de pesos diarios.
Vender en la calle no sería el único negocio de los Villalba. En la calle, los narcos compiten entre sí. En prisión, puede que colaboren. La Justicia federal de San Martín hoy sospecha que “Mameluco” usaría sus décadas de contactos para compartir las bajadas de cargamentos de droga desde Bolivia a otros traficantes y así cobrar una comisión.
Después, está a dónde va su plata.
En las últimas semanas, la jueza Vence y el secretario Roncaglia ordenaron una serie de allanamientos contra el clan luego de una larga investigación a la banda a cargo de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal con el área de Operaciones Antidrogas Hidrovías del Paraná.
La causa incluyó seguimientos, con un Toyota Corolla de un hampón de “Mameluco” al que le implantaron un GPS. Ese GPS permitió seguir al auto hasta una cueva financiera que operaba sobre un supermercado chino ubicado en la avenida Nazca al 2300, donde, se supone, el clan Villalba convertía la plata de adictos en dólares y criptomonedas. Allí, la banda fue filmada mientras descargaba bolsos con dinero. En el lugar, operado por una mujer, se encontraron seis máquinas de contar plata.
Luego, tras allanar las cárceles de Ezeiza y Magdalena, fueron por otro punto de movimiento de dinero: una supuesta financiera, llamada Colorado El 32 en la calle Caseros en San Martín, que posaba como kiosco, con carga de tarjeta SUBE incluida.
También golpearon un falso lavadero y una falta estación de servicios, con un kiosco que le compraba las golosinas a kioscos cercanos. En la zona de Barrio Trujui en Moreno, encontraron a un comerciante ligado a la comunidad gitana, dedicado al negocio de la venta de autos, al menos en los papeles de la AFIP, con una historia de cheques sin fondo.
Alan Marcial Villalba fue detenido en junio de 2016, acusado de heredar el negocio de su padre, en un operativo donde encontraron 11 mil papeles listo para la venta. Hoy, está prófugo nuevamente de la Justicia federal. Alan Marcial fue vinculado a dos camionetas Volkswagen Amarok. Una era propiedad del comerciante; en otra, tenía una cédula azul para conducirla. El comerciante, por su parte, controlaba una serie de galpones en Moreno donde se encontraron 72 vehículos -68 autos y camionetas, cuatro cuatriciclos-.
En otros tres depósitos, encontraron una gran cantidad de mercadería, parte nacional, parte importada, floja de papeles. Había 291 ventiladores, 233 estufas, 204 caloventores, tres metegol, entre otras cosas. El comerciante de Moreno no fue detenido, tampoco la mujer del supermercado chino. Sin embargo, la investigación en su contra comienza con fuerza.
Su hermano Iván Gabriel, “El Salvaje”, condenado en 2022 por matar a un agente municipal e intentar matar a un policía, largamente mencionado por “Mameluco” en escuchas históricas, enviado también a juicio por la muerte de los consumidores de la cocaína sucia, es de particular interés en esta nueva causa de lavado. Para Vence y Roncaglia, ahora es, desde la cárcel, tal como su padre, un posible organizador y financista.